¡Qué cara sale el agua de Saltillo! (Coahuila)

Horacio Cárdenas Zardoni/ EL DEMÓCRATA

Aguas de Saltillo es una empresa paramunicipal del Republicano Ayuntamiento de Saltillo, por más que ellos se sientan incómodos con este arreglo, y gusten de actuar como que sólo responden a su matriz en la madre patria, Aguas de Barcelona. La presencia de esta entidad en territorio coahuilense se debe a la insistencia de quien fuera alcalde de la capital del estado, Oscar Pimentel González, quien ahora la gira de director del Instituto Municipal de Planeación, en espera de que las cosas se pongan a tono para lanzarse otra vez sobre la candidatura del PRI a la presidencia municipal.
La mera existencia de Aguas de Saltillo es un contrasentido, muy parecido a querer mezclar el agua con el aceite. Tan sencillo como que el SIMAS, Sistema Municipal de Agua de Saltillo, JAPAS, y sus antecesores, entidades de carácter público, tenían un solo objetivo, que era el de brindar los servicios de agua potable y alcantarillado a la población, en cambio el esperpento llegado desde Cataluña persigue un objetivo muy distinto, la generación de utilidades para los accionistas de la empresa madre, en una segunda, el generar ganancias para la empresa local, de las que en el manoteo contable, algo ha de ser para el Ayuntamiento, y algo para el mejoramiento de la operación de la compañía.
Sí, sí, los empresarios desde siempre han justificado su presencia en la administración pública aduciendo que son mucho más eficientes que lo que jamás logrará ser el gobierno, pero esto en sí mismo es una falacia, porque al no perseguir la obtención de ganancias, cualquier trabajo emprendido por el gobierno necesariamente será más barato que el de una compañía privada. Que el gobierno sea, o haya sido en el pasado muy ineficiente, ah eso es otra cosa, ¿Pero, nos van a decir que la paramunicipal de Saltillo y todas las empresas de capital mixto no tienen también un uso político? desde luego que sí, su sola continuidad y permanencia a la hora de la revisión de las concesiones depende de esto.

Lo que pasa es que se rodean de un aura de eficiencia que a las dependencias públicas les ha faltado, ocupadas como siempre están de parecer que están al servicio del pueblo.
En cuanto que Aguas de Saltillo genera ganancias, y si estas están adecuadamente administradas, de ellas debería derivarse un programa de mantenimiento preventivo y correctivo de la red de distribución, la exploración de nuevas fuentes de abastecimiento, y particularmente la adecuación al crecimiento de la demanda y de su interacción en una mancha urbana que no para de crecer. Esto viene a cuento porque hace algunos días se dio a conocer que Aguas de Saltillo había solicitado un préstamo por sesenta millones de pesos, mismos que, luego se explicó, serían utilizados para hacer un retendido de la línea de abastecimiento en el sur de la ciudad, obra que se hace indispensable, según dicen, para que la población no se vea afectada por las obras de ampliación de la carretera Saltillo Zacatecas.
Acá entre nos, a nosotros nos pareció que sesenta millones de pesos por abrir una zanja y meter tubo de pvc, de cemento o hasta de bronce con costura de oro, era demasiado dinero. Pero bueno, queremos suponer que dentro de la plantilla de personal de Aguas de Saltillo hay ingenieros que pasaron la materia de precios unitarios, como para hacer el planteamiento adecuado. Sí, nos surgió la duda de si AGSAL no tenía entre sus ahorros y su guardado sesenta millones de pesos de entre lo que le cobra a los saltillenses por agua, contratos, recontrataciones, multas y sus tracaladas con los medidores, pero bueno, allí sí que no creemos que los diputados se hayan tomado la molestia de echarle una mirada a su estado de resultados, como para ver porqué estaban pidiendo para algo que debería poder cubrirse con el flujo de efectivo normal, pero en eso se parecen a los bancos que otorgan tarjetas de crédito como si fueran barajitas. Hasta allí todo más o menos normal, que no es decir correcto.
Pero de repente el domingo salió una nota que nos pareció verdaderamente preocupante, por sí misma y por lo que revela de pasada de la movida de Aguas de Saltillo: el “centro SCT”, comunicaba, sin dar a conocer las razones porqué, el diferimiento en el proceso de licitación de un tramo de la carretera Saltillo Zacatecas, la cual debió llevarse a cabo el pasado día 29 de mayo, y se mandó para quien sabe cuándo, para lo cual se mandará aviso… repetimos, grave de por sí, porque no es posible que esa carretera que debería unir con eficiencia las capitales de Coahuila y Zacatecas se esté tardando tantas décadas, avanzando cuando avanza, a paso de tortuga, y cuando no, pues peor. Imagínese, el tramo en cuestión es de menos de dos kilómetros, ¿así cuando vamos a acabar?, pero tienen importancia capital por tener el objetivo de aligerar el tránsito en la entrada al valle de Derramadero y su zona industrial.
Ahora lo bueno, las propuestas económicas de las compañías interesadas en hacerse del contrato de obra, iban de los treinta millones de pesos, la más barata, a los cuarenta y nueve millones la más cara, y entre estas dos, otras siete. Hace mucho que pasaron los tiempos en que un kilómetro de carretera costaba un millón de pesos, hoy ya ve, cuesta entre quince y veinticinco, dependiendo, y lo importante ¿Es posible comparar en lo técnico, en lo operativo, en lo que usted quiera, una obra de treinta centímetros de ancho por un metro o dos de profundidad, con el movimiento de tierras necesario para hacer un cuerpo de carretera asfaltada de dos carriles más sus acotamientos? la primera es la que dice Aguas de Saltillo que requiere hacer, y la segunda es lo de la carretera. Ahora sí que a la hora de hacer presupuestos de obra cada quien se rasca de acuerdo a lo que considera sus posibilidades de obtener el contrato, y el préstamo: lo de AGSAL cuesta, costaría, costará el doble que la opción más barata del tramo carretero y un veinte por ciento más que la opción más cara, así nomás.
Fíjese que curioso, la obra grande, gruesa, la que incluso debe contemplar por fuerza drenajes pluviales, puentes sobre arroyos y otras obras relacionadas con el agua, cuesta mucho menos dinero que lo que los “especialistas” de AGSAL calculan, o dicen que calculan que cuesta mover su línea de abastecimiento, que hacen aparecer como justificación como si fuera más grande que el sistema Cutzamala que abastece la ciudad de México, y que en este desierto no pasa de ser un chisguete de ¿Qué, veinte pulgadas?, tenga por seguro que en la maniobra va incluida la ganancia de Aguas de Saltillo y Aguas de Barcelona, por una obra que urge auditar, porque no vale ni de relajo lo que están cotizando por ella.

 

https://democratacoahuila.com/2019/06/10/que-cara-sale-el-agua-de-saltillo/