NO A LA MINA en Temixco, Morelos

Jorge Messeguer Guillén / La Crónica Morelos

Desde hace varios años una empresa de origen canadiense trae el proyecto de una mina a tajo abierto en el municipio de Temixco, más concretamente en Tetlama.

En una superficie de más de mil hectáreas, pretenden explotar oro principalmente. Este tipo de minas son a cielo abierto, no son las minas subterráneas con túneles y galeras que conocemos.

Estas minas se explotan de la superficie del terreno hacia abajo. Primero retiran toda la capa vegetal, arrasan con toda la flora y fauna superficial, siendo ese el primer impacto ambiental muy nocivo. Seguido empieza la excavación por medio de tajos utilizando explosivos para romper la piedra. Se lleva la piedra a unos patios en donde se tritura para después con la ayuda de potentes ácidos como el cianuro y una gran cantidad de agua, se procede a extraer el oro. Dicen los que saben que para obtener un gramo de oro hay que utilizar una tonelada de piedra y someterla a estos procesos con ácidos y una gran cantidad de agua.

Durante la administración pasada se estableció la política de no permitir este tipo de proyectos en Morelos, con toda claridad el gobierno estatal se opuso a la apertura de esta mina. Actualmente el gobierno estatal no se ha pronunciado claramente al respecto. El gobierno municipal de Temixco se mantiene al filo de la navaja al ritmo de lo que le marca el gobierno federal.

El 1 de diciembre el presidente de la República dijo con toda claridad que su gobierno no autorizará ninguna concesión minera y tampoco otorgaría los permisos para operar nuevas minas en el territorio mexicano. Esto aparentemente mantiene en suspenso la operación del proyecto minero en Tetlama y da un respiro ante la amenaza de devastación.

Este tipo de proyectos de explotación de metales a través de minas a tajo abierto, son profundamente devastadores del medio ambiente. La contaminación de suelos, aire y agua son inevitables a pesar de las medidas de mitigación que dicen tener. La afectación a las poblaciones aledañas es muy grande en términos de salud y también en el aspecto social.

Experiencias similares en Zacatecas, Guerrero y otros estados de la república nos muestran como estas minas arrasan a su paso comunidades enteras convirtiéndolas al final en pueblos fantasmas, desquebrajados socialmente, empobrecidos y con un entorno donde no crece ni la esperanza.

Las empresas utilizan diversos métodos para intentar convencer de los falsos beneficios de sus proyectos. Impulsan campañas publicitarias en medios de comunicación locales, en redes sociales y con la cooptación de algunos pobladores para lograr su objetivo y tratar de influir en la opinión pública.

Ponen por delante la supuesta creación de empleos y la gran inversión que van hacer en el estado. Sin embargo, todo esto es un gran engaño. La riqueza generada es para la empresa, nada más. Al estado le queda una superficie devastada, un cráter inmenso y una sociedad empobrecida y desgarrada.

Los costos ambientales y sociales los pagan los estados, los beneficios se van muy lejos de aquí.
Cada vez se levantan más voces de grupos morelenses que se oponen a la mina de Tetlama, eso es muy alentador. Los grupos en defensa del ambiente y de la tierra calculan que la afectación directa asciende a más de doscientos mil morelenses.

Hay que correr la voz para seguir informando a la población sobre los daños que implica la mina de Tetlama.

No nos dejemos engañar y no permitamos que los mineros canadienses traten de vender cuentas de vidrio a los pobladores de Tetlama, Cuentepec, Temixco, Miacatlán y Xochitepec.

En Morelos sí queremos desarrollo y empleo, pero no a costa del medio ambiente y de la convivencia social.
Alcemos la voz al unísono y digámosle a los saqueadores vestidos de empresarios responsables que se regresen por donde vinieron.

Morelos no es botín de modernos gambusinos.

https://www.guillermocinta.com/opinion/no-a-la-mina/