Bajo aviso no hay delito: vecinos de Xoco remueven tapiales de la constructora Mitikah (Ciudad de México)

Desde febrero pasado, la Asamblea del Pueblo de Xoco solicitó al gobierno de la Ciudad de México la remoción de los tapiales que la constructora Fibra UNO, responsable del complejo de torres Mitikah, pues obstaculizan el paso de la calle. Ante la falta de respuesta, pusieron manos a la obra.

Texto y fotos: Arturo Contreras Camero/ PIE DE PÁGINA

CIUDAD DE MÉXICO.- El estruendo de láminas golpeadas y tubos cayendo alertó a los cuidadores de la obra. A las cuatro de la tarde de este sábado una decena de vecinos del pueblo de Xoco removió unos tapiales que invadían la calle Real de Mayorazgo al sur de la alcaldía Benito Juárez. Fueron instalados por trabajadores de Fibra UNO, o FUNO, que desde hace más de diez años construyen una torre imponente que pretende cambiar la cara a este barrio, considerado pueblo originario.

“Esta es la vía de acceso al pueblo, quieren quitarnos la calle principal para dotar a esta constructora de un patio central para el centro comercial de Mitikah, están privilegiado los intereses de una constructora por encima de la determinación del pueblo» acusa René Rivas Valladares, de la Asamblea Ciudadana del Pueblo de Xoco”.

El conflicto por la calle comenzó hace casi una década, en 2012, cuando inició la construcción de la obra de la que en ese entonces pretendía ser la torre más alta de América Latina. En ese lapso, ya se planearon y están en construcción rascacielos más altos. Después, en 2019 la constructora demolió más de 56 árboles sobre está calle, y otros cientos más al interior del centro Banamex.

El ecocidio fue reconocido por el gobierno de la Ciudad de México, que impuso una multa de 40 millones 800 mil pesos. En ese momento, parecía que el gobierno tomaba en cuenta las peticiones deos vecinos de Xoco, pero el revés estaba cerca.

Meses después se anunció que la multa podía ser resuelta mediante la creación de obras de mitigación en la zona, obras en beneficio de los vecinos. Sin embargo, estas incluían un paso a desnivel vehicular, que daría servicio a los estacionamientos del complejo para conectarlos con vías de circulación primarias.

«Nosotros no queremos más autos, el pueblo ya no puede con el tránsito de tantas torres de departamentos de lujo y todavía quieren meter más calles. Además, ya casi no hay agua y con estas torres, va a disminuir», dice una vecina, con más de 60 años que por miedo, pide reservar su identidad”.

Su temor no es infundado: hace una semana policías de la ciudad detuvieron a uno de estos vecinos, por oponerse a una perforación en la calle por parte de la constructora. Ese mismo día fue puesto en libertad, pero el clima de hostigamiento, dicen, ha ido en aumento.

Desde los balcones y pisos sin terminar de la obra, algunos de sus trabajadores se asoman. Incluso con lentes telefotográficos captan a los vecinos.

“A los policías de investigación que nos están viendo, que van a levantar carpetas en nuestra contra, aquí estamos, que nos vean sus cámaras y los abogados de la Torre Mitikah. No tenemos miedo de defender la vía pública de sus arbitrios, no vamos a entregar la calle que es pública», dijo René”.

Un aviso anticipado

“Estos tapiales ya van dos veces que los ponen», cuenta otra de las vecinas. «La primera los quitaron y la segunda los ampliaron y ahora nosotros estamos quitándolos de nuevo”.

En febrero de este año, la Asamblea del pueblo emitió una declaratoria de autonomía, en la que definieron su forma de gobierno, los límites de su pueblo originario y las determinaciones esenciales.

Entre ellas se encuentra la de no permitir la privatización de la calle, por lo que después de la declaratoria, pidieron a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México que tomara las medidas pertinentes para retirar los tapiales, sin embargo, nunca recibieron respeusta.

Decididos, dieron un ultimátum. Si para el primero de agosto no se habían retirado los tapiales, ellos mismos, bajo la autoridad y jurisdicción que les otorga su reconocimiento de pueblo originario, lo harían.

Así, por más de dos horas desmontaron estructuras de metal, sin cesar, como un acto de protesta y de defensa del territorio.

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