“Si no reclamamos, no nos hacen caso”: locatarios de San Cosme (Ciudad de México)


Texto y fotos: Arturo Contreras Camero / Pie de Página

Dos semanas y media después del incendio que afectó a la mitad del mercado de San Cosme, las obras de remoción de escombros apenas inician. Los locatarios creen que la alcaldía Cuauhtémoc, encargada de atenderlos, no quiere trabajar, por lo que sus quejas llegaron a la jefa de Gobierno

La entrada del mercado de San Cosme está cerrada. A través de la cortina de acero, se alcanza a ver los trabajos de remoción de escombros. Iniciaron apenas el pasado viernes 10 de enero, 19 días después del incendio del pasado 22 de enero, pese a que la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum aseguró que las obras empezarían inmediatamente.

“Ahí van. Para ser domingo, están trabajando. Ojalá que sea así toda la semana”, dice Miguel González, vendedor de frutas que heredó el puesto de su padre, y él de sus abuelos. “Van a quitar todo lo de arriba”, dice mientras señala al techo. “Y dicen que si no están dañados los pilares pilotes, en 5 meses está rehabilitado, pero si sí están dañados, se puede ir hasta un año”.

Miguel se asoma desde la entrada del mercado, que está cerrada. A través de la cortina de acero, se alcanza a ver el interior devastado. “Ahorita ya bajó el olor, porque ya están haciendo cosas, pero hace unos días, aún apestaba a quemado y a todas las cosas podridas y chamuscadas que se habían quedado ahí dentro”, asegura.

Estas obras no son gratuitas, creen los locatarios. Si no hubieran hecho presión a través de escritos y en medios de comunicación para iniciar los trabajos, habrían tardado más. “El pasado jueves 9 vinieron los de la tele y luego luego, al siguiente día iniciaron los trabajos”, asegura Bertha Mendoza, una locataria que no fue afectada directamente por el fuego, sin embargo, por la falta de gente en el mercado, sus ventas se desplomaron.

Bertha asegura que les daba miedo que les fuera pasar como a los comerciantes del Mercado Hidalgo, en la colonia Doctores, que llevan 2 años sin poder regresar a sus locales, después de un incendio parecido.

Ella espera que, después de las obras de restauración, también se arregle el desorden que había en las instalaciones eléctricas y de gas. “Habían locales que sacaban ramales de sus tanques y los llevaban a locales en otros lados, donde no están permitidos. Imagínese, en mi techo habían 5 tanques, eso es un peligro, y aquí en esta zona no estaban permitidos”.

Pocos días después de la visita de Claudia Sheinbaum, los propios locatarios afectados tomaron el estacionamiento del mercado, sobre Ribera de San Cosme, y un carril de la calle Gabino Barreda para empezar a vender sus productos; también por iniciativa de los comerciantes, según cuenta Miguel González, el vendedor de frutas.

“El gobierno sí nos había dicho que podíamos vender aquí afuera, pero estábamos esperando a que nos asignaran los espacios”, dice. “Así estuvimos hasta el 28 (de diciembre), cuando por la desesperación de uno, empezamos a traer productos y nos pusimos la fuerza. Necesitábamos generar algo de dinero, porque cinco o seis días nos quedamos sin nada por estar llevando trámites, trayendo papeles y atendiendo juntas”.

De los casi 540 locatarios del mercado, 190 fueron afectados directamente por el incendio, y otros 60 indirectamente, según los propios cálculos de los comerciantes.

La esperanza en los apoyos del gobierno, poco a poco va disminuyendo, según explica Miguel. Para él, la opción de capitalizar sus puestos con un préstamo de hasta 25 mil pesos, sin intereses a pagar a 2 o 3 años solo va a hacer que se endeude, y su economía no está para eso.

Lo que sí aceptó fue el seguro de desempleo que le ofrece la Secretaría de Desarrollo Económico de la ciudad, que le entregará 2 mil 500 pesos al mes, por seis meses. De hecho ya hizo los trámites, pero hasta el momento no lo ha llegado el dinero.

“Cuando tengan todo listo, nos van a entregar la pura plancha del local, así sin nada. Ya luego tienes que levantarlo y adaptarlo a tu giro, poner los anaqueles y demás”, dice Miguel. De momento, se preocupa por resistir el tiempo fuera de su local y las bajas ventas que eso le representa.

Afuera del mercado, los comerciantes afectados luchan por que sus negocios sobrevivan. Adentro, en las zonas que no fueron afectadas, hay algunas mercerías, peluquerías y papelerías abiertas, también alguna tienda de utensilios de hule, pero son las menos. La mayoría de las cortinas de los negocios están cerradas.

Ninguno de los comerciantes que operan tienen servicios como agua o luz, y los pocas que tienen energía, sacan extensiones de sus locales y comparten la electricidad con otros locales y con los puestos instalados en la calle.

En uno de los locales que no fueron afectados está Estefanía. Tiene una mercería donde también hace bordados. Últimamente no ha podido trabajar, por la falta de luz. Está esperando a que quiten los escombros para que tenga luz y pueda echar a andar su máquina de coser y empezar a trabajar, de mientras, lo único que le queda es esperar y ahorrar todo el dinero que le queda.

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