La orilla de París saluda al escuadrón zapatista

 

Entre música y artes gráficas, organizaciones y comités en Montreuil, orilla de París, denunciaron frente al Escuadrón 421 el despojo de tierras, violencia policial, racismo y las desigualdades en Francia.

Texto y fotos: Daliri Oropeza/ PIE DE PÁGINA

MONTREUIL, ÎLE-DE-FRANCE.- Erick conoció en enero del 2021 la existencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Trae en la mano unas hojas impresas con la Sexta Declaración de la Selva Lacandona en francés. Hoy forma parte de las organizaciones que dan la bienvenida al Escuadrón 421, delegación zapatista que recorre el continente que rebautizaron como Slumil K’ajxemk’op —o Europa.

Es ingeniero francés, describe que haciendo su trabajo sentía que algo le faltaba en la vida. Lo dejó en 2018 y comenzó a participar en Extinction Rebellion —o Rebelión a la extinción—, un movimiento ambientalista mundial que se organiza ante la gravedad y la urgencia de las crisis ecológicas con acciones de desobediencia civil pacíficas.

Este camino lo llevó al movimiento de Chalecos Amarillos en contra de las injusticias económicas, que convocó protestas y se multiplicaron a nivel nacional en Francia. Exigió la destitución del actual presidente Emmanuel Macron, pero llegó la pandemia. En enero pasado, buscando alternativas, encontró a las comunidades zapatistas.

Chalecos amarillos dan la bienvenida a la delegación zapatista. Erick, fue el responsable. Foto
Daliri Oropeza

“Un punto que tenemos en común los chalecos amarillos con los zapatistas es que no queremos reformar el sistema sino que estamos convencidos que hay que cambiarlo completamente todo. Y que hay que crear una nueva manera de vivir juntos. Yo era muy ignorante porque no conocía a los zapatistas.

“Nos dimos cuenta que la política de los políticos realmente es una simulación. Los zapatistas han logrado crear una verdadera democracia participativa con sistemas de cargos y responsabilidades para la comunidad”, asegura Erick en entrevista después de dar un mensaje de bienvenida al Escuadrón 421.

En el discurso que dio, frente a más de 200 personas que asistieron al Foro la Parole Errante — o la Palabra Errante—, resaltó que este año es histórico, por la visita del Escuadrón 421 y porque conmemoran los 150 años de la Comuna de París, no solo 500 años de la caída de Tenochtitlán. A su vez, ve en el zapatismo una opción ante la devastación ambiental.

“No hay palabras para describir la felicidad y emoción que estamos sintiendo porque el viaje por la vida de los zapatistas va más allá de ser un evento, es realmente ya, parte de la historia”, dijo en el micrófono.

Ahí está de frente al escenario el Escuadrón 421, después de presentarse como 100% zapatistas, y desde ahí cedieron sus oídos a las luchas que tomaron el micrófono. Con sus celulares muestran su atención a quienes denuncian. Su presencia permite amplificar y reproducir las voces de quienes luchan.

El cinturón rojo de París

La ciudad de Montreuil está en la orilla Este de París, en la parte norte del río Sena. Los comités y organizaciones recibieron al Escuadrón 421 en el primer estudio de cinematografía de Francia, que compró Georges Méliès a los hermanos Lumières y luego usó para grabar. Más adelante se convirtió en un importante teatro popular.

Pero ahora es la Palabra Errante, un foro político y cultural, hogar de luchas por la autonomía, por las víctimas, anarquistas, obreras, por la tierra, sociales, desde las izquierdas, hermanadas en el arte.

Preparativos para la recepción de la delegación zapatista. Foto Daliri Oropeza

Ahí vive la activista Phuong, quien es una joven que participa en los arreglos del Foro y al mismo tiempo cuida a su bebé. Aquí ha vivido toda la vida. Le ha tocado ver los cambios en la migración y los movimientos sociales. Asegura que en los 70 llegaron más personas de España pero en los 80 hubo una fuerte entrada de personas de Senegal. Más recientemente provienen de Mali.

En toda esta región, desde la década de los 80, la mayoría de los departamentos o ayuntamientos fueron gobernados por el Partido Comunista de Francia durante varias décadas.

Quienes aquí habitan se dedican a servicios de limpieza o son obreros. Me dice que hacen los trabajos que los franceses no quieren hacer. Por eso se han fortalecido los movimientos sociales que luchan por los derechos laborales y por incrementar el salario mínimo. Hay varios inmuebles tomados como el foro. Describe que, además, es un barrio que ya tiene problemas de gentrificación, y muchos ya no pueden pagar la renta. Por eso el movimiento inquilinario se ha fortalecido en los últimos años.

También la lucha de las personas sin papeles que viven en albergues para migrantes se ha fortalecido ante la falta de oportunidades con la pandemia de covid 19.

“Todos los días tenemos que luchar contra el racismo”, asegura la activista y militante. Cuenta que en el Foro también han organizado comedores populares para las personas que lo necesitan en el barrio.

En la librería de la Palabra Errante, Alexis atiende. Emma Goldman recibe a quienes entran. Hay un estante especial sobre zapatismo en francés. Asegura que la autonomía es el principal motivo del colectivo. Cuenta cómo se ha convertido en un espacio de encuentro, transmisión, solidaridad y defensa frente a los abusos de las instituciones. El centro social autogestionado es por sí mismo una lucha en contra de que lo quieran confiscar.

Montreuil se ha convertido en tal referente de convergencias de las luchas de izquierdas, que hasta los “Bobos” o burgueses bohemios como les dicen aquí, habitan también en este barrio, que se encuentra en uno de los departamentos con mayor pobreza de Francia: Seine-Saint-Denis.

El racismo y la brutalidad policial

Fatou muestra las fotos de gran escala que imprimió en blanco y negro a modo de protesta. Foto Daliri Oropeza

La delegación del Escuadrón 421 mostró en sus ojos la rabia cuando Fatou Diengs hizo la denuncia en el micrófono: la violencia de la policía en contra de personas afrodescendientes se incrementa. Así nacieron diversos colectivos en toda la región, y a raíz del incremento de abusos, se encontraron y nació la Red de Ayuda Mutua, Verdad Y Justicia Contra La Violencia Policial. Tres de sus integrantes hacen la denuncia frente a los zapatistas.

Fatou denuncia el racismo y el abuso policial. Foto Daliri Oropeza.

Fatou es hermana de Lamine Dieng, un hombre de 25 años que los policías asesinaron en un arresto en París. Su familia es de ascendencia senegalesa, aunque nacieron en Francia.

En entrevista, asegura que “en Europa hay violencia policial, penitenciaria, y de racismo, creo que en México es lo mismo, nos ven como minorías por eso el racismo que existe. Hablamos de un racismo de color que la policía ejerce. En Occidente la policía no está para proteger a la gente. Es un racismo sistemático. Además aplican la tortura”, denuncia.

“Estamos preparando la jornada contra la brutalidad policial y carcelaria. Precisamente habíamos conocido a personas pertenecientes al colectivo mexicano afincado en Francia, que nos habló de la familia de Samir Flores”, comparte Fatou.

Ella y su hermana lograron, con una investigación independiente, acciones con fotografías en blanco y negro de gran formato, y con protestas públicas que el gobierno de Francia admitiera su responsabilidad por la violación del derecho a la vida y las torturas sufridas por Lamine. Asegura que la lucha de las familias de víctimas de la violencia policial

“Es cierto que desde los albores de los tiempos son las mujeres las que luchan por la humanidad”, asegura Fatou, cuando piensa en la esperanza que le trae el encuentro con las zapatistas del Escuadrón 421.

Marijose registra con su celular las exposiciones de comités y colectivos. Foto Daliri Oropeza

Realizan frente al Escuadrón 421 un pase de lista de las personas asesinadas por policías.

El podio pide un minuto de aplausos en homenaje a la vida sembrada de Simón Pedro Pérez, recientemente asesinado, integrante de Las Abejas de Acteal. Recuerdan también a Marc Tomsin, de La Voie du Jaguar —o la forma del jaguar—, Bastien Roche de la Confereración Nacional del trabajo y el Comité en Ayuda a los Pueblos de Chiapas en Lucha.

La defensa de los jardines de los obreros

Los Jardínes a Defender son un espacio donde las personas siembran las hortalizas que consumen. Hoy trajeron las flores que ofrendaron y que regalaron a la delegación zapatista.

“Sabemos que la flor es la palabra”, les dijo María en el micrófono. Ella es una de las defensoras de estas tierras en donde quieren construir una alberca olímpica. Lo denuncia en el micrófono: La alberca es para el entrenamiento de atletas nadadores, pero al llegar los juegos olímpicos esta quedaría en una asociación público-privada, en donde las empresas se harían cargo del Spa y del Gimnacio.

Planean un “Solarium”, que son lugares donde las personas van a tomar el sol. Ellas lo consideran un megaproyecto. Esas tierras fueron recuperadas por cientos de habitantes que comenzaron un proyecto autosustentable. Ahora protestan por la cancelación de la alberca, “de la cual no podrían hacer uso quienes viven en los Jardines obreros”, también en la orilla de París.

“Son espejo y esperanza”, les dijo María en el micrófono. Les agradeció por invitarles a renovar las ideas. Y al final de su discurso, grita “¡Viva Slumil K’ajxemk’op!”. Y resuena en el Foro un “¡Viva!” que eriza la piel.

En el evento, una mujer mapuche denuncia la represión del gobierno de Chile y pide libertad a los presos políticos que defienden Wal Mapu con la música. Ella es arropada en Francia por la Colectiva de Mujeres y la Sexta la Otra Europa. Invoca a las ancestras y toca sus instrumentos tradicionales., para reforzar el corazón en este viaje.

Edith, del colectivo Comité de Solidaridad con los Indígenas de las Américas – Nuestra Tierra, asegura que esta visita de las zapatistas era un sueño para ellas.

“Hay gente de Francia que han visitado Chiapas, pero ahora vienen las zapatistas. Son unos de los grandes movimientos que nos inspiran, nos da fuerza para estar más juntos, desde la existencia humana. Cuando nos encontramos somos más fuertes todos”.

La música, el arte y la resistencia

Durante todo el encuentro, entre cada participación, sonaron canciones especialmente preparadas para la comitiva zapatista.

El Bato Loko, un multinstrumentista mexicano que tiene más de 20 años viviendo en París, preparó una versión del himno zapatista en donde en vez de decir “patria” canta “tierra”: “Porque nuestra tierra grita y necesita, de todo el esfuerzo de los zapatistas”.

Una joven cantó La Llorona en náhuatl a capela y siguió con una pista en rap feminista. Un gran coro que se alistó con ejercicios antes de la bienvenida, hizo resonar en las paredes de la gran fábrica de películas con la canción de Vivir Quintana “Sin Miedo”.

Las organizaciones, redes y colectivos se prepararon por más de 3 meses para dar la bienvenida a la delegación zapatista. La experiencia de organizaciones como el Comité en ayuda a los pueblos de Chiapas en Lucha o la Confederación Nacional del Trabajo, que es un sindicato anarquista, hicieron del encuentro un evento vibrante y potente.

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