Niños trabajadores en el Metro y Central de Abasto enfrentan rezago educativo, discriminación y violencia

 

Poca gente sale de a transitar por la Ciudad. El transporte público luce semi vacío.
FOTO: VICTORIA VALTIERRA/ CUARTOSCURO.COM

 

Animal Político

 

Un informe presentado por la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHDF) detalla el panorama para la población infantil trabajadora en la capital del país.

Afectaciones en salud, educación, desarrollo físico y mental, así como discriminación y violencia son el panorama al que se enfrenta niños, niñas y adolescente que se dedican a trabajar, específicamente en el Sistema de Transporte Colectivo Metro y en la Central de Abasto de la Ciudad de México.

Esto, de acuerdo con un informe presentado por la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHDF), que ubica a la capital del país como la segunda entidad con la tasa más baja de trabajo infantil (5.4%).

El documento, que cita varios estudios de 2015 y 2017, identifica en el Metro a por lo menos 1420 menores de edad trabajando en estaciones, de los cuales 457 tenían entre cero y cinco años de edad (105 menores de tres años –68 eran bebés o lactantes– y 352 de entre tres y cinco años), así como 121 pertenecientes a algún grupo indígena.

Rezago educativo

El informe asegura que el trabajo o los menores de edad que acompañan a sus padres se ven afectados en su rendimiento escolar, por lo que son más propensos a abandonar la escuela.

“En su informe sobre trabajo infantil en México la OIT (Organización Internacional del Trabajo) observó que las niñas, los niños y las y los adolescentes en esta situación presentan mayores tasas de reprobación y rezago escolar, y menores logros educativos como consecuencia del cansancio y agotamiento con el que llegan a las aulas después de largas jornadas de trabajo, muchas veces en situaciones precarias e insalubres”, expuso el documento.

De acuerdo con el informe del organismo, la población infantil trabajadora tiene limitadas posibilidades de permanecer en el sistema educativo formal debido, entre otros temas, a la falta de expectativas sobre la escuela, así como a la falta de apoyo en los planteles para este grupo.

Alimentación

El documento afirma que alguna de la prácticas alimenticias observadas en niñas, niños y adolescentes trabajadores en la Ciudad de México representan un riesgo no solo para su salud, sino también para su desarrollo .

Principalmente por la existencia de “entornos inadecuados” que pueden afectar su desarrollo físico, cognoscitivo y emocional, como la contaminación por ruido, basura, accidentes laborales y actividades riesgosas.

Por ejemplo, quienes trabajan en la Central de Abasto son más propensos a padecer enfermedades broncorrespiratorias e infecciones gastrointestinales por los cambios bruscos de temperatura a los que están expuestos.

Además, es frecuente que recurran a la automedicación, debido a que la mayoría de las personas entrevistadas carece de algún tipo de seguridad social.

El informe resulta que muchos niños, niñas y adolescentes se encuentran en un ambiente en el cual su trabajo representa un ingreso importante para el hogar.

“El trabajo infantil puede incrementar el ingreso del hogar a tal grado que investigadores y especialistas señalan que también aumenta significativamente la probabilidad de sobrevivencia de la familia. Más aún, la sobrevivencia de la familia depende del trabajo infantil, independientemente de si es llevado a cabo en condiciones peligrosas o no peligrosas”, detalla.

Violencia y discriminación

La población infantil trabajadora también se enfrenta discriminación, rechazo y exclusión por parte de la sociedad, pues “tienden a verlos como delincuentes”, señala el documento.

“Ejemplo de ello es lo mencionado por niñas y niños que trabajan en la Central de Abasto, quienes refirieron haber sufrido bullying y discriminación también por su situación económica, lo que constituye uno de los factores por los que no asisten a la escuela. Dicha situación es particularmente evidente entre las hijas y los hijos de recolectores de basura, a quienes suelen llamarles cartoneros”, destaca.

Estas afectaciones , insiste el estudio, tienen impactos en el goce y ejercicio de diversos derechos, como el de cuidado.

La situaciones de inseguridad y violencia que enfrenta esta población también cambiará si son mujeres, integrantes de algún grupo indígena o migrantes.

Tan solo en entre los menores de edad que trabajan en Metro y otros espacios públicos, el estudio detectó varias situaciones de riesgo como el que los asalten y les quiten los productos que venden; el decomiso de su mercancía; agresiones del personal del Metro y de otros vendedores y usuarios; acoso sexual, incluso de los policías, y el riesgo de ser abusados y raptados.

La CDHDF también identifica medidas inemdiatas que deben tomar varias autoridades, “para que en 2025 se ponga fin al trabajo infantil en todas sus formas”.

También llama a avanzar en el cumplimiento de los convenios sobre la edad mínima de admisión al empleo y peores formas de trabajo infantil,los cuales fueron ratificados por México en 2015 y 2000.

“De manera particular, se tiene que trabajar en la restitución de los derechos de niñas, niños y adolescentes trabajadores y acompañantes, lo cual implica una mirada integral que conlleva además la restitución de derechos de sus familias y de las personas adultas que están a cargo de ellos”. resalta.

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