“Una laguna negra”: la sombría realidad de las megagranjas porcícolas en Yucatán

Lilia Balam / Informe Fracto

El jueves se estrenará el documental “Una laguna negra”, dirigido por la cineasta Maricarmen Sordo, en el cual se plasma la lucha de la población maya de Kinchil contra la contaminación y el desequilibrio social ocasionado por las megagranjas porcícolas establecidas en esa comunidad.

Mérida, Yucatán, 5 de enero del 2021.- Todo comenzó en mayo del 2018, cuando trabajadoras y trabajadores del campo de Kinchil detectaron la desaparición de ganado. Intrigados, comenzaron la búsqueda de los ejemplares, hasta llegar a terrenos aledaños a la megagranja de cerdos de Kekén establecida en el municipio. Ahí encontraron una laguna negra.

Primero la confundieron con lodo, pero el olor era demasiado penetrante para tratarse de eso. Desconocían su origen, pues nunca habían visto algo similar en esa zona. La población de esa comunidad maya comenzó a investigar y descubrió no solo las afectaciones al medio ambiente que ocasionaba la operación de la granja porcícola, sino las malas prácticas en las cuales incurría la empresa, como el despojo de terrenos.

El pueblo se organizó e inició la ardua lucha legal para resguardar sus derechos. Toda esa batalla, así como el desastre ecológico y social causado por las megagranjas de cerdos, se plasma en el documental “Una laguna negra”, el cual fue dirigido por la cineasta yucateca Maricarmen Sordo y se estrenará el próximo jueves a las 15 horas en redes sociales.

“Es un asunto bastante grave. Encontrar la laguna fue el principio de la amenaza que sintieron los habitantes de Kinchil, pero no solo se trata de eso y de la contaminación ambiental, sino del ataque directo de la empresa al estilo de vida y a las formas ancestrales de trabajar de la población”, puntualizó la directora en una rueda de prensa.
Fotografías de Lilia Balam

Las y los protagonistas de la producción son integrantes del Consejo Maya del Poniente de Yucatán Chik’in-Já, conformado para defender el territorio afectado por las granjas y las tradiciones del pueblo maya, en peligro ante el “extractivismo feroz, alentado mediante políticas de Estado”.

En este sentido, Carlos Yamá Ventura, uno de los miembros del Consejo, recordó que la compañía llegó a la población con promesas de empleo digno y elevar la calidad de vida de las y los habitantes, pero una década después solo se ha obtenido precarización laboral, enfrentamientos por la tenencia de la tierra y contaminación grave en los ecosistemas de la zona.

Sobre este último punto, Alberto Rodríguez Pisté, otro integrante de Chik’in-Já, subrayó que la empresa sigue vertiendo aguas negras en el monte maya y en el manto freático, afectando a una de las reservas hidrológicas más importantes del país.

“El agua cristalina de los cenotes mayas se sigue manchando con excretas de cerdo, son productos tóxicos y nadie está haciendo algo para evitarlo. Nuestra naturaleza, nuestras abejas que están cerca de la granja, están siendo afectadas. Y las autoridades y directivos de la compañía saben qué está pasando”, apuntó.

En este punto coincidió Yamá Ventura, quien precisó que la contaminación de la zona ha afectado la producción de miel, con mermas del 30 al 40 por cierto. Además, aunque el estado es rico en agua, “está sucia”.
Fotografías de Lilia Balam

Por ello, las y los pobladores emprendieron la batalla legal, en la cual han sido testigos de distintas irregularidades por parte de las autoridades. Actualmente hay demandas contra la megagranja ante la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS), la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), pero estas han avanzado muy lentamente e incluso algunas llegaron a tribunales mediante juicios de amparo.

Tanto Yamá Ventura como Rodríguez Pisté señalaron que el documental da voz a la población y muestra que tanto las autoridades como la compañía han intentado ocultar las afectaciones de la megagranja.

“La lucha sigue. Ellos le apuestan al cansancio, al desprestigio […]. Sabemos que la SDS, la SEMARNAT y la PROFEPA tratan de legitimar [a la compañía]. Pero nuestra lucha va más allá del derecho indígena contra una empresa. Está centrada contra el sistema mismo, contra el Estado. Sabemos de las relaciones de la compañía, de los tráficos de influencias en todos los niveles de gobierno. Pero corremos ese riesgo, estamos en nuestra comunidad tratando de sobrevivir, pues no nos queda de otra, es nuestra agua”, señaló Yamá Ventura.

Finalmente, Sordo hizo un llamado a concientizar sobre los efectos a largo plazo que puede tener la contaminación causada por las granjas en la entidad, y la importancia de difundir obras con este tipo de temáticas para informar a las y los habitantes.
Fotografías de Lilia Balam

Cabe mencionar que la cineasta cuenta con seis años de experiencia y ha trabajado en más de 20 cortometrajes de ficción y documental, como el multipremiado “¿Qué les pasó a las abejas?”. “Una laguna negra” es la primera obra en la cual se desempeña como directora.

El documental dura 20 minutos y también cuenta con la producción de Andrea Buenfil Sosa; producción en línea de Alberto Rodríguez; investigación y guión de Patricio Eleisegui; asistencia de fotografía de Roberto “Toby” Carvajal; sonido directo de Adriana Otero y Jason Ramno; música original de Víctor Cancino; edición y color de Jairo Mukul; la asesoría legal de Eduardo Arenas; y la colaboración del Consejo. Se podrá ver en distintas plataformas de internet, las cuales se pueden consultar en la página: https://www.facebook.com/Una-laguna-negra-Documental-103774351657560.

https://informefracto.com/voz-de-la-peninsula/una-laguna-neegra-la-sombria-realidad-de-las-megagranjas-porcicolas-en-yucatan/