La muerte de Aitana en un ascensor del IMSS expone las grietas de la sanidad pública en México (Quintana Roo)

Beatriz Guillén / El País / Foto: Lorenzo Hernández (EFE)

Aitana tenía seis años y quería ser bailarina. Este lunes estaba ingresada en el hospital número 18 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), de Playa del Carmen, en Quintana Roo, por un caso de dengue severo. Alrededor de las 22.30, mientras era trasladada en una camilla a otra área del hospital, la niña murió en el elevador. Aparentemente, el ascensor empezó a subir cuando la camilla con la paciente todavía no había entrado totalmente, por lo que ella quedó atrapada en la presión del ascensor y la pared. La empresa responsable de los ascensores acumula 27 contratos públicos desde 2019 con el IMSS. La Fiscalía General de la República (FGR) ha anunciado este viernes que asume la investigación del deceso. Mientras, su caso ha expuesto las profundas carencias que enfrenta la sanidad pública en México.

En el entierro de Aitana, en Tinum, una pequeña localidad de Yucatán, sus compañeros de escuela pasaron lista pronunciando en alto su nombre. La muerte de la niña ha estremecido al país y ha evidenciado la precariedad de los hospitales públicos. La institución encabezada por Zoe Robledo se ha deslindado de la responsabilidad del suceso y ha señalado a la empresa encargada de su mantenimiento, Soluciones Integrales de Transportación Vertical en México (Sitravem). Sin embargo, algunos trabajadores del IMSS 18 han asegurado que los ascensores llevan presentado fallas desde hace años. De momento, el hospital ha apartado del cargo a las personas responsables del mantenimiento mientras dura la investigación.

El director del IMSS ha explicado que unas horas antes del deceso se había avisado de los errores en el funcionamiento del ascensor. “Acudió un técnico de esta empresa al hospital a las 16.00 horas. Este técnico se retiró a las 17.43 sin dejar ninguna notificación, ninguna señalética restrictiva para el uso del elevador por mal funcionamiento”, ha explicado Robledo, que ha anunciado que el IMSS ha presentado una denuncia penal contra la empresa. “Nuestro compromiso está enfocado en coadyuvar en que la investigación sea expedita y transparente a fin de que no haya impunidad. Y también en revisar y perfeccionar todos los procedimientos para garantizar que un hecho como este no vuelva a ocurrir jamás”, ha añadido.

Sitravem es una empresa creada en 2018 y que desde entonces ha recibido 27 contratos para el mantenimiento de los ascensores del IMSS por un valor de más de 31 millones de pesos (unos 1,8 millones de dólares). La compañía consiguió su primer contrato público apenas unos meses después de constituirse: fue de enero a diciembre de 2019 por 3,2 millones de pesos para el equipamiento en los hospitales de Ciudad de México, según ha podido revisar este periódico. Fue entregado a través de la llamada invitación a tres personas, un procedimiento mediante el cual la institución hace un estudio de mercado e invita a tres proveedores a concursar y presentar sus propuestas. Un gran número de estos servicios han sido contratados para el IMSS de Jalisco, desde 2,7 millones de pesos en 2021 hasta los 4,3 millones en varios contratos de 2022. Sitravem también ha sido proveedor en Durango, Aguascalientes o Puebla. La empresa todavía no ha hecho declaraciones y el presidente Andrés Manuel López Obrador ha asegurado que va a investigarse.

Más allá de la muerte de Aitana, no es la primera vez que los hospitales del IMSS aparecen asociados a toda clase de problemas de abastecimiento e instalaciones en condiciones deplorables. Hace unos meses, trabajadores del IMSS del Hospital General de Subzona número 33 en San Andrés Tuxtla, Veracruz, captaban con sus celulares cómo quedó inundado por las fuertes lluvias y los pacientes tuvieron que ser trasladados. El no contar, por ejemplo, con plantar energéticas de repuesto provocó la muerte de 16 pacientes en 2021 en el IMSS de Tula de Allende, en Hidalgo, cuando se desbordó el río y se inundaron las primeras plantas del hospital, incluida la sala de los generadores. En plena pandemia de covid, 16 pacientes conectados a un respirador por las complicaciones de la enfermedad fallecieron en horas sin que nadie pudiera rescatarlos.

En abril de este año, el Centro Médico Siglo XXI de Ciudad de México, una de las joyas de la corona del IMSS en el país, también estuvo en el centro de la polémica cuando un grupo de médicos tuvieron que parar una intervención en pleno quirófano porque el techo estaba lleno de una plaga de gusanos que cayeron sobre el paciente al que estaban operando.

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