En memoria de Moisés Sánchez / Fuera de foco

por Silvia Nuñez Hernández

Jorge Sánchez Ordoñez, es un joven que reside en el municipio de Medellín de Bravo, a quien le cambiaron la vida en un segundo el día 02 de enero del 2015 cuando sustrajeron con lujo de violencia de su vivienda a su padre, quien en vida se llamó Moisés Sánchez Cerezo. 23 días después, en ese entonces Procuraduría General de Justicia de Veracruz a cargo de Luis Ángel Bravo Contreras, a través de un escueto boletín de prensa, notificaba sobre el hallazgo del cuerpo del fotoperiodista, arrojado en un sendero ubicado en el municipio de Manlio Fabio Altamirano.

Desde ese momento, el dolor no tan sólo se pintó en el rostro de su esposa e hijo de Moisés Sánchez Cerezo, el asesinato trastocó las fibras más sensibles y profundas de la prensa local, nacional e internacional, quien exigió y ha exigido el esclarecimiento de este falaz homicidio. Sánchez Cerezo se convirtió en el periodista número 12, pero el primero del año 2015. A siete meses de su asesinato, la hoy Fiscalía General de Veracruz (FGE) no ha hecho absolutamente nada. Qué decir del elefante blanco del gobierno de Enrique Peña Nieto, la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión? (Feadle) regulada por la Procuraduría General de la República (PGR), la cual, se negó a considerar siquiera el homicidio por argumentando que era un taxista.

Pero a siete meses de su asesinato, su hijo, Jorge Sánchez Ordoñez continua honrado su memoria, haciendo un gran y literal esfuerzo de continuar su legado, el cual le dejó no tan sólo a él, sino a los habitantes de su comunidad, Medellín de Bravo donde vivió sus últimos años de vida el periodista.

Con su periódico bajo del brazo, arribó el día de ayer a la ciudad capital de Veracruz, para mostrar ante a los medios de comunicación la segunda edición de “La Unión” La Voz de Medellín. Un ejemplar tipo tabloide, con interesantes aportaciones tanto de periodistas como de fotógrafos más reconocidos en el estado de Veracruz.

A siete meses de su asesinato, vemos un Jorge Sánchez más contundente, tranquilo, mesurado en sus acciones, pero decisivo en sus declaraciones cuando se trata de exigir al gobierno de Javier Duarte de Ochoa que deje a un lado la omisión, la impunidad y también dejar de solapar a los verdaderos asesinos de su padre.

En esa presentación, también se pudo escuchar tanto el nombre de Rubén Espinosa Becerril y de Nadia Vera Pérez, a quienes la muerte los persiguió hasta el Distrito Federal para ser brutalmente asesinados, no antes de infringirles el más profundo dolor, producto de las evidentes frustraciones de quienes ordenaron su asesinato. La prensa crítica llora y continuará llorando la rabia de estos cobardes asesinatos. El problema, es que esa rabia ha viajado a los corazones de muchos otros periodistas situados en diferentes partes del mundo, quienes no cesado de exigir que los verdaderos culpables y señalados por las propias víctimas, sean procesados.

Miguel Ángel Mancera Espinosa, jefe de Gobierno del Distrito Federal, tendrá que dejar atrás el circo y las calumnias que ha vertido utilizando sus pueriles medios de comunicación que operan a su merced, intentando pisotear la memoria tanto de Rubén Espinosa y Nadia Vera.

Las denuncias públicas del fotoperiodista y la activista social responsabilizando al gobierno de Javier Duarte de Ochoa no es un tema que se pueda soslayar y hacer a un lado. Se tomó la declaración tanto del gobernador como de su titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), Arturo Bermúdez Zurita, quienes imaginamos que por su recurrente y natural forma de mentir, negarán todo tipo de acusación. Mancera Espinosa debe de atraer las declaraciones de todos y cada uno de los periodistas que mantenían contacto permanente con Rubén Espinosa y Nadia Vera, quienes seguramente darán pruebas fehacientes y bien documentadas sobre la situación prevaleciente en el estado que originaron que se exiliaran en el DF y que hayan sido asesinados.

La situación para el periodismo se ha encrudecido. Todos lo sabemos. Existe un literal hostigamiento en contra de quienes ejercen su derecho a informar. Las cosas en Veracruz siguen siendo las mismas y más cuando existen autoridades como las que mantiene Enrique Peña Nieto y Miguel Ángel Mancera Espinosa, quienes se dedican a destruir a las víctimas y no atienden las verdaderas líneas de investigación las cuales conducen directamente a los asesinos materiales de los periodistas. El problema es que las autoridades saben desde un principio quienes son los verdaderos asesinos, saben que tienen etiqueta de la casa, por lo tanto, impiden a todo costa que las investigaciones conduzcan a ellos. La corrupción, la impunidad en la clase política es realmente alarmante.

Veracruz un edén para la delincuencia

La inseguridad en el estado de Veracruz es un hecho tan “natural” para las autoridades que ya las denuncias vertidas en los diferentes medios de comunicación y redes sociales, en verdad no les produce ningún tipo de preocupación. ¿Qué pasará por la mente de Arturo Bermúdez Zurita? Pues en lo personal considero que ni le preocupa ni ocupa.

La corrupción indudablemente está matando a la gallina de los huevos de oro. Muchos ciudadanos al ver que no existe ningún tipo de garantía están tomando decisiones drásticas en su contexto mediato. Muchos empresarios están cerrando sus establecimientos para impedir con ello, que los delincuentes los visiten para exigir derecho de piso, otros tantos, están saliendo de sus viviendas para irse del estado a una entidad o país que ofrezcan mejores condiciones de vida.

Y mientras tanto, el gobernador del estado, Javier Duarte de Ochoa en vísperas de dejar su mandato, prefirió cavar un gran túnel –al estilo del Chapo Guzmán- para esconderse y evadir a la prensa. Los pocos eventos que mantiene, son absolutamente controlados para impedir el acceso de los medios de comunicación críticos y sólo permiten la entrada de periodistas que tengan en la frente pintado el logo de “Prensa Vendida”.

Mientras tanto la inseguridad sigue viento en popa. La columnista de sociales del rotativo Notiver, Nohemí Herrera López, a quien de cariño todos conocemos como Conny, fue objeto de un robo con violencia cuando metía su auto a su cochera. La balacera en la plaza comercial Nuevo Veracruz en donde si existieron personas asesinadas –pese al ocultamiento de esta información de parte de la FGE- y el secuestro de un camión de pasajeros foráneo en el kilómetro 140 en el tramo carretero Veracruz-Xalapa y en donde alarmante se sabe que no saben sobre las condiciones en las que se encuentran los pasajeros.

El gobernador del estado de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa después de muchos días de silencio ante el multihomicidio en la Narvarte dijo al oficialista Alejandro Cacho –contestando a los señalamientos que hizo Nadia Vera señalándolo a él como absoluto responsable de su seguridad-: “Nadia tiene razón, Alejandro. Yo soy el único responsable de la seguridad de los veracruzanos” Entonces me pregunto, ¿Por qué las autoridades no lo han procesado por el encubrimiento que el estado ha demostrado con relación a los múltiples robos, secuestros y asesinatos que se han originado en el estado de Veracruz? Pregunta.

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