Lo indispensable es el agua y el aire: Adán Vez Lira (Veracruz)

Foto: Heriberto Paredes

Texto y foto por Heriberto Paredes / Pie de Página


Adán Vez Lira, ambientalista del estado de Veracruz, fue asesinado con un arma de fuego. Su muerte deja un gran vacío en la defensa del territorio contra la instalación de proyectos mineros. Esta es una entrevista con él que se reproduce con la intención de escuchar su voz sobre las balas.

Adán Vez Lira fue un ambientalista que durante más de veinte años defendió el medio ambiente en Veracruz. Estuvo al frente de un proyecto en la región costera de La Mancha, que buscaba conservar el entorno con participación de la comunidad. Ese proyecto se llama La Mancha en Movimiento.

Adán fue asesinado este 8 de abril de 2020. Le dispararon con un arma de fuego mientras recorría el tramo de La Mancha (Actopan) a Palma Vieja. Deja un gran vacío en la defensa del territorio y en la promoción de la biodiversidad de la región.

Antes de ser asesinado el periodista Ehécatl Ríos y yo entrevistamos a Adán cuando investigábamos sobre la oposición a un proyecto minero que pretende construirse en tierras del municipio de Actopan, Veracruz, cuyos sus efectos dañarían los ecosistemas de toda la región, incluyendo al municipio colindante de Alto Lucero.

Adán nos recibió con una sonrisa que se podía distinguir a varios metros a la distancia. Esperamos que esta entrevista, realizada hace dos años, dé cuenta del trabajo que realizaba y de que las condiciones de amenaza para los defensores y el medio ambiente en la región no han cambiado. Que sus palabras hablen por encima de las balas:

Para la entrevista le acompañan Lena, Vanesa y Elvira, mujeres que son parte de este trabajo y es este el inicio de una investigación de lo que ocurre en la zona.

“Estamos en un campamento ecológico –comienza la entrevista Adán– que se llama El Mangal y es aquí donde están nuestras instalaciones y donde está nuestro centro de operaciones para actividades que hacemos al aire libre, con grupos de escuelas que nos visitan. Hacemos turismo de naturaleza mediante visitas guiadas a distintos ecosistemas de La Mancha”.

—¿Cuál es la biodiversidad de esta región y cómo se construye la importancia de la conservación de las montañas, las lagunas y la costa?

—Nuestro proyecto nace a raíz de la falta de sensibilidad de la gente para el aprovechamiento y explotación de recursos naturales. Anteriormente la gente de aquí cazaba, talaba sin ningún tipo de miramiento, simplemente se usaban los recursos y se extraían. En un inicio se trató de hacer conciencia para que la gente de la región, supiera de inicio, que esos recursos son importantes en el lugar dónde se encuentran, que si los deterioramos estamos deteriorando nuestra propia vida, puesto que los recursos naturales son los que nos proveen lo indispensable para vivir.

Lo indispensable es el agua y el aire.

La Mancha es una región con mucha diversidad biológica. Existen varios ecosistemas que se forman en la cercanía de la montaña con la costa, se forman microclimas y microcuencas y a su vez se transforman en diversos temas como humedales, como lagunas costeras, manglares, incluso por estar cerca de la costa, también se forman las dunas costeras.

Todos estos ecosistemas son sumamente importantes porque nos dan servicios que no nos pueden dar ninguna institución, ningún programa, ninguna dependencia, son servicios que sólo la naturaleza nos puede dar.

En la región, que abarca cerca de 20 km, parte del municipio de Actopan y parte del municipio de Alto Lucero, hay 6 lagunas costeras, 2 de estas son lagunas tectónicas, es decir, que son de agua dulce y que no tienen nacimiento, simplemente son puntos de almacenamiento de agua que se utiliza para actividades pesqueras y turísticas, pero también para riego. Una es Laguna Verde y otra es Laguna del Farallón. Las otras 4 lagunas son salobres y alrededor de éstas hay manglares, que son proveedores de nutrientes para las especies que viven en las lagunas y para las aves.

Los manglares son zonas de amortiguamiento entre fenómenos naturales, ya sea que vengan del mar o que vengan de tierra, es un lugar de descanso entre aves, animales terrestres, acuáticos, crustáceos y reptiles.

Toda esta región costera, hasta Palma Sola en Alto Lucero, es rica de la misma manera que La Mancha. Este lugar ocupa el número uno en biodiversidad en el estado de Veracruz y el tercer lugar a nivel nacional.

Tratamos de generar conciencia para conservarlos y de cómo, desde cualquier ámbito, podemos influir para que estos ecosistemas se deterioren o se mantengan y conserven.

Foto: Heriberto Paredes

—¿Cuáles serían algunas acciones concretas que la gente puede hacer?

—No tirando basura porque aunque estemos lejos, la basura tiende a llegar a las zonas costeras a través de los arroyos, ríos, incluso a través del aire. Pero hay muchas formas de que la contaminación llegue. Estamos tratando de que los recursos naturales se mantuvieran y podamos disfrutar de ellos y que las diferentes generaciones que nos siguen puedan disfrutar de un aire limpio, de agua limpia, de las selvas, las montañas. Que persistan las especies de flora y fauna que viven esta región.

Ese es el principal motivo de que nos hayamos organizado, que sea esto una ventana al mundo, un ejemplo para que la gente trate de hacer lo mismo o algo parecido.

—Sabemos que hay amenazas de todo tipo rondando, en particular proyectos mineros de extracción de oro, ¿cómo afectaría un proyecto de extracción minera a cielo abierto?

—La minería a cielo abierto, según entiendo, es una práctica que se realiza usando explosivos y varios químicos, entre ellos el cianuro. Este químico es un elemento venenoso muy peligroso, perjudica a las plantas, a los animales y al ser humano. Esta es una zona donde hay unos vientos huracanados y el cianuro, y cualquier químico, podría transportarse muy rápidamente a cualquier distancia por el aire.

Considerando que en nuestra zona las principales fuentes económicas son la ganadería, la agricultura y el turismo, esta práctica de minería arruinaría todas las actividades que se realizan. De estos trabajos sobrevive mucha gente, se le da trabajo a todos los pobladores de la zona, todos tenemos algo de qué vivir.

La minería dice que nos ofrece una alternativa, pero una en la que a lo mejor le van a dar trabajo a un 1 por ciento o 2 por ciento de la población de nuestra zona, lo cual no compensaría lo que se perdería de empleos debido al desastre natural que se vendría.

Las zonas costeras dependen de las zonas altas, de las zonas montañosas, si una laguna costera o un humedal se mantiene en buena forma, descontaminado, esto se debe a que la zona montañosa está en plenitud de condiciones ecológicas. Si nosotros permitiéramos que se contaminara la parte de arriba, las partes bajas tenderían a contaminarse, se arruinarían las actividades pesqueras, las actividades turísticas. ¿Quién va a consumir un pescado contaminado con cianuro o algunos otros minerales como el cadmio, el plomo o el azufre y el zinc?

Todos esos minerales quedarían expuestos y tenderían a escurrirse, los mantos freáticos se contaminarían, los manantiales donde beben agua las vacas, los ganaderos se contaminarían, con las explosiones se perderían los escurrimientos subterráneos. En la agricultura sería un desastre porque el agua vendría contaminada.

Por eso es preciso que se conserven las montañas como tales, las piedras, los árboles, los animales que viven en la zona alta para que la parte baja se mantenga. Nosotros estamos en la punta, en un espacio tan único que incluso las aves lo seleccionan para pasar, para migrar, es el corredor de aves más importante de América y si hablamos de rapaces es el corredor más importante del mundo. Pasan alrededor de 13 millones de aves que se detienen a descansar, a alimentarse y que si nosotros deterioramos este entorno, ellas no tendrían dónde recargar energías y completar el ciclo de venir y regresar para proliferar.

En un lugar que fuera contaminado por la minería no quedaría ninguna clase de fertilidad en el suelo, por lo que las semillas tenderían a perderse. Para nosotros sería el peor desastre, peor que un huracán, tormenta o temblor, que se destrozara la zona montañosa por la minería.

—¿Qué están haciendo para impedir que la minería a cielo abierto se establezca en estos municipios?

—De acuerdo a nuestra visión y a nuestro entorno, estamos conscientes que cualquier proyecto minero, de cualquier índole, pero peor a cielo abierto, sería un desastre. Como grupo estamos en contra de la minería a cielo abierto y a nivel de ciudadanos hacemos campaña con la gente de que no apoye a la minería.

Hemos hecho reuniones con personas de la zona y estamos dándoles a conocer lo desastroso que es esta práctica y la mayor parte de la gente coincide en que así es. Una vez que se platica con la gente, todos estamos en la misma sintonía en contra de la minería pero también estamos pidiendo, mediante firmas consensos, que esta zona de alrededor de 83 mil hectáreas se declare área natural protegida, en calidad de reserva de la biósfera.

Nos hemos reunido con agentes municipales y ciudadanos y hasta ahora todos coincidimos en que no queremos la minería.

Foto: Heriberto Paredes

—¿Qué piensa de los argumentos de las empresas mineras y del gobierno que hablan de que no se va a contaminar y de que habrá muchos empleos?

—Es demagogia. Quienes quieren imponer la minería están conscientes de que el pueblo no va a mejorar, no va a progresar. Quien va a progresar es el dueño de las empresas. En el país hay la costumbre de que personas ajenas se llevan la riqueza, a nosotros no nos estorban, pueden quedar enterradas toda la vida y no pasa nada. Si alguien se encuentra 1 gramo de oro pues sería magnífico pero nuestros gobernantes quieren seguir vendiendo lo nuestro, el oro, la plata y todas las riquezas.

Quienes quieren imponer la minería se van a llevar toda la ganancia, supuestamente pagan un impuesto pero no pagan nada. Lo que es muy probable es que haya una negociación con quienes autorizan este tipo de actividades y que ellos si se vayan llenos de dinero, pero a nosotros nos dejarían en la pobreza. Si disminuye la agricultura, la ganadería, el turismo y la pesca aumentaría la delincuencia, nos moriríamos de hambre y moriríamos por envenenamiento.

Así dure 10, 20 o 30 años la minería en esta zona, después vamos a quedar en un lugar desierto que no es lo adecuado. Hemos visto lugares en Zacatecas, Baja California, Puebla, donde la gente se queja de la minería y que tienen que pasar cientos de años para que se restaure ese espacio que ellos destrozaron

Como vivimos, vivimos bien, no tenemos necesidad de minería ni de vivir amenazados de que nuestros pueblos vayan a desaparecer algún día porque no hay condiciones para vivir.

 

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