La persistencia de la memoria y la dignidad: pueblos originarios, colectivos y CNI conmemoran cinco siglos resistencia y rebeldía (Ciudad de México)

Marichuy, del Congreso Nacional Indígena, manda mensaje y saluda a los pueblos que se organizan contra el despojo y luchan por la vida en contra de los megaproyectos de muerte

La Comunidad Otomí anuncia que la sede del  Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas será nombrada “Casa de los pueblos y comunidades Indígenas” Samir Flores Soberanes

Policías del gobierno capitalino impiden el paso de los manifestantes indígenas al Zócalo de la Ciudad de México

Fotos y texto: COLECTIVO GRIETA
Ciudad de México.- Este 13 de agosto, en que se conmemoraron 500 años de la caída de México Tenochtitlan en distintas partes de México, el Congreso Nacional Indígena (CNI), pueblos, comunidades indígenas, compañeros de zonas populares y otros colectivos realizaron distintas “acciones dislocadas” para recordar “el inicio de la resistencia” y, sobre todo, para reafirmar su determinación por defender su cultura,  identidad, derechos históricos, territorios  y a la naturaleza, los cuales se ven gravemente amenazados por los megaproyectos de muerte neoliberales de  ayer y hoy.

En la Ciudad de México se encontraron algunos sus pueblos originarios  e indígenas que han migrado a esta urbe con otros colectivos que  viajaron desde Oaxaca, Estado de México, Querétaro, Jalisco, Puebla y Baja California para esta ocasión. Un abanico de colectivos y organizaciones venidos de distintas partes del país acudieron a esta convocatoria, entre los cuales estuvieron presentes la Coordinación de Pueblos, Barrios Originarios y Colonias de Xochimilco, Pueblos Unidos de la Región Cholulteca y los Volcanes (Puebla), La Comunidad Otomí residente en la Ciudad de México y otros llegados de Santiago Mextititlán (Querétaro),  triquis desplazados de la comunidad de Tierra Blanca (Oaxaca), comuneros milpaltenses de raigambre nahua, indígenas mazatecos, compañeros y compañeras de la  Asamblea General de los Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de Coyoacán y el  colectivo Mexicali Resiste (Baja California). Los acordes a veces alegres, a veces nostálgicos, una banda de viento compuesta por músicos solidarios acompañó su recorrido.

La palabra del CNI y su vocera

En lo que fue definido por María de Jesús Patricio Martínez -vocera del Concejo Indígena de Gobierno y figura pública del CNI- como una muestra de la resistencia histórica de diferentes pueblos y comunidades indígenas a lo largo y ancho de lo que hoy es México,  agrupaciones indígenas se dieron cita para hacer patente la vigencia de esa resistencia y dejarle claro al Poder  que “no se rinden, no se venden y no claudican” ante los embates de los megaproyectos impuestos en sus territorios  por un Estado racista y un gobierno que no sólo le ha dado continuidad a los proyectos neoliberales de muerte impuestos sobre los territorios indígenas, sino que tras una narrativa  engañosa y consultas simuladas hechas al vapor y con escasa participación, ha acentuado el despojo y la destrucción de los territorios indígenas para favorecer al gran capital.

En su mensaje, María de Jesús Patricio Martínez saludó “esta lucha, esta presencia, esta palabra … por este caminar ante todo este despojo que están sufriendo nuestras comunidades”, e informó que minutos antes acababa de presentar ante la Suprema Corte de Justicia un amicus curiae para apoyar la demanda de la comunidad nahua de Santa María Ostula, Michoacán, para que la máxima instancia judicial del país atraiga  el caso de delimitación y demarcación de sus tierras comunales. Este amicus curiae fue respaldado por al menos 52 académicos, expertos en cuestiones indígenas y en derecho agrario, pertenecientes a distintas universidades y centros de investigación de México y el extranjero, como la Universidad Autónoma de Ciudad  Juárez, el Colegio de Michoacán, el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, la Universidad Pedagógica y el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.  Después de denunciar las trabas para poder ingresar este documento, manifestó: “Espero que la Corte haga su trabajo”.

En su intervención, Marichuy también recordó  la violencia, el desprecio, el abandono y el olvido que han padecido y padecen cotidianamente las comunidades indígenas en nuestro país, realidad ante la cual -dijo- la gente está organizándose, resistiendo: “No es cierto que nos conquistaron. Estamos resistiendo y estamos  en pie de lucha como dicen nuestros hermanos zapatistas”  y recordó que “en estos momentos el Escuadrón 421 está dando su palabra junto con otros hermanos de lucha” que resisten allá en las geografías europeas.

 

Vallas y despliegue policial contra pueblos originarios en lucha, otra forma del gobierno capitalino de celebrar la resistencia indígena

Si la intención original de estos colectivos era realizar esta actividad pacífica y reivindicativa en el Zócalo de la Ciudad de México, en su recorrido desde el Hemiciclo a Juárez tuvieron que sortear  distintos obstáculos. Como documentaron diversos medios, vallas de metal  y policías con equipo antimotines fueron dispuestos  por un gobierno capitalino  más preocupado por garantizar el éxito de la celebración oficial de “los 500 años de Resistencia Indígena” -así dijeron- que por  respetar, escuchar y atender las demandas de los pueblos indígenas que habitan en la capital. Es decir, en las  espectaculares celebraciones de maquetas de cartón organizadas por el capataz en turno para “conmemorar la resistencia indígena”, no caben los indígenas rebeldes contemporáneos que resisten iniciativas impuestas como el mal llamado “Tren maya” y al Proyecto Transístmico, hombre niños y mujeres a los cuales se les impidió llegar a la Plaza de la Constitución.

Después de sortear retenes policiales, patrullas y demás barreras, los colectivos y pueblos se abrieron paso hasta llegar  a un costado de la Corte Suprema de Justicia, en la esquina de Pino Suarez y Venustiano Carranza, donde compartieron su palabra palabra y un largo memoriales de agravios, agravios que han ido en aumento con la llamada 4T.

 

Para cerrar este acto de rebeldía y compartición de luchas, los y las indígenas otomíes de la Toma del INPI -armadas con sus coloridas muñecas de trapo-, anunciaron que a partir de este 13 de agosto sus instalaciones pasarán a ser la “Casa de los Pueblos y Comunidades Indígenas Samir Flores Soberanes”, en recuerdo del compañero asesinado por organizarse en contra del Plan Integral Morelos y oponerse a la construcción de la termoeléctrica de Huexca, ese megaproyecto que el actual presidente condenó y prometió que no se realizaría en 2014 y que, una vez estando en el poder, avaló.

Construyendo la memoria colectiva, organizándose para defender su territorio ancestral de las corporaciones y un gobierno que sigue imponiendo megaproyectos sin importar el daño ecológico y las graves consecuencias que éstos acarrean para las comunidades, los pueblos indígenas resisten y mantienen vigente esa rebeldía que inició  hace 500 años con la caída de la capital mexica.