Migrantes perseguidos en Yucatán, la nueva ruta racista

Texto: Herbeth Escalante / Fotos: Especial / Pie de Página

La dureza y militarización de las políticas migratorias en México ha orillado a que los migrantes busquen nuevas rutas para llegar a su destino. Ahora, pasan por Yucatán, donde el gobierno les recibe con fuerza y criminalización

MÉRIDA, YUCATÁN. – En los últimos dos meses, al menos 396 personas migrantes de países como la India, Brasil, Vietnam, Guatemala, Haití, República Dominicana, Cuba y El Salvador, han sido aseguradas y criminalizadas en Yucatán. En su búsqueda de nuevas rutas para llegar al Norte global, se encontraron con autoridades locales que los persiguen, que colocan retenes policiacos para impedir su ingreso y que usan drones para “cazarlos” en el monte.

Como si se tratarán de delincuentes, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) y corporaciones municipales intensifican operativos para detenerlos y, en cuestión de horas, ponerlos a disposición de las autoridades migratorias para expulsarlos del territorio yucateco.

La narrativa del Estado, que se repite en la mayoría de los medios de comunicación locales, es que son “indocumentados” e “ilegales”. Precisan que los retienen “por probables irregularidades en su ingreso al país”. Argumentan que los aseguran como parte de las “revisiones preventivas” que realizan en las entradas y salidas de Yucatán. Con esto, replican el discurso oficial de mantener los altos niveles de seguridad en la entidad.

La SSP suele publicar en las cuentas oficiales de sus redes sociales fotografías de las personas extranjeras detenidas, como si se trataran de actos heroicos para impedir la llegada de “ilegales”.

Las personas migrantes han sido aseguradas principalmente en Mérida, en la carretera federal que conecta a Campeche, así como en los municipios de Umán y Seyé. La gran mayoría son hombres, pero también viajan mujeres con niñas y niños.

Dichas personas extranjeras fueron localizadas cuando viajaban en autobuses de turismo, camionetas tipo Van o unidades colectivas de transporte. En al menos dos casos, los choferes que fungían de “coyotes” los dejaron abandonados a su suerte en el camino.

De acuerdo con autoridades estatales y federales, las personas migrantes provienen de los estados de Tabasco y Campeche y tienen como como destino Cancún, Quintana Roo, al parecer la última “parada” rumbo a los países del Norte. Nunca antes se había visto una “ola migratoria” como esta en Yucatán, quizás por eso la policía ha reforzado sus operativos, como para bloquear esta nueva ruta.

Yucatán ahora es paso obligado

Tras los aseguramientos masivos, la delegada del Instituto Nacional de Migración (INM), Carmen Yadira de los Santos Robledo, declaró que no se trata de un flujo normal para Yucatán y que todo parece indicar que dichos extranjeros están buscando nuevas rutas para llegar a su destino.

Indicó que probablemente pretenden dirigirse a Cancún para continuar con su camino migratorio, y que la entidad quizás se está convirtiendo en “un paso obligado” para ellos.

“Toda la dinámica que está sucediendo con los flujos migratorios (en el mundo), están coincidiendo con algunas nacionalidades en específico, y están buscando nuevas rutas para cumplir su cometido”, señaló, refiriéndose a que un alto porcentaje de las personas aseguradas provienen de la India y Brasil.

En el caso de las y los menores de edad, explicó que son canalizados a la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes de Yucatán (Prodennay) para brindarles atención especial, como marca la Ley de Migración, y posteriormente son entregados a sus familiares.

“Ese éxodo está siendo común en otros estados, pero en Yucatán no es común, es la primera vez que se detecta un flujo tan grande de migrantes aquí”, apuntó Carmen Yadira de los Santos.

La funcionaria dio a conocer que ante esta movilización tan grande de personas migrantes, se tuvo que acondicionar la estación migratoria ubicada en la colonia México de Mérida, ya que el espacio estaba muy reducido.

De hecho, cada vez es más común ver que llegan los autobuses negros con los logos de la SSP a ese edificio, para “entregar” a las decenas de personas migrantes que detienen en los operativos que implementan todos los días.

Ante este aumento del flujo migratorio, el propio gobernador Mauricio Vila Dosal hizo un llamado a los taxistas de Yucatán a que “no caigan en la tentación” de transportar a dichas personas, porque se podrían meter en problemas con la delincuencia organizada.

“Yo sé que hay muchas tentaciones, porque a veces el dinero fácil llama la atención y les pueden venir a ofrecer dinero sólo para llevar a pobres extranjeros (sic.) que perdieron su pasaporte, que sólo es ir a buscarlos a Campeche y llevarlos a Cancún, con un viaje bien pagado… Ojo, el dinero fácil lleva problemas”, les advirtió en un evento de renovación de concesiones de taxis.

El enemigo es el negro, el prieto, el pobre

El fundador y director de la asociación Racismo MX, José Antonio Aguilar, sostuvo que debido a las políticas migratorias tan duras y militarizadas que se implementan en nuestro país, las personas en situación de migración se ven obligadas a buscar nuevas rutas, por eso este fenómeno ha llegado a Yucatán.

Aunado a esto, el flujo natural migratorio ha aumentado y va a seguir aumentando, porque el orden social y económico de los países no ha cambiado, por el contrario, la desigualdad y la pobreza se ha agudizado mucho más.

“No sólo buscan llegar a Estados Unidos, también buscan opciones (de trabajo) en nuestro país y eso no hace que dejen su estatus irregular, pero sí hace que busquen otros lugares, como la Península de Yucatán”, señaló.

El activista dijo que, luego de varias investigaciones que realizó la asociación que dirige, se han dado cuenta que el muro que pretendía construir el expresidente norteamericano Donald Trump en realidad es México. Es decir, se convirtió en ese muro, entonces muchas personas en movilidad que llegan a nuestro país ya no pueden pasar y tampoco pueden regresar. Las políticas migratorias se endurecieron.

“No por nada se llenan las estancias migratorias, que no son albergues, son como cárceles y además se les persigue en un contexto donde hay una Guardia Nacional militarizada y, por lo tanto, las violaciones a derechos que de por sí ya existían por parte de los cuerpos de seguridad, ahora se hacen extensivas a las personas migrantes”, recalcó José Aguilar.

Declaró que se tratan de políticas restrictivas que México sigue al pie de la letra para convertirse en el muro y, por supuesto, están ligadas al racismo. Eso se está reflejando en Yucatán, cuya sociedad históricamente se ha caracterizado por ser racista y xenófoba, como se ha documentado desde los tiempos de las haciendas henequeneras y de la Casta Divina que oprimía y explotaba a las personas indígenas mayas.

“Toda esa persecución que estamos viendo tiene que ver con lo que dicen varios intelectuales decoloniales: en los Nortes hay Sures y en los Sures hay Nortes. La elites meridanas son como un Norte dentro del Sur global”, apuntó.

Abundó que la narrativa de criminalizar a los migrantes impulsada y heredada por Trump, se replica en otras élites y en la de Mérida no es la excepción. Por eso persiguen y discriminan a personas que desde su punto de vista no pertenecen a la nación, porque no comparten los mismos ideales y no se ven igual a ellos, como seguramente sucedió con las personas de la India y Brasil, quienes en su mayoría eran negras.

“Y encima de su estatus de pobres y de racializadas, son personas extranjeras, entonces son el enemigo natural. Esas narrativas se adaptan en todas las élites y, en el caso de Mérida, por su historia, no ha sido difícil de adaptarlo, es decir, pensar que el enemigo es el negro, el prieto, el racializado, el pobre”, insistió.

En ese sentido, recalcó que en los operativos que lleva a cabo la Policía de Yucatán seguramente se replican las políticas migratorias plagadas de racismo, como las revisiones aleatorias en donde el marcador racial es determinante: el fenotipo y el color de piel.

“No olvidemos que las élites políticas coinciden con las élites económicas, y en todos lados tienen un pie en el poder político, entonces la criminalización de las personas migrantes se convierte en una política pública.”, advirtió.

Sobrevuelo de drones

En uno de los más recientes operativos anti-migrantes, ocurrido entre el 14 y el 15 de abril en el municipio de Seyé, la SSP aseguró a 82 personas extranjeras que fueron abandonadas en un basurero. Ante la presencia policial, algunos de los hombres intentaron seguir su camino en el monte.

A través de un comunicado, la corporación policiaca detalló que al detectar que algunas de estas personas se internaron en el monte, realizaron sobrevuelos de drones para ubicarlas y retenerlas.

La SSP circuló fotografías tomadas con las cámaras termográficas de esos artefactos en los que se observan los cuerpos de dichos hombres en la oscuridad. Parecían imágenes de una “cacería” de las películas de guerra.

Según el Gobierno del Estado los seis drones que compraron a través de Yucatán Seguro, un programa que partió de un empréstito de 2 mil 600 millones de pesos para infraestructura y equipo policiaco, servirían para misiones de vuelo para labores de reconocimiento aéreo en lugares y situaciones de alto riesgo o difícil acceso. ¿La presencia de personas migrantes representa una situación de alto riesgo para la sociedad yucateca?

“Eso de los drones fue muy desafortunado, como si hubiera una situación de guerra interna. No siempre vemos que los usen cuando hay pobladores (de comunidades yucatecas) desaparecidos en el monte o de personas que se encuentran actualmente en situación de desaparición, no vemos esa búsqueda. Aquí lo que sucedió fue una persecución e incluso es bien visto por la gente, porque piensan que están localizando criminales”, sostuvo Rosa Elena Cruz Pech, historiadora y activista del Centro por la Justicia, Democracia e Igualdad (CEJUDI).

Criticó que prevalece la narrativa de que esas personas ponen en riesgo a la población y que por eso hay que accionar la tecnología de seguridad para capturarlas. El hecho de difundir las imágenes de los aseguramientos, dijo, es como si fueran un acto heroico en el que la policía contuvo una amenaza.

La activista señaló que en gran medida la narrativa de criminalización viene de la xenofobia que impera en Yucatán, en ese miedo hacía las personas extranjeras que las consideran delincuentes. El problema radica en que desde el Estado surge este discurso que alimenta el odio hacia las personas migrantes.

“Desafortunadamente la xenofobia no es algo nuevo, no es algo que se detonó por esta situación y la migración tampoco es algo nuevo, es algo que ha existido en toda la construcción de la historia de nuestra nación. En el momento en que nos volvimos mexicanos y arropamos esa identidad, empezamos a negar lo que no viene de acá, nos dan miedo las personas que vienen desde otro lugar y eso nos impide empatizar y preguntarnos cuál es el verdadero problema, qué está detrás de esta migración forzada”, puntualizó.

Rosa Elena Cruz indicó que hace falta cuestionarnos por qué las personas de países tan lejanos pasan por Yucatán, por qué salieron de sus casas, cuáles son los conflictos sociales que enfrentan, qué está pasando con la hambruna, con la pobreza extrema y los conflictos de guerra. Se necesita empatizar con las razones por las cuales están buscando otras oportunidades.

“Hay que preguntarnos por qué migran, pero por el contrario, surge el racismo y la xenofobia, porque se les está señalando como criminales y como personas que que nos dan miedo, sólo porque tiene tonalidad morena y vienen del Sur global, Porque bueno, si fueras extranjeros de Canadá o de otros países de Europa, no los verían como migrantes, sino como turistas”, finalizó.

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