Quiénes son las adolescentes de Ecatepec que hacen la intervención contra la violencia machista (Estado de México)


Itxaro Arteta / Animal Político

La más reciente actividad de las adolescentes de la Prepa Panchito Villa ha sido pintar un mural patrocinado nada más y nada menos que por la ONU y la Unión Europea.

Es sábado, suena un vals en el patio de la Preparatoria Oficial 128 Francisco Villa, del Estado de México. Nueve chicas con sus vestidos ampones de XV años dan un paso izquierdo, un paso derecho, uno izquierdo, uno derecho… antes de pasar al centro de la improvisada pista, hacen escala en un micrófono, en el que se presentan a nombre de otras, de sus mismas edades, pero que ya no están.

“Yo soy Rosita. Tenía 17 años cuando en el 2016, fui violada y fui matada. Mis restos fueron encontrados en un terreno lleno de basura en la colonia Hank González. ¡Sí, aquí en la Hank González, en el municipio de Ecatepec! Nadie más habló de mí por ser una mujer pobre”, dice Mariana enfundada en un vestido rosa brillante y un suéter beige.

El maquillaje en sus caras no es de fiesta, sino uno que simula golpes. Dan giros como princesas ante la mirada atenta y consternada de otras y otros estudiantes y algunas madres de familia. Al final, cambian sus muñecos de peluche por dos mantas que expresan oscuridad y luz:

“Las niñas no se tocan, no se violan, no se matan”, se lee en la primera.

“Niñas rotas con la esperanza de ser libres”, la segunda.

Esto no es una fiesta, sino un performance llamado Quinceañeras. Uno de los varios que han creado desde 2013 las alumnas del taller “Mujeres, arte y política”, y que han presentado en otras escuelas, incluso privadas, del Estado de México.

El pasado 29 de noviembre, a la par que mujeres de todo el mundo replicaban la intervención chilena Un Violador en tu Camino, llamó la atención en redes sociales que también se hiciera en Ecatepec, el municipio con más feminicidios de todo el país, por unas adolescentes vistiendo uniforme escolar. Eran las alumnas de la “Panchito Villa”, como le llaman a su escuela.

Pero este activismo feminista no es nuevo ni para ellas ni para las colonias vecinas. Cada 8 de marzo, Día de la Mujer, y 25 de noviembre, Día de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, se manifiestan en los alrededores de la escuela o en San Pedro Xalostoc o Santa Clara Coatitla, los pueblos cercanos.

Las adolescentes cuentan que muchos no entienden por qué lo hacen, les avientan el coche, tocan el claxon o les gritan que se pongan a estudiar. Pero ellas están orgullosas del activismo social que están haciendo y de hacer que su voz se escuche.

Ser niña en Ecatepec, el municipio más feminicida de México
Belén, de 19 años, vive casi en la punta de uno de los cerros de Ecatepec, esos que desde lejos se ven llenos de casas empinadísimas, que ahora están pintadas de colores llamativos en lugar de ser una enorme mancha gris que escala sobre el verde. Desde siempre, recuerda haber oído lo que pasaba más arriba.

“En los terrenos baldíos seguido tiraban a muchas chicas, o sea, dejaban los cuerpos tirados ahí, y nos enterábamos, porque salían en el periódico”, cuenta en entrevista con Animal Político.

En los últimos cinco años, han sido asesinadas más de mil mujeres en Ecatepec, aunque solo se investigan con el tipo legal de feminicidio menos de 60.

Hace apenas un mes, a una alumna la agarraron a una cuadra de la escuela y la subieron a un coche. Por fortuna, aunque en medio de desprecio por su vida, sobrevivió, cuenta la directora, Leticia Fragoso.

“Nos contó que hubo un momento en que dijeron ‘ella no nos sirve’ y la sacan. Esta chiquita ¡está chiquita!; tiene baja estatura, muy delgadita, no está desarrollada. Y así, ‘no nos sirve’ y la avientan, como si fuera basura”, relata.

“Los papás primero estaban mal, incluso muy enojados con nosotros, de que la escuela qué hace. Ellos pusieron la denuncia, yo les dije que fuéramos al municipio a pedir mayor seguridad. Luego vi que era un desahogo; cuando yo los acompaño, al final me dice el señor ‘gracias maestra, porque nadie nos había escuchado’”.

Pilar, de 17 años, se enteró en secundaria de que a una de sus compañeras la violaba su tío.

“Pues sí fue algo muy fuerte, se lo dijo a un maestro, le tuvo confianza al maestro. Y era así de que se arrancaba las uñas de las manos, y ya iba a cada rato y le decía: ‘maestro, regáleme alcohol’. Y el maestro una vez le dijo que qué le pasaba, y pues le dijo. Entonces dijo el maestro, me dijo a mí: ‘ayúdenla, apóyenla, porque se lastima muy feo’. Se cortaba las manos, entonces pues sí…”, recuerda.

Pasar a la prepa implicó nuevos riesgos. La primera semana de clases, su mamá la acompañó hasta la escuela, pero después ya solo la llevaba a la parada de camión. Su día a día, explica, es vivir en alerta, de que pueda haber un asalto en el transporte público, alguien que la siga. Intenta ubicar conocidos o vecinos en el mismo traslado para pegarse a ellos y sentirse más segura.

“Te sacas de onda cuando vas caminando y te acosan, y te sientes, bueno sientes horrible, sientes sucia, no sé… son gritos, son, ¿cómo se podría decir? Piropos obscenos, que ni al caso. Y todavía te gritan y te van persiguiendo”, cuenta molesta.

También tuvo miedo del cambio porque su orientador de la secundaria, el profesor que debía guiarla en sus estudios, la acosó. Cruzaba los dedos porque ahora en la prepa le tocara una tutora mujer.

Pero descubrió algo y a alguien que no esperaba: un profesor, llamado Manuel Amador, organizaba un taller de “Mujeres, arte y política”. Supo que hacían una especie de obras de teatro que se llaman performance, para representar los problemas de las mujeres en su comunidad y decidió integrarse.

Chaparrita, de ojos alargados y tez morena, de hablar pausado, Pilar se ha convertido en una de las alumnas destacadas del taller. Va en tercer semestre, pero habla con la claridad y la madurez de alguien mucho mayor. Además del performance de Quinceañeras, han interpretado otro inspirado en el llamado “monstruo de Ecatepec”, que cometió más de 10 feminicidios. Hicieron faldas de cemento que representaban la inmovilidad a la que sometió a las mujeres, incluida su pareja, que lo ayudó en sus crímenes.

Las alumnas explican que el profe Amador les ha enseñado que las mujeres pueden sobresalir, que están para cuidarse y no para humillarse. Han aprendido lo que es un feminicidio y que no solo las daña a ellas como mujeres, sino a toda la comunidad. Saben lo que es la misoginia, el machismo, y que aunque lo vean a cada paso, no es algo que deban permitir.

Además, han encontrado en el maestro también a alguien que las apoya en sus problemas y les da consejos, como una niña que se acerca con lágrimas porque la acaban de hacer sentir mal porque le gustan otras niñas. “Te tienen que aceptar como eres”, es el mensaje para ella y para cada jovencita en medio de este contexto difícil.

El día que hasta la ONU volteó a ver a la “Panchito Villa”
La más reciente actividad de las adolescentes de la Prepa Panchito Villa ha sido pintar un mural patrocinado nada más y nada menos que por la ONU y la Unión Europea.

La escuela tiene el piso de tierra, excepto en algunos pasillos y en la cancha de basquetbol. Sobre uno de los edificios de salones del fondo, sobresalen los castillos de fierro para, algún día, construir un segundo piso.

Fue fundada en 1994 por la Unión Popular José María Morelos y Pavón como un esfuerzo comunitario para crear la primera escuela de nivel medio superior en la zona, y pasaron casi 10 años hasta que el gobierno la convirtió en Escuela Oficial Preparatoria (EPO), en 2003.

Su ideología, es dar educación para crear nuevas relaciones sociales, más igualitarias. En 2013, varios maestros que tenían la inquietud de darles algo más a los estudiantes crearon diversos talleres extracurriculares: de poesía, de deportes, de fotografía, y el de mujeres, arte y política, del profe Amador. Ninguno de ellos recibe pago extra por hacerlo, ni los jóvenes ganan puntos. Todo es voluntario.

Así que este activismo y actividades artísticas le han ido creando una reputación a la escuela. Por eso, cuando la iniciativa Spotlight de la ONU, dedicada a focalizar esfuerzos contra el feminicidio en cinco municipios de México, buscó dónde hacer una intervención en Ecatepec, el nombre de la Preparatoria Francisco Villa surgió de inmediato.

En alianza con el Colectivo Tomate y la iniciativa México Bien Hecho, de Comex, que realiza murales en zonas de alta incidencia delictiva, se acercaron a la escuela para proponerles plasmar la lucha contra la violencia machista en las paredes de sus salones.

La artista seleccionada fue Liz Rashell. Dos semanas antes, llegó con un nuevo taller exprés: enseñó a las y los jóvenes a bocetar y algunas técnicas de pintura para quien quisiera ayudar en el mural. También las acompañó en su taller de arte y política, para ver sus performance, conocerlas y escuchar sus preocupaciones.

Algunos de los dibujos hechos por las estudiantes eran oscuros, con una mujer herida, o hecha bolita tapándose la cara. Pero otros reflejaban mucha esperanza, con palomas echándose a volar.

“Analizando todos los bocetos que hicieron, todos hablan de la libertad, todos hablan de la valentía. Entonces no es necesario poner la imagen de su realidad, sino más bien inspirar para que ellas toman acción, fue lo que les compartí, que pueden transformar su situación. Que no lo sintieran como que esta va a ser su realidad siempre. Entonces sí fue fuerte, pero a la vez muy inspirador”, explicó Rashell.

Así que finamente se decidió que una mitad del mural sería un puño, como símbolo de la dura realidad que viven, y la otra, una mujer que mira de frente y sostiene una antorcha, como la esperanza. Ambas imágenes rodeadas de girasoles, porque las flores son siempre una constante en las representaciones artísticas que hacen las niñas.

Durante una semana la artista pintó, ayudada sobre todo por Pilar, Karen, Fernanda, Joana, Sebastián y otras, las chicas y el único chico del taller del profe Amador.

Este sábado, en una jornada con performance y discursos de las y el estudiante sobre la igualdad de género, respeto a las mujeres y el daño de una masculinidad mal entendida, ante cámaras de televisión y con la presencia de representantes de la ONU, finalmente fue inaugurado el mural “Mujer Guerrera”, con una placa que les recordará siempre el mensaje:

“Somos fuertes porque nos respetamos. Somos fuertes porque nos queremos. Fuerza, decisión y liderazgo caracterizan a las alumnas de la Escuela Preparatoria Oficial 128 General Francisco Villa”.

https://www.animalpolitico.com/2019/12/quienes-son-adolescentes-de-ecatepec-que-hacen-la-intervencion-contra-la-violencia-machista/