El “fraude” del Parque Arqueológico Chetumal Balam Tun (Quintana Roo)
Ignacio Rodríguez Reyna / Fábrica de Periodismo
Denuncian ante FGR la “reubicación y reconstrucción ilegal”
de 47 monumentos destruidos por obras del Tren Maya
Un grupo de académicos e investigadores del INAH presentaron una denuncia ante la Fiscalía General de la República (FGR) por la reubicación y reconstrucción ilegal de 47 monumentos arqueológicos que fueron destruidos en su lugar de origen durante la construcción de los tramos 6 y 7 del Tren Maya.
Ahora, dicen, se pretenden utilizar con fines de lucro para abrir el Parque Arqueológico Chetumal Balam Tun, en Quintana Roo, como parte de una ruta turística.
“El traslado y reconstrucción de estos monumentos arqueológicos (pirámides) hacia ese parque es un fraude porque se muestran como ‘rescatados’ y ‘rehabilitados’, pero en realidad están fuera de sus contextos cultural, natural y político-social de los tiempos de su edificación hace más de 500 años. Además, su uso tiene un sentido escenográfico y comercial sancionado por la ley que protege el patrimonio arqueológico de la nación”, aseguran los investigadores del INAH, especialistas en antropología, arqueología e historia.
En la denuncia entregada ayer en la Fiscalía General de la República (FGR), los académicos señalan que la reubicación de monumentos arqueológicos que se localizaron durante la construcción del Tren Maya es un delito porque en la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticas e Históricas no existe ninguna posibilidad de desmontar y montar en otro lugar este tipo de vestigios.
“Al no estar prevista la reubicación de Zonas de Monumentos Arqueológicos, no sólo viola la ley citada, también representa un engaño a la ciudadanía, ya que esos vestigios se destruyeron y movieron de su lugar original. De acuerdo con la legislación vigente, el rescate de esos 47 monumentos arqueológicos debió realizarse in situ y no fuera de él”, precisan.
Lo que hoy llamamos zonas de monumentos arqueológicos –destacan– son irremplazables y únicas ya que, en los tiempos de su existencia y edificación, decenas de cientos de años antes de los nuestros, fueron asentamientos humanos específicos, dentro de contextos de asentamientos humanos de una vida política, social y natural compleja que iba mucho más allá de su sola localización, por lo que se edificaron en lugares concretos y no en otros.

“Estaban en relación con fenómenos naturales y celestes, como los solsticios o equinoccios, ciclos de la Luna, el Sol, Marte y demás fenómenos que les permitían registrar y seguir los ciclos naturales y cósmicos. Aquí radica la importancia de su localización y los estudios histórico-arqueológicos y de arqueoastronomía. Por ello, se debe tener un respeto irrestricto a la conservación y localización concretas de su ubicación”, afirman los investigadores.
A mediados de julio, la gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama Espinosa, anunció la construcción del Parque Arqueológico Chetumal ‘Balam Tun’ en el municipio de Othón P. Blanco, Chetumal, para exhibir la reconstrucción de 47 monumentos mayas hallados durante la construcción del Tren Maya.
“Balam Tun se perfila como una parada obligada para quienes viajen por la ruta del Tren Maya y se espera que sea el nuevo foco del turismo cultural. Estos monumentos y piezas arqueológicas serán exhibidos en tres secciones temáticas diseñadas para facilitar el recorrido cronológico”, apuntó la gobernadora.
Mara Lezama dijo más. Resaltó que ese nuevo parque, que se abrirá a finales de agosto, es resultado de una colaboración entre el gobierno de Quintana Roo, la dirección del INAH, el arqueólogo Manuel Pérez Rivas, responsable del “salvamento arqueológico” durante la construcción del Tren Maya, y la Sedena, representada en este proyecto por el coronel ingeniero constructor Mario Acevedo Hernández.
Los investigadores del INAH que hicieron la denuncia ante la FGR señalan que los vestigios mayas que serán exhibidos en ese nuevo parque en realidad son evidencias de las zonas arqueológicas que fueron destruidas en las localidades de Juan Sarabia, Jesús González Ortega y Francisco Villa, en Quintana Roo, para construir los tramos 6 y 7 del Tren Maya, el proyecto de infraestructura más importante del sexenio de Andrés Manuel López Obrador.
“Lo que ahora se realiza en ese parque no sólo es la reubicación de 47 monumentos arqueológicos, sino que los presentan como si fueran nuevos porque al colocarlos en ese nuevo espacio se pulen los pisos y se diseñan con precisión las junturas entre las piedras que conforman las pirámides”.
Eso, insisten, es “una falsificación porque el visitante pensará que son obras originales”, aseguran los académicos.
En los trabajos de restauración establecidos por el INAH y por normatividad internacional –precisan–, se establecen señas muy claras para que el visitante y los especialistas logren diferenciar los segmentos originales del monumento y las partes restauradas con materiales contemporáneos.
Sin, embargo, en el nuevo Parque Chetumal Balam Tun no existen esos testigos distintivos. Todo parece que se edificó en ese lugar.
Los investigadores argumentan que ese parque refleja una parte de lo que realmente se destruyó, pero, ahora, las autoridades del INAH y del gobierno estatal lo presentan como un atractivo turístico, “cuando en realidad significa un fraude académico, científico y humano de lesa arqueología”.
Como no existe ningún antecedente mundial donde se haya permitido que un antiguo asentamiento humano, como son las zonas arqueológicas, sea trasladado de su lugar de establecimiento original a otro sitio diferente y tampoco consta legislación alguna que otorgue esa acción, los profesores de investigación científica del INAH solicitan a la FGR que “realice los trabajos de investigación y aplique las sanciones que requiere este delito”.
Además, exijen detener de inmediato las obras de “reconstrucción” que se llevan a cabo para crear el Parque Arqueológico Chetumal Balam Tun porque “su ilegalidad sienta un gravísimo antecedente de fraude y falsificación de las fuentes de conocimiento del pasado de los pueblos originarios, impresos en estos vestigios, por las autoridades de las instituciones obligadas a la investigación, conservación, preservación y difusión de estos registros en el marco de las ciencias históricas y antropológicas”.
Los académicos del INAH que realizaron la denuncia ante la FGR tienen más de 45 años de práctica profesional en investigaciones antropológicas e históricas y en la conservación física y jurídica de los vestigios y zonas de monumentos arqueológicos, artísticos e históricos. Son encabezados por el antropólogo Juan Manual Sandoval Palacios, el historiador Felipe I. Echenique March, el arqueólogo Fernando Cortés de Brasdefer, la antropóloga Rosa María Vanegas y la maestra del Clacso Marcela Orozco Contreras.
Los investigadores realizaron el registro fotográfico de la destrucción de un gran número de monumentos y zonas arqueológicas por la construcción de los siete tramos por donde corren todas las vías del Tren Maya, luego de haber recorrido 4 mil kilómetros de esa ruta en Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, en distintas temporadas de campo.
Por eso, en esta denuncia le solicitan al fiscal Alejandro Gertz Manero les notifique sobre el estado de investigación que ha llevado a cabo por la denuncia que presentaron el 15 de mayo de 2020, la carta excitativa del 19 de julio 2021 y el alcance a la denuncia del 18 de enero de 2024, documentos en los que revean la destrucción de monumentos y zonas de monumentos arqueológicos, paleontológicos e históricos a raíz del tendido de vías, banco de materiales, caminos de tránsito de maquinaria, estaciones y patios de servicio del Tren Maya.
A la fecha, la FGR no ha notificado a los investigadores sobre el estado de la investigación de las denuncias.
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