Estudiantes de Puebla son desalojados a golpes de un plantón

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Por Ernesto Aroche

“Quise ayudar cuando sentí un golpe en la cara muy fuerte, obviamente me noquearon y me jalaron de mis cabellos y me subieron a la camioneta”, cuenta Magali. La estudiante de 18 años y siete jóvenes más fueron retenidos y subidos a un vehículo que posteriormente fue abandonado en un terreno baldío en la zona del Parque Industrial 2000, por la salida a Tehuacán, en Puebla.
“Era una camioneta negra, con los vidrios polarizados, y al lado de esa pinche camioneta estaban los pinches policías y no hicieron nada, aún viendo lo que nos estaban haciendo. En la camioneta escuché voces, pero no las reconocía, nos acostaron y ahí empezó la tortura. A nosotras las mujeres nos pusieron abajo y encima a los chavos y nos iba aplastando, no podíamos respirar, y esos malditos caminaban encima de nosotros y empezaron a golpearnos con los palos”, agrega.

Estos ocho jóvenes –y 15 más– son integrantes del Colectivo Universitario por la Educación Popular (CUEP) que fueron desalojados la madrugada del domingo 8 de febrero de un plantón que habían instalado en el zócalo capitalino desde el pasado jueves 5 de febrero, en protesta porque la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) no les permitió usar salones de la institución para ofrecer cursos para estudiantes que buscan ingresar a la máxima casa de estudios.

La noche del 8 de febrero, la BUAP emitió un comunicado en el que condenó el hecho y descartó la versión de que supuestos “porros” de la rectoría de esa institución educativa fueron “los que provocaron estos lamentables incidentes”.

Agregó que las autoridades de la universidad han respondido de “forma rápida” a las propuestas académicas de los estudiantes.

El plantón, que se instaló desde el pasado jueves devino en huelga de hambre como medida de presión. Sin embargo, ante las negociaciones fallidas con la BUAP y las autoridades municipales, fue desalojado por un grupo de 40 personas, la mayor parte de ellos –según narran los estudiantes– encapuchados y armados con palos, tubos y varillas que llegaron cerca de las 3:20 de la mañana supuestamente con el objetivo de golpear y desmantelar el campamento estudiantil.

Esmeralda, una joven de 17 años que apenas busca ingresar a la BUAP, logró evitar que la subieran a la camioneta, pero una varilla le partió la cabeza dejándole una herida que requirió ocho puntos de sutura.

– Ya había terminado nuestra guardia, que era de 12 a 2, y estábamos ya en las casas de campaña. Ya como a eso de las 3:20 (de la madrugada), por ahí, empezamos a oír el alboroto, así que salimos de la casa. Un compañero salió antes que yo, y lo empezaron a golpear. Y el tratando de defenderme, pero lo golpearon. Ahí sentí un golpe muy fuerte en la cabeza y me mareé y me quedé sentada ahí. Después comenzaron a sacudirme fuera la casa de campaña, luego me sacaron a la fuerza y me tiraron por ahí. Ya estaba ensangrentada. Vi a los policías y pensé que nos iban a ayudar, y les grité: ayúdenos, muchas veces. Y vi como se llevaban a mis compañeros, y yo les grité a los policías, ayúdenlos, y ellos solo se nos quedaron viendo. Yo ya no sentía el dolor. De ahí un compañero me cargó y nos fuimos hacia los portales, yo ya me sentía bien mal, narra.

A Esmeralda la atendió la Cruz Roja; le pusieron ocho puntos de sutura para contener la hemorragia de la cabeza.

Por su parte, Fidel Sánchez, estudiante de la facultad de Economía, otro de los estudiantes retenidos denunció que una vez dentro de la camioneta les pegaron puñetazos en la cara y el cuerpo, y que incluso le pusieron un pie en el cuello. A los muchachos incluso les quitaron los pantalones y los amenazaron con que los iban a violar.

Y ahí, dice, empezaron con la tortura psicológica, además de los golpes:

– ¿No te sentías muy chingosito? ¡Primero muy valiente y ahora chillas como nena!
– Ya ya, ya estuvo, por piedad.
– ¡Cuál piedad hijo de la chingada!

“Y entra muchas otras cosas nos dijeron que nos iban a hacer lo mismo que a los normalistas, y que luego a ver quién nos encontraba. En el camino me pusieron una desarmador en la nuca, diciéndome que si me movía me lo enterraban”.

Después de un rato de estar en movimiento la camioneta se detuvo, abrieron las puertas para tirarlos sobre el terreno baldío, “en verdad creímos que nos iban a matar. Cuando nos tiran fue un alivio, sentimos que volvimos a nacer, luego escuchamos que cierran la puerta y se van. Un compañero se logra desatar y nos desató a los demás, ya ahí nos contamos y nos abrazamos. Después caminamos como unas tres calles hasta encontrar la primera esquina, y ahí pasaron personas que nosotros identificamos como gente de gobernación, con el mismo porte y corte de cabello, en una Ram negra polarizada. Bajaron el vidrio y nos dijeron: cuídense chamacos”.

Durante toda la mañana, a los ocho jóvenes se les declaró como desaparecidos por parte de sus compañeros, y no fue hasta las 2 de la tarde que se inició el encuentro con los medios que se hicieron presentes.

Tras la rueda de prensa, los jóvenes se trasladaron al Hospital Universitario en donde pidieron atención médica, pues si bien fueron socorridos por personas que vivían cerca de la zona en donde los abandonaron con ropa y alimentos, y una primera atención de salud, no habían sido revisados profesionalmente. Y aunque inicialmente les negaron el servicio, al final los atendieron.

Esta no es la primera vez que un plantón ubicado en el zócalo capitalino es desalojado por sujetos armados en medio de la madrugada, lo mismo sucedió el pasado 17 de noviembre de 2014 cuando a golpes tumbaron el campamento que mantenían los integrantes del Movimiento por la Alternativa Social (MAS).

http://www.animalpolitico.com/2015/02/estudiantes-de-puebla-son-desalojados-golpes-de-un-planton-la-buap-condeno-el-hecho/