¿Sirvió desaparecer el programa federal de apoyo a jornaleros?

Ríodoce / Omar Garfias.

Antes de este gobierno federal ya se les apoyaba poco, ahora nada. Se prometió una nueva estrategia pero no se cumplió. Los mexicanos que emigran de su pueblo a trabajar en los campos agrícolas están solos en el mercado de la oferta y demanda laboral.

Desaparecieron las pocas becas para sus hijos y no existen ni en el Plan Nacional de Desarrollo ni en los lineamientos y reglas de operación de la Secretaría de Bienestar.

Se estima que alrededor de 2 millones 800 mil personas trabajan como jornaleros agrícolas con base en una encuesta nacional levantada en 2009 por la Universidad Autónoma de Chapingo y la SEDESOL.

El 75.4 por ciento de la población potencial jornalera se encontraba en condición de pobreza, y el 23.6 por ciento en pobreza extrema. Es decir, la incidencia de pobreza extrema entre la población potencial es mayor al doble de la media nacional (9.5 por ciento). El 97.2 por ciento presenta al menos una carencia social, 55.6 por ciento presenta al menos tres.

La carencia social con mayor incidencia es la relacionada con el acceso a la seguridad social (89.1 por ciento), seguida de la carencia por acceso a los servicios básicos en la vivienda (57.1 por ciento), por acceso a la alimentación (40.0 por ciento), por rezago educativo (35.7 por ciento), calidad y espacios en la vivienda (29.5por ciento), y acceso a los servicios de salud (21.2 por ciento).

Los niños, niñas y adolescentes que llegan a los campos agrícolas no tienen garantía de acceso a la educación, mientras el promedio nacional es de 8.1 años, entre los jornaleros es de 4.5 años.

Los alimentos que se proveen en los campos no siempre son suficientes comparados con la intensidad de la jornada. Existen aún campos y cuarterías sistemas de endeudamiento a través de tiendas de abarrotes y comedores. Por otro lado, en los casos donde migran las familias, ellas mismas se proveen sus propios alimentos, así como los utensilios para la elaboración de estos. La dieta jornalera es limitada en variedad y cantidad de alimentos. Es común encontrar grandes cantidades de carbohidratos y muy poca o nula presencia de alimentos frescos y nutritivos.

La CNDH propuso la elaboración de un diagnóstico nacional sobre la situación de los jornaleros agrícolas, la generación de programas sociales que garanticen sus derechos, la conformación de un registro único de empresas agrícolas receptoras, el desarrollo de instrumentos para prevenir delitos y recibir denuncias, la aplicación de esquemas de vigilancia en materia de condiciones laborales y vivienda dignos, y que se garantice la prohibición de que los menores de edad trabajen en el campo.

Específicamente, a la secretaria Albores le solicitó aplicar la Encuesta Nacional de Jornaleros Agrícolas, “diseñar un programa que integre el enfoque de derechos humanos”, delimite las responsabilidades de las autoridades de los tres niveles de gobierno y “considere la instalación y, en algunos casos, la mejora de los albergues para el alojamiento” de los trabajadores y de las Unidades de Servicios Integrales a nivel nacional.

Lo poco e insuficiente que había, desapareció y nada vino ni a mejorarlo ni a sustituirlo.

En el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) no existe ninguna alusión a los jornaleros agrícolas.

En la reforma laboral recientemente aprobada tampoco se incluyó un esquema especial para población jornalera agrícola, por lo que la mayoría sigue excluida de la seguridad social.

La condición de pobreza debilita la capacidad de negociación de la población jornalera ante los empresarios que los contratan. La retribución a su trabajo es definida bajo una situación familiar de muchas premuras y necesidades insatisfechas. Las ofertas de la contraparte significan la única opción.

No reciben ningún apoyo federal pues no son adultos mayores, no son jóvenes desempleados, no son estudiantes de bachillerato, no tienen tierra que sembrar. Son trabajadores del campo.

Es imprescindible una política pública para estos millones de mexicanos que trabajan con enorme esfuerzo físico, que buscan la vida recorriendo miles de kilómetros y que alimentan a México y a otros países.

Artículo publicado el 12 de enero de 2020 en la edición 885 del semanario Ríodoce.

https://riodoce.mx/2020/01/14/sirvio-desaparecer-el-programa-federal-de-apoyo-a-jornaleros/