Vamos a seguir hasta encontrarlos, dicen los padres de los normalistas desaparecidos en Ayotzinapa
Eugenia Macías Montemayor, León, Gto.
¿Les consta? ¿Tienen pruebas contundentes de que eso sucedió? cuestiona Bertha Nava, madre de uno de los desaparecidos de Ayotzinapa, a las personas que le dicen que ya lo supere, que ya deje atrás ese hecho.
Su hijo, Julio César Ramírez Nava, fue asesinado el 26 de septiembre del 2014, por intentar ayudar regresar a sus compañeros, razón por la que Bertha tiene la firme convicción de seguir luchando para que regresen a los 43 desaparecidos.
Mientras tengamos vida y esperanza, ahí vamos a estar buscándolos, afirmó, luego de asegurar que les han llegado rumores de que a los muchachos los están cambiando de lugar en lugar, que no están muertos, y que se tiene que llegar hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga.
De acuerdo con información que los padres de los normalistas poseen, gracias a los expertos en búsqueda que llegaron hasta en marzo del año en curso, están encontrando anomalías en las investigaciones y expedientes a los cuales los abogados no tenían acceso, encontraron que había mochilas, carteras, lo cual decía el exprocurador General de la República, Murillo Karam, que eso se había quemado. Y también había un quinto camión, del cual jamás habló la PGR.
“La PGR ha sido muy mentirosa, ya sabes cómo se las gasta, hay bastantes cosas que no coinciden con lo que dicen los expertos”, aseveró Bertha.
Las diferentes organizaciones civiles que han estado apoyando al movimiento, cooperan con víveres, con ayuda económica o con difusión sobre el caso, cada uno aporta dentro de sus posibilidades y con lo que les nazca aportar.
Respecto a los planes que ella tiene para seguir en la lucha, comentó: “Ahora yo tengo que hacer lo que él dejó pendiente, me dejó bien grabadito que fue a traer a sus compañeros, ahora yo me voy a enfocar a que esos muchachitos regresen ¡y vivos! no los queremos como el gobierno nos los quiere entregar, muertos, calcinados […] ahí siguen los padres de familia, ahí sigo yo, y esto va a seguir”.
Con envidiable seguridad, Bertha dice que ella ya no tiene miedo de que la manden matar o de cualquier otra cosa “¿qué más puedo perder? ¿mi vida?, no me vale mi vida, me vale la de mi hijo, la mía no”, comenta.
“Lo sigo sintiendo vivo, aunque lo haya yo enterrado, lo sigo sintiendo vivo, quizá muchos digan esta está loca ¿no? pero pues yo sólo sé lo que siento”, finalizó.