Hambruna y sequía hacen emigrar a indígenas de sus pueblos (Chihuahua)

La mayoría de los rarámuris se establecen en albergues en Parral, donde ya no hay cupo; siguen bajando de las partes altas de la sierra

Parral, Chih.- La sequía y la hambruna obligan a indígenas a migrar desde Guadalupe y Calvo, a ciudades del sur del estado para buscar empleo en aserraderos. Los rarámuris se instalan en albergues de Parral o en comunidades de Santa Bárbara, San Francisco del Oro y Allende.

Aunado a las afectaciones que deja la sequía en la sierra madre en el sur de Chihuahua, donde los indígenas se ven marginados por esta situación y la falta de alimento en los pueblos originarios, se ven obligados a dejar su tierra y esto no sólo afecta a las comunidades de Balleza, sino también de Guadalupe y Calvo, municipio que alberga a más de 600 comunidades indígenas y en su mayoría lugares de difícil acceso.

La migración desde este punto del estado, donde los pueblos originarios se van quedando sin habitantes, se extiende a diferentes partes de la entidad, siendo en Parral donde los indígenas han establecido sus residencias desde hace varios años.

La prueba de esto es que ya existen más de tres asentamientos de comunidad rarámuri, San Andrés, Los Carrizos y El Venadito, donde hay más de 160 casas que son habitadas por hasta 12 personas procedentes de la etnia y cuyos jefes de familia y jóvenes se dedican a tres actividades: pepenar basura, cómo ladrilleros o en aserraderos.

El fundador de dos de las comunidades asentadas en Parral, Guillermo Negrete, explicó que pese a que ya no hay cupo, sus hermanos siguen bajando desde las partes altas de la sierra, en su mayoría de Guadalupe y Calvo, no obstante al no haber espacio, emigran a las ciudades de Santa Bárbara y San Francisco del Oro e incluso a Allende, aunque también ocupan espacios de comunidades que están siendo deshabitadas poco a poco como es el caso de Villa Escobedo.

Negrete advirtió que, pese al aumento de sus hermanos migrantes, hasta ahora no reciben ningún apoyo del gobierno estatal ni municipal, recordando que hace tiempo el DIF si les hacía llegar despensas por lo menos.

Por su parte, el presidente de Guadalupe y Calvo, Ángel de la Rocha, explicó que estos poblados de origen rarámuri, además de la carencia de la lluvia, tienen un problema mayor, el cual es la falta de agua potable, por lo que el edil aclaró que esta administración ha buscado alternativas para afrontar las afectaciones.

En este sentido, una de las alternativas a solicitar ante la JCAS, sería la perforación de un pozo para dar mayor abasto y lograr acceder a una fuente que permitiría llevar el vital líquido hasta estos lugares.

En el caso del alimento, el presidente de Guadalupe y Calvo, Ángel de la Rocha, mencionó que el gobierno municipal ha entregado sorgo y avena, además de buscar coordinación con el estado y la federación para no dejar de lado a los hermanos indígenas.

Los apoyos se han hecho llegar; sin embargo, esto no ha frenado la dificultad para que algunas familias tomen la decisión de dejar sus orígenes para cambiar el panorama de altas montañas por el de urbanización en los municipios de la región sur del estado.

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