Oaxaca, el epicentro de la miseria III

SubVersiones.

Por Jose Luís Santillán,

Con esta tercer entrega concluimos la serie de reportajes donde situamos a Oaxaca como el epicentro de la miseria en México. El recorrido por diversas regiones del estado, nos muestra testimonios que dan cuenta del impacto de la pobreza en la vida de las personas, son historias que nos dejan ver claramente la realidad detrás de las cifras y los indicadores. La dureza de los testimonios nos permiten dimensionar el grado de marginación en el que viven millones de seres humanos en pleno siglo XXI.

Quizás los indicadores puedan variar mínimamente en el futuro, posicionando a Oaxaca en el segundo o tercer lugar estadístico, pero es indispensable no dejarse llevar por el discurso triunfalista de los funcionarios y las variaciones estadísticas que nos presentan, ya que no reflejan la realidad. Siempre resultara mucho más ilustrativo escuchar los testimonios de las familias para saber si las cifras que nos presentan representan un cambio dirigido hacia una vida digna o sólo es la continuidad de la sobrevivencia.

Paradójicamente Oaxaca, como casi todo nuestro país, es un estado con una vasta riqueza; en lo cultural, por ejemplo, es el estado donde se habla la mayor cantidad de lenguas indígenas, lo que está directamente relacionado con la diversidad de su arte, rituales, cosmovisión, agricultura, historia, usos y costumbres. Además, también está su impresionante riqueza natural, biodiversidad, abundancia hídrica y eólica, su estratégica geografía y contundente historia. Pese a todos estos y muchos más recursos, que podrían desglosarse ampliamente, no se ha logrado proporcionar un nivel de vida digna para sus habitantes, por lo menos para la inmensa mayoría.

En Oaxaca 3 millones 674 mil personas viven en vulnerabilidad económica, pobreza y pobreza extrema. Tan solo 315 mil personas no son pobres y la entidad es hogar de una de las familias más ricas del país, la familia Harp Helú. El señor Alfredo Harp Helú ha amasado una fortuna que asciende a los 1,200 millones de dólares hasta marzo del 2018, según Forbes. Y sí que es una familia acaudalada; Alfredo Harp es primo hermano, ni más ni menos, que de Carlos Slim Helú, quien, según el mismo artículo, ha amasado una fortuna de 67,100 millones de dólares.


Pobreza en Oaxaca, un piso firme no cambia en nada las condiciones de marginalidad. Fotografía: José Luis Santillán

La pobreza más allá de la falta de dinero

A pesar de que ya está demostrada la fallida estrategia de los programas sociales en México, la prioridad de estos se basa en cuantificar cifras e indicadores para que a la mínima variación porcentual, el gobierno en turno reclame mediáticamente el triunfo en la batalla contra la pobreza. Y es así como a miles de comunidades llegaron programas que les dan estufas, pisos firmes, comida en lata y procesada o incluso las llamadas ciudades rurales ¿La finalidad? Mover esos pequeños indicadores que puedan mantener carreras políticas prósperas y ampliar perspectivas electorales. ¿Y los pobres? Pues siguen pobres, porque la raíz del problema continúa intacta.

Es momento de preguntarnos ¿Qué pasa con la pobreza, incluyendo, pero más allá de los términos materiales? ¿Qué pasa con las personas? Personas que son un inmenso abanico de emociones, sueños e historias, es decir, que jamás podrían reducirse a simples estadísticas. A partir de 2010, el nuevo Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) sustituyó a los Índices de Pobreza Humana (IPH e IPH-1/IPH-2). Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), este indicador muestra la intensidad de la pobreza a nivel individual en tres aspectos básicos: la educación, la salud y el nivel de vida, subdivididos en diez indicadores. Pero ¿qué hay de las consecuencias emocionales, psicológicas y sociales, entre otras tantas que conlleva la escasez en la vida de los seres humanos? Parecieran preguntas que ni al sistema capitalista, ni al mercado, ni a los gobiernos, importan.

Como personas con un pensamiento crítico, debemos cuestionarnos seriamente, cada vez que un gobierno se adjudica el abatimiento de la pobreza, o cada vez que nos presentan un novedoso «programa para erradicar la pobreza» ¿De qué pobreza estamos hablando? Ya que las carencias no son sólo materiales, ni de umbrales monetarios y las valoraciones en indicadores simplemente no contemplan un impacto significativo en la vida de las familias. Aunque el día de hoy un trabajador aumentara drásticamente su salario mínimo, las secuelas de toda una vida de carestía han generado ya graves consecuencias a él y su entorno familiar. Por lo tanto la pobreza no es algo que se abate por decreto, ni debe reducirse solamente a las métricas económicas, debemos considerar siempre los resultados de bienestar integral para las familias.

La Pontificia Universidad Católica Argentina a través del Programa Observatorio de la Deuda Social Argentina presenta aproximaciones bastante interesantes para dimensionar de forma más profunda la complejidad de las consecuencias psicosociales relacionadas con la pobreza. En sus Informes Temáticos de la Deuda Social Argentina por ejemplo, desglosan algunas afectaciones psicosociales, que comenzaron a investigar desde el 2004:

Rendimiento de comprensión verbal: La capacidad de los sujetos para procesar y razonar información verbal.Estrategias de afrontamiento frente a problemas: son los esfuerzos que realizan las personas para manejar los estímulos del medio que amenazan el bienestar personal; puede distinguirse el afrontamiento evitativo o negativo (predominio de conductas de evasión o indiferencia ante los problemas) de otros más adaptativos como el afrontamiento resolutivo (esfuerzos orientados a la solución de los problemas).

Malestar psicológico: síntomas de depresión (tristeza, desgano y desesperanza) y de ansiedad (inquietud, nerviosismo y agitación).
Capacidad de realizar proyectos personales: entendida como las metas y objetivos que las personas se proponen para alcanzar bienestar personal.
Conformidad con las capacidades propias para enfrentar la vida: Es el concepto que las personas tienen de sí mismas sobre su grado de capacidad, sobre las habilidades propias y la efectividad que tienen para enfrentar la vida.


Pobreza en Oaxaca. Fotografía: José Luis Santillán

Todos estos aspectos relevantes para una vida plena resultan con afectaciones particulares cuando se vive con niveles de pobreza y se agudizan conforme el nivel de pobreza es más alto, de acuerdo al boletín del Barómetro de la Deuda Social Argentina. Es decir, que las secuelas de la pobreza estructural, en el ámbito de las emociones son extensas, e investigaciones como la anteriormente señalada comienzan a explorarlas y a arrojar resultados. Estos resultados deben ayudarnos a entender ampliamente que la desigualdad social y la acumulación económica de unos cuantos a costa de la pobreza de millones de seres humanos no sólo es éticamente reprobable, sino que continúa generando graves secuelas sociales intergeneracionales.

El argumento de que, entre más riqueza acumulen los ricos, más beneficios económicos obtendrán los pobres, es tan falso, que la Universidad Católica Argentina, en sus Reflexiones del informe «Tiempo de Balances: Pobreza, Exclusión y Desigualdad en La Argentina Urbana (2010-2016 expuesto en el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, declara puntualmente que:

En análisis histórico muestra que de manera independiente del crecimiento económico o de la ampliación de las políticas sociales, existen barreras productivas estructurales que impiden la inclusión de los núcleos de marginalidad.

Por mucho que devengan importantes flujos de inversiones, no habrá derrame hacia los sectores menos dinámicos si no hay políticas activas de desarrollo sectorial-local-regional, hacia el sector industrial informal y las economías sociales.

Beneficiarse de la pobreza ¿quién puede hacerlo?

Demos un breve recorrido por las nuevas formas de generar beneficios económicos para quienes saben aprovechar la pobreza en su propio beneficio. Desde el siglo XIX, Karl Marx desentrañó y expuso claramente cómo se efectúa la explotación de los obreros por los empresarios a partir de la plusvalía, lo que genera un proceso de robo descarado. Se han creado un sin fin de técnicas para continuar incrementando las ganancias de ese robo. En términos económicos se les conoce como maximización de los excedentes.

Muhammad Yunus, economista y banquero bangladesí, por ejemplo, logró establecer en el Grameen Bank una cuota del 50% para las mujeres y creó un banco en Bangladesh con el modelo «Los pobres sí pagan». Instituyendo el modelo de microcréditos a personas en pobreza que nunca recibirían un crédito por no contar ni con un aval ni bienes para hipotecar. El modelo de Yunus ha sido retomado exitosamente por múltiples instituciones crediticias que han generado multimillonarias ganancias con tasas de interés superiores al 20% en los microcréditos, cuando en cualquier otra institución bancaria las tasas rondan un 13% como máximo. Es decir, los pobres terminan pagando mucho más para que se les tenga confianza financiera, reformulándose así la frase de Yunus: «Los pobres sí pagan y pagan mucho más».

En México podemos recordar como de la noche a la mañana nos inundamos de casas de empeño y microcréditos, justo un poco antes de la crisis financiera del 2008; o singulares rescates bancarios como el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (FOBAPROA) que recibió durante diez años la cantidad de 260 mil 364 millones de pesos provenientes de los impuestos de los mexicanos, de acuerdo a la investigación «Privatización bancaria, crisis y rescate financiero».


Pobreza en Oaxaca, ante la falta de servicios médicos de la secretaria de salud, las clínicas particulares hacen un gran negocio con los pobres. Fotografía: José Luis Santillán

Y hablando de impuestos, es de suma importancia mencionar que uno de los gastos, y al mismo tiempo aportaciones, que los pobres hacen a la economía del país, es a través de impuestos como el IVA (Impuesto al Valor Adquirido). En 2017 los mexicanos pagamos 835,941.29 millones de pesos sólo de IVA, sin embargo, los pobres son subestimados y se tiende a pensar que no pagan impuestos, cuando en la realidad sucede lo contrario, quienes no pagan los impuestos que deberían de pagar, son los más ricos de este país.

Sólo por citar un par de ejemplos, de acuerdo a la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas las familias con ingresos más bajos, pagaron el 62% de los más de 53,000 millones de pesos recaudados por el impuesto especial a refrescos a la SHCP, tan solo de 2014 a 2016. En contraste, el periódico alemán Süddeutsche Zeitung junto con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, dieron a conocer la investigación The Paradise Papers o Papeles del Paraíso, 13.4 millones de documentos que revelan los nombres de más de 120,000 personas y empresas, multimillonarias de todo el mundo y sus inversiones en paraísos fiscales, filtrados al público el 5 de noviembre de 2017. Entre las grandes personalidades que fueron descubiertas evadiendo impuestos se exhibió a: la reina Isabel II, el príncipe Carlos, el actual secretario de comercio de los Estados Unidos, Wilbur Ross, el presidente ruso Vladimir Putin, empresas como Apple, Nike y Uber o celebridades como Shakira, Bono y Madonna.

En el gran escándalo de evasión de impuestos se encontraron 62 nombres de ciudadanos mexicanos, entre ellos: Carlos Slim, el magnate del acero Guillermo Francisco Voguel Hinojosa, Juan Antonio Cortina Gallardo, Ricardo Salinas Pliego, Miguel Quintana Pali y Enrique Coppel Luken. Estos entre muchos otros donde figuran líderes empresariales mexicanos, quienes prefieren enviar sus multimillonarias fortunas a estos paraísos fiscales y evadir los impuestos en México.

Por otro lado, y en consonancia con quienes saben aprovecharse de la pobreza para beneficio propio, los economistas y premios Nobel, George A. Akerlof y Robert J. Shiller, en su libro La economía de la manipulación. Cómo caemos como incautos en las trampas del mercado hacen un gran y revelador recorrido que nos brinda los elementos objetivos necesarios para poder entender las más sofisticadas técnicas de ventas, que se han hecho públicas y denotan cómo estas técnicas de ventas en marketing o publicidad, no pasan necesariamente por el filtro de la ética, de hecho se alejan de ella e incluso rayan en el engaño, el fraude y por supuesto la manipulación.


Pobreza en Oaxaca, a pocos kilómetros de la capital del estado se vive sin servicios básicos ni siquiera paredes. Fotografía: José Luis Santillán

Akerlof y Shiller abordan las siguientes temáticas: capítulo 1. Nuestro camino está sembrado de tentaciones; capítulo 2. Minería de reputación y crisis financiera; capítulo 3. Los publicistas descubren cómo poner el foco en nuestros puntos débiles; –uno de los más reveladores– capítulo 4. Fraudes relativos a coches, casas y tarjetas de crédito. Y más adelante llegamos a la Manipulación en política, las Empresas de alimentación, farmacéuticas y manipulación, la Innovación: El bueno, el feo y el malo. Pasando también por el Tabaco y alcohol y La quiebra como negocio y Michael Milken pesca con bonos basura como cebo.

A pesar de que Akerlof y Shiller son defensores del sistema capitalista y creen firmemente que lo único que hace falta es humanizarlo, este libro es una excelente herramienta para poder entender cómo la economía multidisciplinaria, especialmente la economía conductual al servicio de las grandes empresas multinacionales puede maximizar sus ganancias a costa del deterioro ambiental, denigración y explotación de millones de seres humanos, despojo de tierras, contaminación desmedida e incluso atentar contra la salud de l@s consumidor@s.

Lo cierto es que finalmente somos nosotr@s l@s consumidor@s quienes mantenemos vivo este sistema económico, por ello es prioritario analizar críticamente los mecanismos de coacción social que ejercen tanto empresarios como políticos para mantener la estabilidad de la pirámide social, estabilidad que importa mucho, sobre todo en la punta.

El tamaño de la desigualdad en México y Oaxaca

A través de un ligero ejercicio comparativo de información pública, comencemos a dimensionar el tamaño de la desigualdad en nuestro país y específicamente en el estado de Oaxaca. Ya que generalmente se habla de combatir la pobreza extrema, deberíamos preguntarnos también ¿qué hay de la riqueza extrema? ¿qué tanta distancia existe entre ambos extremos? ¿a quién le importa? Decía Eduardo Galeano: «A nadie molesta mucho, al fin y al cabo, que la política sea democrática, siempre y cuando la economía no lo sea».

En México vivimos 119, 530, 753 habitantes de acuerdo a la Encuesta Intercensal 2015, realizada por el INEGI. El recurso económico de la nación para atender todas las áreas del Estado, aprobado y revisado por el Congreso de la Unión, y que se expresa en el Presupuesto de Egresos de la Federación, para el ejercicio fiscal 2018 es de 5 billones 279, 667 millones de pesos. El Presupuesto de Egresos del Estado de Oaxaca para el ejercicio fiscal 2018 es de 67,019.8 millones de pesos. Según la revista Forbes la fortuna tan solo de 16 mexicanos, 14 hombres y 2 mujeres asciende a 141 mil millones de dólares, es decir 2 billones 820 mil millones de pesos.

De acuerdo a la revista Expansión en alianza con CNN Carlos Slim Helú ganaba en 2010 la cuantiosa cantidad de 2.11 millones de dólares la hora, si esto es cierto, Carlos Slim estaría ganando por hora unos 42.2 millones de pesos acorde a la conversión actual, es decir que si trabajara ocho horas al día, estaría ganando algo así como 337.6 millones de pesos diarios. Mientras el salario mínimo en México es de 88.36 pesos diarios.

Según estos datos para llegar a la ganancia diaria de $42,200,000 MXN del señor Carlos Slim, es necesario juntar 477,591.7 trabajadores con salario mínimo. Es decir, necesitaríamos llenar cinco y medio estadios Azteca cada día con trabajadores que ganan el salario mínimo para juntar la misma cantidad de dinero que gana un solo hombre.

Ése es el tamaño de la desigualdad en México, una riqueza obscena representada en uno de los magnates más ricos del mundo, en contraste con la vulnerabilidad, la pobreza y la miseria del 77.3% de la población. Es decir 92 millones 397 mil 273 mexicanos viviendo en un abanico de pobreza que el CONEVAL categoriza como: Vulnerabilidad por ingresos, vulnerabilidad por carencias sociales, pobreza y pobreza extrema. Mientras que tan solo el 21.7% del total de la población, es decir: 25 millones 938 mil 173 mexicanos no son pobres ni vulnerables y el 1% del total de la población es decir 1 millón 195 mil 307 mexicanos vive con niveles de riqueza según el informe La distribución y desigualdad de los activos financieros y no financieros en México de la CEPAL.

Sin embargo ese 1% de la población es poseedora de una riqueza extrema, que sitúa a México en el lugar 14 de los hombres más ricos (billionairies) de la lista de Forbes por país de 2016, por encima de países como Suiza o Dinamarca. El estudio de la CEPAL señala que si en 2014 se hubieran repartido equitativamente entre todas las familias mexicanas los 28 billones de pesos que acumularon las familias más ricas del país «En promedio cada hogar tendría, si se distribuyera este monto de manera equitativa, 900, 000 pesos en activos físicos (casas, terrenos, automóviles y diversos bienes del hogar), y financieros (dinero e inversiones financieras), monto que sería más que suficiente para que las personas tuvieran una vida holgada».

Regresando al estado de Oaxaca además de la poderosa familia Harp, también hemos visto que los puestos gubernamentales han ayudado a algunos políticos a amasar cuantiosas fortunas mientras la inmensa mayoría de la población se hunde en la pobreza. Uno de los exitosos casos de éxito financiero se le atribuyen al ex-gobernador del Oaxaca Ulises Ruiz Ortiz, en las averiguaciones previas 008/UEIDCSPCAJ/2007 y 007/UEIDCSPCAJ/2007 levantadas por César David Mateos Benítez en octubre del 2011.

De acuerdo a la querella presentada ante la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), el ex-gobernador y su familia se hicieron de varias empresas, entre ellas, Inmobiliaria Gieshuba e Inmobiliaria Giechachi; y el más ostentoso, según las estimaciones de expertos en bienes raíces y en equipo médico consultados por la revista Proceso, es el Hospital Sedna, un complejo arquitectónico «inteligente», que cuenta con tecnología médica de vanguardia. Este inmueble está valuado en mil 500 millones de pesos, cifra apenas inferior a los 2 mil millones de pesos que el gobierno federal asignó a Oaxaca para 2009.


Pobreza en Oaxaca. Fotografía: José Luis Santillán

Una investigación de The New York Times reveló algunas de las propiedades de José Murat Casab gobernador del estado de Oaxaca entre 1998 y 2004 y padre del actual gobernador del estado Alejandro Murat. Destacan en esta investigación propiedades multimillonarias en Estados Unidos que le pertenecen, revelando una transferencia por $750,000 dólares para la compra de un condominio en Florida. Se dice explícitamente que son dueños de un departamento en la calle 55 West en Mahattan y que los hijos del ex-gobernador pasan largas temporadas en un condominio familiar en el Time Warner Center, frente a Central Park de New York.

Germán Tenorio Vasconcelos, secretario de salud de Oaxaca durante el gobierno de Gabino Cué Monteagudo, fue detenido y consignado en junio del 2017 acusado del delito de «abuso de autoridad». A Germán Tenorio Vasconcelos se le ha comprobado públicamente ser propietario por lo menos de la clínica particular Del Carmen, y del avión particular tipo Cessna AIRCRAFTcon matrícula XA-LKO con un costo superior a los 3.5 millones de pesos.

Así podríamos continuar con un listado de políticos y funcionarios que han hecho de la administración pública en el estado de Oaxaca una generosa fuente de ingresos multimillonarios. Lo que nos regresa a una de las preguntas iniciales en esta entrega, y que nos remite a todo lo revisado en esta serie de reportajes: ¿Será que la enorme desigualdad en México podría disminuir sólo centrándonos en el problema de la extrema pobreza? ¿Qué hay de la riqueza extrema?

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