Pueblos nahuas de Cuajimalpa se niegan a desaparecer (Ciudad de México)

Texto y Fotos: Joel Cabrales** / Pie de Página

19 agosto, 2022

Cuatro pueblos nahuas de Cuajimalpa protestan contra el “sistema de registro y documentación de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes de la Ciudad de México por omitir su derecho colectivo y ser discriminatorio.

“Enaltecerás a tu pueblo no elevando las azoteas

 y viviendas de tus casas, sino conservando 

las tradiciones de tu comunidad…”

Refrán de pobladores.

CIUDAD DE MÉXICO. – San Pedro, San Pablo, San Lorenzo y San Mateo son pueblos de origen prehispánico, situados al poniente de la capital. Actualmente, estos pueblos se niegan a desaparecer ante el incremento de la gran mancha urbana. Son herederos de tradiciones que, al paso del tiempo, han venido en detrimento.

Son cuatro pueblos de origen nahua que aún conservan sus tradiciones, estructura religiosa y cívica en mayordomías, fiestas patronales, toponimia. Ahora, también defienden su identidad ante el registro que inició en mayo en la Ciudad de México: el “sistema de registro y documentación de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes de la Ciudad de México”. Este registro, consideran pobladores, afecta sus derechos colectivos. Además, aseguran, tiene requisitos excesivos, que además son discriminatorios; y condicionan a los pueblos al registro.

Los pueblos de Cuajimalpa persisten a pesar de la conquista, cuando Hernán Cortés, en 1534, otorgó algunas tierras al pueblo; las nombró San Pedro Cuauhximalpan. Esto fue así hasta su participación en la Revolución, y vivieron atravesados por la urbanización voraz de las ciudades corporativas que vivimos actualmente.

Estos pueblos conservan su estructura religiosa y cívica, pues aún se eligen las figuras de mayordomías o fiscales para sus fiestas patronales. En “San Pablo Chimalpa” se encuentran los Sargentos y fiscales, prácticas políticas del virreinato, donde una zona era mandada por un Teniente.

Su máxima autoridad son los sargentos, los cuales, a veces se conforman hasta de 8 compañías que en total suman a 24 integrantes. Su toma de decisiones es horizontal, y hasta ahora no han permitido la injerencia de los partidos políticos. Hay grupos que surgieron como guardianes de estos modos, propios de los cuatro pueblos de Cuajimalpa.

Oswaldo Pérez es coordinador del grupo “Amigos del Justo Juez”, en la parroquia de San Pedro Cuajimalpa. Su bisabuelo fue Don Máximo Pérez Hidalgo, quien participó en las filas del Ejército Libertador del Sur, como muchos otros “héroes anónimos” que habitaron por acá.

En entrevista comenta que “Amigos del Justo Juez” es un grupo de tradiciones que se encarga de fomentar las principales prácticas establecidas. Estas prácticas han sido trasmitidas de generación en generación. De las fiestas de su pueblo, él destaca la celebración de la semana santa, su fiesta patronal. A esta la llaman cera nueva, y es ahí donde se acudía al panteón a visitar a los difuntos en el mes de noviembre. También habla de la fiesta de San Miguel, donde cada 29 de septiembre se acudía hasta el cerro que lleva el mismo nombre que el santo.

Oswaldo Pérez ve que las nuevas generaciones son más apáticas. También coincide que la mancha urbana es un factor que amenaza las ritualidades, pues ahora los que han llegado a vivir ahí se enojan por la pirotecnia; los juegos mecánicos; el cierre de vialidades; y hasta por el sonido de las campanadas. Él dice que “antes, (ellos) deberían de informarse, ver las tradiciones del lugar, pues los pueblos ya existían desde antes de la conquista, y esas tradiciones son herencia de los abuelos”.

Oswaldo aún conserva su milpa, pues lo ve como un símbolo de identidad. A él lo han presionado ciertos desarrolladores inmobiliarios que les han ofrecido dinero por su propiedad; pero recuerda que sus abuelos le inculcaron el amor y respeto a la tierra, porque era el vínculo con su comunidad.

Ahora ve con tristeza que construcciones verticales superan el nivel del campanario. Ya sea por fallecimiento o por necesidad, algunos propietarios originarios han vendido sus terrenos. Durante la entrevista, Oswaldo recalca que ha recibido quejas de feligreses. Sus denuncias estriban en que después de que acuden a las jornadas notariales para regularizar sus predios, algunas personas ajenas llegan y despojan a los dueños, sobre todo a aquellos que pertenecen a grupos más vulnerables que no pueden acudir a una notaría o tienen acceso a un abogado.

El 3 de agosto de 2022 se presentaron autoridades de la Secretaría de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes (SEPI) a Cuajimalpa para “platicar” de la consulta para los pueblos y barrios originarios.

La constitución Política de la Ciudad de México menciona que los pueblos y barrios originarios –así como comunidades indígenas residentes y sus integrantes–, tienen derecho a laautoadscripcióndonde la conciencia de su identidad colectiva e individual, deberá ser criterio fundamental para determinar a los sujetos que se aplicarán las disposiciones en la Constitución. 

Oswaldo, advierte que, bajo su óptica, el registro que está solicitando no conviene:

“Porque pierden derechos, pues no necesitan un reconocimiento del gobierno para realizar sus tradiciones históricas,  pues es la organización de la población quien se ha encargado a través de los siglos. En cambio, existiría la posibilidad de seguir abriendo espacio a las construcciones inmobiliarias, encareciendo los servicios de la población”.

Oswaldo Pérez

Registro de pueblos y barrios originarios 

El pasado 30 de mayo de 2022 se publicó en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México el aviso para constituir el “sistema de registro y documentación de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes de la Ciudad de México”. Su fecha límite es el 30 de agosto.

Habitantes los cuatro pueblos originarios manifestaron su inconformidad debido a que nunca fueron consultados. Aseguran que lo ven como una imposición por parte de la SEPI, ya que los requisitos que establecen son excesivos y discriminatorios; y además condiciona a los pueblos y barrios al registro. Su afirmación se basa en que, en el caso de que su registro no sea favorable, sólo serán considerados como grupos sociales y no como pueblos indígenas, afectando su condición de sujetos colectivos de derecho.

En la misma Constitución Política de esta Ciudad (y en diversos tratados internacionales) se reconocen a los pueblos y barrios originarios de acuerdo con lo siguiente:

Artículo 57:

Esta Constitución reconoce, garantiza y protege los derechos colectivos e individuales de los pueblos indígenas y sus integrantes. Las mujeres y hombres que integran estas comunidades serán titulares de los derechos consagrados en esta Constitución. En la Ciudad de México los sujetos de los derechos de los pueblos indígenas son los pueblos y barrios originarios históricamente asentados en sus territorios y las comunidades indígenas residentes”.

Artículo 58, 1 

a)    Los pueblos y barrios originarios son aquellos que descienden de poblaciones asentadas en el territorio actual de la Ciudad de México desde antes de la colonización y del establecimiento de las fronteras actuales y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, sistemas normativos propios, tradición histórica, territorialidad y cosmovisión, o parte de ellas.

Artículo 59. De los derechos de los pueblos y barrios originarios y comunidades 

indígenas residentes. 

Su carácter jurídico. Los pueblos y barrios originarios tienen derecho a la libre determinación en virtud de que definen libremente su condición política y persiguen su desarrollo económico, social y cultural. 

Libre determinación y autonomía Se entiende como su capacidad para decidir e instituir prácticas propias con el fin de desarrollar sus facultades económicas, políticas, sociales, educativas, judiciales y culturales, así como de manejo de los recursos naturales y el medio ambiente

La ciudad frente a los pueblos

El 5 de agosto de 2022 activistas de pueblos, barrios y colonias de la ciudad marcharon rumbo al zócalo capitalino. Durante la manifestación, el Frente por la Defensa de los Derechos de los Pueblos y Barrios de la Cuenca del Anáhuac alertaron que el gobierno de la ciudad podrá decidir sobre sus espacios geográficos, lo cual amenaza con nuevos despojos a sus territorios.

Según lo que ellos ven, en materia de desarrollo urbano, lo que se impone con esto es el modelo llamado «ciudad mercancía». Este modelo, dicen, desprecia a los pueblos y barrios originarios, favoreciendo al desarrollo inmobiliario bajo la lógica del mercado, en la que el lucro y la ganancia de una minoría está por delante de la mayoría de los habitantes.

“Las políticas inmobiliarias de las diferentes administraciones ha dado como resultado una especulación y concentración de los activos inmobiliarios que impactan en los territorios de los pueblos y barrios, aumentando los costos de vida, situación que se refleja también en altos precios de las viviendas, asimismo, se detectan continuamente estafas y contubernios de políticos con inmobiliarias donde los más afectados son los compradores de vivienda porque no tienen una certeza jurídica del bien que están adquiriendo y donde los “vicios ocultos” muchas veces rayan en el drama de ver su patrimonio afectado por derrumbes y hasta en pérdidas de vidas por estas acciones”.

Actualmente sólo se han registrado 3 pueblos originarios de los más de 1398 pueblos y 58 barrios originarios que existen, hasta ahora siguen sumando juicios de amparo y acciones de protección de derechos humanos.

La historia de Cuajimalpa

Después de la conquista de Tenochtitlán, en 1534 Hernán Cortés otorgó algunas tierras al pueblo, nombrándolas San Pedro Cuauhximalpan. También concedió terrenos a otras a varias poblaciones de la región de San Lorenzo Acopilco, San Mateo Tlaltenango y San Pablo Chimalpa. Dese ese momento, esas tierras aparecieron listadas entre los bienes de Cortés como parte de su reino particular.

Sus vocablos tienen su origen en la voz náhuatl. Donde Chimal significa escudo y Pan, lugar “En el lugar de los escudos o Sobre el lugar de los escudos”. En Acopilco, su toponimia significa “lugar de las aguas de Copilco”. Tras la llegada de Hernán Cortés en 1547, este le da el nombre de San Lorenzo, quedando como San Lorenzo Acopilco. Tlatlenango tiene su significado como “tierra amurallada”.

En 1865, Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota visitaron el convento del Desierto de los Leones; también lo hicieron en los pueblos vecinos. A raíz de este encuentro, los pobladores de Cuajimalpa presentaron el Códice Techialoyan ante un juzgado para su traducción y autenticación. Ese mismo año, una persona de nombre Francisco Rosales realizó ese proceso. En la actualidad, el Códice Techialoyan de Cuajimalpa se encuentra bajo resguardo del Archivo General de la Nación.

La Arquitectura Colonial en Cuajimalpa se manifestó en la construcción de sus Parroquias edificadas entre los años de 1628 y 1755. Años en que se declararon formalmente terminadas.

En la lucha de independencia, el territorio formó parte de los pueblos usados por las gavillas insurgentes que operaron en la zona. También en la revolución mexicana, Cuajimalpa fue ocupada varias ocasiones por el Ejercito Zapatista. San Pablo Chimalpa, por su parte, atestiguó batallas militares entre zapatistas y carrancistas. Éstas ocurrieron durante los años de 1915 y 1916.

 **Joel Cabrales es asesor jurídico, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México.

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