La línea olvidada: regeneración de un barrio

Yramos, Aguascalientes.

La frase “Somos humildes, no criminales” se deja ver en el muro blanco, recién pintado, de un local a medio construir en el predio que desde hace años se conoce como “Antigua Línea de Fuego”, a pesar de que nunca funcionó como tal.

Desde hace dos semanas, habitantes de este pedazo de tierra, atrapada entre los fraccionamientos de Colinas del Río, Colinas de San Ignacio y Los Sauces, han comenzado a limpiar las estrechas calles y quitar escombros. Ciudadanos solidarios han ayudado, pintando muros y quitando basura. Ninguno de ellos vive en los alrededores.

El motivo para limpiar la zona es que los habitantes se sientan más cómodos y dejen de ser criminalizados por la fachada del lugar, dijo uno de los ciudadanos que ayuda a regenerar la zona. Planean pintar de blanco los muros y que los niños dibujen algo en ellos, arreglar las tuberías tapadas y quitar el escombro de algunos locales demolidos.
Vecinos de este barrio no reconocido se han quejado de la victimización que viven desde hace tiempo. Algunos jóvenes dicen que la mayoría de los delitos con los que se culpa al lugar los han hecho personas de otras colonias. También dicen haber sido maltratados por policías. Los suben a las patrullas solo por estar parados en la esquina del predio o jugando fútbol.

No son los únicos que han vivido represión. Un vecino, que prefiere ocultar su nombre, tuvo una experiencia parecida. Un par de policías lo golpearon acusándolo de tener marihuana, pero él dijo que en ese momento estaba trabajando.

En la “Antigua Línea de Fuego” viven familias desde hace más de 20 años a pesar de que no es una zona habitacional. Otras llevan menos tiempo, cinco años, seis o tres meses. Se calculan unas 17 familias que, en su mayoría, rebasan los cuatro integrantes.

Los locales no están adaptados para ser una vivienda. Muchos no tienen puertas ni separación de cuartos. Algunos habitantes han dicho que ellos no quieren regalos sino un apoyo para pagar otro lugar. Varios pagan rentas desde 350 pesos al mes a los dueños, contrario a las “rentas caras de más de 700 pesos” que dijo Enrique Peralta Plancarte, titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano Municipal.

El funcionario también aconsejó al reportero que lo entrevistó (la nota salió en un medio televisivo) que no fuera solo al lugar al que tildó de hotel, bar, bodega de cosas robadas y venta de estupefacientes.

Desde hace varias administraciones las autoridades en turno se han comprometido a rehabilitar el lugar y apoyar a quienes viven ahí para pagar una casa. Nunca se ha mencionado en qué zona vivirían ni se ha formalizado ningún acuerdo.

Lo que sí ha sucedido son amenazas constantes. Funcionarios han anunciado un “límite de tiempo” para que las familias desalojen y se derrumben los locales. La última fue el 9 de marzo de este año. El alcalde, Juan Antonio Martín del Campo, lo anunció como una medida que pedía Protección Civil.

En 2011, cuando Lorena Martínez era alcaldesa del municipio, dijo que desconocía la existencia del lugar. “No se imaginaba” que había personas viviendo en él. Su administración terminó y las promesas de entregar pies de casas se fueron con ella.

También se perdió la pista de los 7 millones que la ex alcaldesa designó para rehabilitar el lugar y entregar apoyos a las familias. Una parte de este recurso salió de la venta del estacionamiento de El Parián en 2013, según declaraciones de Lorena Martínez.

La historia de este predio comenzó en agosto de 1981, durante el gobierno de Rodolfo Landeros Gallegos. El dueño, Miguel Tiscareño Silva, vendió su terreno de 17,500 metros cuadrados para que la Línea de Fuego se instalara ahí. El proyecto no se terminó ni se utilizó para lo que fue planeado. El motivo fue una supuesta falta de recursos.
La mayoría de los locales no se han usado para el comercio. Sólo tres de ellos, uno de materiales de aluminio, otro de reparación de bicicletas y uno más de tapicería.

Esta información está integrada en un documento que nueve diputados del Partido Acción Nacional entregaron al Congreso del Estado en noviembre del 2008, entre ellos Juan Antonio Martín del Campo y Jaime Gallo Camacho.
La petición de los diputados para desalojar el área y construir un parque recreativo se apoyaba en el recuento de 402 firmas que vecinos de los fraccionamientos aledaños juntaron de 1993 a 1999 pidiendo que el predio desapareciera.
Vagancia, drogadicción, prostitución, asesinatos y riesgos ambientales fueron los motivos que vecinos y funcionarios detectaron para querer construir el parque y entregar viviendas con mejores condiciones a quienes habitaban ahí.
Medios locales han ayudado a que la imagen de la “Antigua Línea de Fuego” inspire temor entre la sociedad. “Gueto, semillero de criminales, muladar de miseria humana y hacinamiento” son algunos de los adjetivos con los que se le hace referencia. En los mismos medios se han publicado declaraciones del secretario de Seguridad Pública del Municipio, Pablo Godínez Hernández, negando haber recibido reportes de esa zona.

Sus habitantes piensan distinto. Para ellos es como cualquier barrio de personas con escasos recursos, donde hay gente trabajadora y pleitos ocasionales.

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