Ellas desaparecieron en la CDMX y solo las buscan sus familiares

Antonio Hernández/MEXICO.COM

La crisis de desapariciones de México tiene una cifra: 33 mil 125 personas de las que no se conoce su paradero. Pero los familiares son quienes realmente siguen buscando a las víctimas ante una falta de respuesta efectiva de los gobiernos estatales y federal. La Ciudad de México, donde según sus gobernantes no hay crimen organizado, no es la excepción.

Esa crisis tocó todas las entidades del país, incluida la capital. La Ciudad de México tiene el reporte de al menos 793 personas con reporte de desaparición, de acuerdo con el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED), así como una solicitud pendiente para que se decrete la Alerta por Violencia de Género.

Madres y hermanas de cuatro mujeres son acompañados por el Colectivo Aequus, Promoción y Defensa Derechos Humanos y este jueves se manifestaron en las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México acciones de búsqueda eficientes “ante la dilación en las investigaciones de búsqueda y localización”.

Detrás de la denuncia hay vidas que cambiaron. mexico.com entrevistó a los familiares de cuatro jóvenes que desaparecieron este año en la capital del país. Ellas eran estudiantes, hijas, madres y profesionistas. Sus madres y sus hermanas las siguen buscando.

Viviana ya no regresó del trabajo

Viviana Garrido Ibarra tiene 32 años, es madre de una niña de 9 años, es ingeniera bioquímica y desapareció la tarde del pasado 30 de noviembre.

Fue vista por última vez cuando bajó de un microbús en la Calzada de Tlalpan, cerca de la estación del Metro Ermita, alcaldía de Benito Juárez. Regresaba de su empleo en Santa Úrsula Coapa, Tlalpan, e iba a su domicilio en Iztapalapa. El trayecto le tomaba alrededor de una hora, pudo haber tomado un camión o el metro, pero no se sabe qué pasó esa tarde.

“Venía junto a una compañera, venía del trabajo. Su compañera de trabajo se sigue y ella se baja en ese punto. A partir de ahí no tenemos noticias. Se le marca al celular, se le envían mensajes de WhatsApp, nada le llegó. Ya no tuvo contacto con nadie”, detalla su hermana Juana Garrido.

Sus padres, diez hermanos y su esposo la buscan. Las cámaras del Metro y de seguridad de la Ciudad de México no han mostrado indicios sobre ella; su familia está a la espera de que se revisen las grabaciones de otros puntos que no se hayan revisado y la buscan a diario.

“Ella tiene hipotiroidismo. A nosotros nos preocupa mucho, no sabemos a dónde pueda estar, quién la tenga, qué está pasando, nos preocupa que no tenga sus medicamentos”, explica Juana.

La última vez que se le vio, vestía un pantalón de mezclilla azul marino, chamarra con gorro color negro, tenis negros con suela blanca y llevaba una mochila negra.

“Mi familia no va a parar de buscar a Viviana hasta las últimas instancias, no importa lo que tengamos que hacer”, sostiene la hermana menor.

Lesley iba a ver a unos amigos

Lesley Leticia Hernández Moreno tiene 18 años, es estudiante de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), tiene una hermana de 11 años y desapareció el pasado 10 de noviembre.

“Desde niña no tenía pena, era muy abierta, muy alegre, pero a pesar de eso era muy responsable con las cuestiones de la escuela, me ayudaba en la casa, cuidaba a su hermana, tenía su propio albergue de perros”, retrata la señora Jazmín Hernández, madre de Lesley.

Su madre la vio por última vez la tarde de ese sábado. Lesley salió de su casa, ubicada en la zona chinampera de Toltenco 9, Xochimilco, con rumbo a la Alameda Sur a ver a unos amigos. Primero iría a la casa de su abuela a dejar su bicicleta en la colonia La Cebada, un recorrido que no le llevaría más de 7 minutos, pero no llegó.

“No me espanté cuando no pasó a dejar la bicicleta por ella y yo viajamos distancias muy grandes en bicicleta, es nuestro medio de transporte, si le daban ganas seguía, estaba más lejos su escuela”, detalla Jazmín.

El último registro que tienen las cámaras de seguridad de la Ciudad de México es el paso de la joven en la colonia Barrio 18, aledaña a su domicilio. “No sabemos si realmente salió de ahí”, señala su madre.

Como otras tantas madres a lo largo del país, la señora Hernández hace sus propias investigaciones para dar con el paradero de su hija, en las que invierte hasta 12 horas al día. “Yo no sé si sea el narco, no sé quién se llevó a mi hija. Digamos que, ilusamente, el Estado no se da cuenta de que están desapareciendo los jóvenes, hay que mostrárselo, que nuestros hijos no están y que las mamás no estamos conformes con que nuestros hijos no estén”, apunta.

La última vez que Lesley fue vista, portaba un vestido largo blanco con rayas negras, un chaleco de mezclilla azul claro, zapatos abiertos color café y un bolso pequeño de color negro.

“Ahorita es el tiempo de buscarla y encontrarla… si yo me siento en mi cama o en el sillón a chillar, nadie me la va a traer. Mi hija es tan fuerte como yo. Ella, donde esté, me está esperando porque sabe que la voy a buscar hasta debajo de las piedras. No importa cómo me la entreguen, si está rota tengo una vida para repararla”, sostiene.

Mariela recibió un mensaje

Mariela Vanessa Díaz Valverde tiene 22 años. Es estudiante de Letras Hispánicas y desapareció el 27 de abril de 2018.

Ese viernes salió entre 6 y 8 am de su domicilio, ubicado en la colonia Fuego Nuevo, alcaldía de Iztapalapa.

“Pensamos que se había ido a la escuela. Cae la noche, aún no llega, lo cual es más extraño y mi madre fue a buscarla a Ciudad Universitaria, pero ya no había nadie”, explica su hermana Gabriela Díaz.

Los últimos datos de geolocalización ubican el teléfono de Mariela el día de su desaparición en uno de los accesos al Cerro de la Estrella, ubicado en el centro de la alcaldía Iztapalapa, donde vivía con sus padres y dos hermanas.

“Se me hizo muy raro porque el cerro no es la zona más segura del mundo y sabemos que no se puede ir solo. Se me hizo muy extraño que el teléfono fuera a dar ahí. Dudamos mucho que haya ido sola”. Binomios caninos revisaron la zona, alrededor de un mes después, pero no hallaron rastro alguno”, explica su hermana mayor.

Hace dos meses tuvieron acceso a la sábana de llamadas del teléfono de Mariela, que arrojó un teléfono que envió un mensaje antes de su desaparición. Se localizó a la dueña del número celular, pero resultó ser una joven que tenía más de un año de usar ese teléfono, pero nunca lo reportó como robado.

El pasado 11 de diciembre, Mariela cumplió 22 años. Se desconoce qué ropa vestía el día en que ya no se supo de ella.

“Que se haga justicia, no es posible que haya gente inocente, vulnerable, que esté en un riesgo… es como si todo estuviera en pausa, más ahora que hay cambio de gobierno, dejan las cosas de lado, que se continúe, no porque se cambie de administración se van a archivar los casos”, exige Gabriela.

Casi cuatro meses sin saber de Sarahí

Sarahí Maricarmen López Pérez tiene 14 años, es estudiante de secundaria y desapareció el pasado 26 de agosto.

Fue vista por última vez en la casa de su tío en la colonia Campestre Aragón, alcaldía de Gustavo A. Madero.

María Cruz López, madre de Sarahí, asegura que un hombre que trabajó como su chofer es quien tiene a su hija. “El nos siguió, nos acosaba, por eso la tuve que cambiar de escuela”, recuerda.

Aparentemente Abel N., quien tiene alrededor de 40 años, logró contactar a Sarahí, por lo que María Cruz decidió dejar su domicilio ubicado en la colonia Ampliación Casas Alemán y trasladarse al domicilio de su hermano.

La madre recuerda que la última vez que vio a su única hija fue la noche previa a su desaparición. “Se la pasó llorando, yo creo que la tenían amenazada”.

Señala que por su propia cuenta ha investigado los posibles domicilios donde el hombre se pudiera encontrar, pero hasta el momento no ha sido detenido ni tiene rastro sobre el paradero de su hija.

La última vez que se le vio a Sarahí vestía una blusa de manga corta color hueso, un chaleco negro, un pantalón azul marino y zapatos plateados con brillo.

“No sé dónde está, si la obligan a prostituirse, pero voy a llegar hasta las últimas consecuencias por encontrarla”, afirma.

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