Activistas piden negar permiso ambiental para la refinería de Dos Bocas (Tabasco, Ciudad de México)

Reddacción / Proceso

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Ambientalistas de distintas organizaciones consideraron que la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) del proyecto de la refinería Dos Bocas no puede ser aprobada porque “carece de información técnica fundamental y suficiente” para poder ser evaluada de forma integral y objetiva.

El Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C. (CEMDA), Greenpeace México, el Centro para la Diversidad Biológica (CDB) y Naturalia, señalaron en comunicado que el sitio elegido en el municipio de Paraíso, Tabasco para construir la refinería “no es adecuado para un proyecto de este tipo”.

Y refieren que el propio Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) señaló en 2008 que entre los elementos que hacen inconveniente la ubicación se encuentran:

“Una amplia gama de especies protegidas o con estatus de peligro, principalmente relacionadas con pantanos, esteros o mangles como el mono aullador (Alouatta palliata) y el hormiguero norteño (Tamandua mexica), ambos catalogados como en peligro de extinción, además del cocodrilo de pantano (Cocodrylus moreletti), sujeto a protección especial

También la existencia de una serie de lagunas y pantanos, con suelos arcillosos, que obligarían a realizar importantes obras para el acondicionamiento del terreno; el riesgo de potencial incremento del mar, ocasionado por la vulnerabilidad al cambio climático, y el alto potencial de esta localidad para desarrollar ecoturismo y una zona arqueológica.

Tras hacer un análisis de la MIA, las organizaciones ambientalistas mencionadas destacaron además que el proyecto pretende evaluarse “de forma fragmentada”, lo cual impide a las autoridades ambientales contar con información completa sobre el proyecto y, en consecuencia, conocer los impactos acumulativos y sinérgicos.

Explicaron que eso quiere decir que Pemex “no está dando a conocer cuáles son las obras asociadas al proyecto principal, mismas que podrían ocasionar impactos ambientales como la fragmentación de los hábitats, modificación de los escurrimientos naturales, compactación de suelo, pérdida de filtración, así como afectación al humedal y la vegetación de manglar presente en el área, entre otros.

En el caso concreto de Dos Bocas indicaron que se omitió describir todos los proyectos accesorios, asociados y complementarios que formarán parte del mismo.

“Para la etapa de preparación del sitio y construcción se omitió la descripción de las obras para las vialidades, vías férreas, sistemas enterrados y drenajes”, subrayaron.

La MIA, añadieron. pretende hacer encajar el proyecto de Dos Bocas en las Unidades Ambientales Biofísicas aplicables del Programa de Ordenamiento Ecológico General del Territorio (POEGT) que están destinadas a la Preservación, Aprovechamiento Sustentable y Restauración al establecer que, de algún modo, todas las afectaciones e impactos que sufrirá el sitio serán sustentables y de preservación.

Sin embargo, destacan, el proyecto propuesto incurre en violaciones al derecho a la información y participación ciudadana, porque la MIA fue bajada del sitio oficial al menos en dos ocasiones. Afirman que el documento disponible es distinto del originalmente puesto a disposición de la ciudadanía. Además, ya no es posible acceder a cierta información, como en el caso del Estudio de Riesgo Ambiental.

Por si fuera poco, subrayan, la construcción de la refinería contradice los compromisos nacionales e internacionales suscritos por México en materia de combate al cambio climático.

Tampoco se presenta un programa de reforestación completo, descriptivo, detallado, con ubicación puntual y específica.

El proyecto de Refinería Dos Bocas requiere el cambio de uso de suelo en terrenos forestales en una superficie de 71.99 hectáreas, sostienen. Sin embargo, se omitió la información respecto a las actividades de preparación del sitio, desmonte y despalme, tipo de vegetación, especies, cantidad de individuos, estatus de protección (NORMA-059-SEMARNAT-2010), así como los polígonos de las superficies donde se pretende realizar el cambio de uso de suelo.

Si bien el Estudio Técnico Justificativo (ETJ) refiere la remoción de 71.99 hectáreas de vegetación forestal, las organizaciones recuerdan que Pemex Transformación Industrial omitió manifestar la superficie total de vegetación forestal que ya ha sido removida -la cual rebasa las 212 hectáreas.

“Esta omisión es medular, ya que la remoción de la cobertura forestal, además de haber sido objeto de diversas denuncias y procedimientos administrativos, fue llevada a cabo en terrenos propiedad de Pemex, situación que pone a la Empresa Productiva del Estado como responsable solidaria en tal acto ilegal”, señalan.

Entre otras omisiones encontradas en la MIA las organizaciones refieren que “no establece las características del programa de reubicación y rescate de la fauna; no detalla la forma como el proyecto afectará el flujo hidrológico, y no existe claridad de si se cumplió con la presentación, en tiempo y forma de la Manifestación de Impacto Social, de acuerdo con lo que señala la Ley de Hidrocarburos.

Por todo la anterior, las organizaciones ambientalistas sostienen que la ASEA debe de expedir a Pemex un resolutivo negativo en materia de impacto ambiental, pues la información que contiene es parcial e incompleta y ello no le permite a dicha autoridad pronunciarse de una manera diferente.

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