“Casi estamos en una cárcel”: jornaleros de Tanhuato (Michoiacán)

Rodrigo Caballero/ IDI Media

Tanhuato.- La fiebre del niño no bajaba, no podía consumir alimentos, lloraba por el dolor y a pesar de los síntomas su madre cuenta que los paramédicos de guardia nada más le dieron un mejoral “para que se calmara”.

En la madrugada la salud del niño empeoró y su mamá decidió llevarlo a la clínica más cercana en la cabecera municipal de Tanhuato pero la puerta del Albergue “La Loma” ya estaba cerrada, nadie sale y nadie entra después de las 21:00 horas.

Esta es una de las políticas de la administración del Albergue contra las que luchan los jornaleros, además de las amenazas, las intimidaciones, el cobro excesivo, el hacinamiento, la falta de agua y mantenimiento de las instalaciones.

Los trabajadores del campo acusan a la encargada del albergue, Juana Alomo Alamilla por operar el lugar a discrecionalidad con la anuencia del presidente municipal de Tanhuato, Humberto Ramírez Jaramillo.

Uno de los principales problemas es la política de puertas cerradas que maneja, que no está especificada en el reglamento oficial del Albergue, que ha dejado a más de uno de los jornaleros sin lugar dónde dormir si los agarra la noche en la calle.

Los trabajadores del campo cuentan que una mujer dio a luz adentro del Albergue porque no hubo quién le abriera la puerta para ir al médico hace un mes y apenas una semana antes a otra madre no la dejaban llevar a su hijo a la clínica.

“Ya no me dejaba salir, la fui a buscar para decirle que me dejara ir al médico y no quiso, no quería, y yo seguí insistiéndole, hasta me dijo que era una ‘señora bien necia’ no me dejaba pero ya después de cómo una hora me dejó”, narró la madre.

Su compañera de cuarto dice que también a ella le tocó “la de malas” que andaba afuera del Albergue y no alcanzó a llegar antes de que cerraran junto a otros jornaleros de Tanhuato, quienes tuvieron que esperar dos horas a que les abrieran la puerta.

“Casi estamos en una cárcel, ella nos cierra y ya no viene a abrir, entonces ya cuando nos enfermamos o algo ¿por dónde nos vamos a salir? todos se van a dormir y nos dejan encerrados”, aseguró.

La celebración

“La Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) celebra las adecuaciones que se hicieron al Albergue para Jornaleros Agrícolas en el municipio de Tanhuato”, así comienza el boletín de prensa que difundió este organismo el 28 de agosto de 2017.

Aquel día el presidente de la CEDH, Víctor Manuel Serrato Lozano, y el visitador de Zamora, Víctor Villanueva Hernández, fueron testigos de la reapertura del albergue que tuvo un costo de un millón 743 mil pesos.

En la celebración estuvieron el ex delegado de la Sedesol, Gerónimo Color Gasca, la diputada federal Rosa Alicia Álvarez y la diputada Adriana Hernández Íñiguez, quienes destacaron la forma en que se reacondicionó el Albergue.

Sin embargo, lo que no se dijo en aquel evento fue que la administración del inmueble quedaría otra vez bajo la mano de Juana Alomo, quien para ese momento ya acumulaba dos quejas ante la CEDH por maltrato hacia los jornaleros.

De hecho, como parte de la recomendación por la queja ZAM/298/16, el municipio de Tanhuato se había comprometido a que no regresaría Juana –quien en dos ocasiones ha negado dar entrevista a IDI Media- como administradora debido a su historial.

En entrevista para IDI Media, el síndico dijo que se recontrató a la encargada por decisión directa del presidente municipal y aseguró que se trata de una medida para poner orden en el albergue de jornaleros.

“En el centro se ocupa algo de mano dura, orden, disciplina, se ocupa autoridad y hay a quienes no les conviene eso, les conviene la anarquía, el desorden”, dijo el síndico en un evento del Partido de la Revolución Democrática (PRD).

Alfonso Rico dijo que hay “intereses” por parte de los jornaleros para controlar el cobro de la cuota de hospedaje del albergue y esto es lo que motiva a los trabajadores para quejarse de Juana para quitarla de su cargo.

“Esto es más que nada lo que está motivando a algunas personas pues a quejarse en contra de esta señora que ha propuesto ahí, no el Ayuntamiento, es una decisión propia del presidente”, aseguró el síndico.

Por designación del alcalde de Tanhuato Juana regresó y con ello volvieron prácticas como las amenazas, los cierres nocturnos y además el descuido del Albergue, al grado de que ninguna de las áreas que se reacondicionaron hace un año ahora sirve.

Ahora ya no hay nada que celebrar pues no hay agua en los baños, no hay agua caliente, hay charcos junto a las habitaciones en la época de lluvia, los juegos infantiles son peligrosos porque están rotos o desarmados y además se les cobra más dinero del que pagaban anteriormente.

Cuotas excesivas

Desde hace una semana nadie paga cuotas porque un juez otorgó la suspensión provisional de este pago, luego de que procedieron los amparos 415/2017 ante el Juzgado Quinto de Distrito y el 419/2017 ante el Juzgado Octavo de Distrito.

Las familias pagaban 35 pesos por persona adulta a la semana antes de que el Albergue de Tanhuato fuera remodelado entre febrero y agosto de 2017, pero una vez que fue reabierto la administración subió la cuota a 420 pesos por cuarto.

Como cada cuarto tiene espacio para seis personas, los administradores cobran 35 pesos por persona lo que da un total de 210 pesos pero además cobran otros 210 pesos de depósito para cubrir cualquier daño que pudiera haber en los dormitorios.

Los administradores además ya no hacen distinción entre adultos y jóvenes, por lo que cobran 35 pesos a menores de edad bajo el argumento de que también trabajan en el campo con su familia.

Un jornalero gana entre 150 y 200 pesos diarios dependiendo del trabajo que realice y del productor con el que labore, sin embargo, no todos los días hay vacantes y llegan a pasar hasta tres días sin que los ocupen en el campo.

Esto provocó que 54 personas firmaran para ampararse contra las cuotas y se iniciara un juicio contra la administración del Albergue “La Loma” pero al principio, en vez de cambiar la política se enviaron policías a cobrarles.

El 31 de julio de 2018 cuatro policías de Tanhuato adscritos al Mando Único ingresaron a las instalaciones para cobrar la cuota señalan de 210 pesos cuarto por cuarto, amenazando con correr a la gente que no pagara.

Un día después el juez determinó que se suspendiera el pago además de que no se les puede prohibir el acceso ni tampoco podrán correrlos del albergue si no tienen dinero para la cuota semanal.

Pero esto no les importó a los policías que regresaron el 8 de agosto de 2018 para volver a cobrar la cuota, sin embargo, ahora las familias ya no se dejaron y casi todos dejaron de pagar.

Esto provoca conflictos internos, pues la administración señala que los “revoltosos” que firmaron los amparos son los que causan problemas y busca convencer a los demás jornaleros de que por falta de pago es que no hay servicios de calidad.

Además, han tratado de intimidar a quienes no pagan o quienes levantan quejas contra la administración porque inmediatamente hay represalias como que les niegan servicios o incluso les impiden comprar en la tienda del Albergue.

“Por eso la gente tiene miedo de hablar, porque luego luego le avisan a la señora y ya cuando queremos ir a la tienda a comprar nos ignora y nos dice ‘ya vayan a comprar allá afuera’”, aseguró una de las jornaleras.

Quienes se quejan también enfrentan otro problema: el hacinamiento, unos días después de que alguien levanta la voz le dicen que por cuestión de espacio tienen que meter a otra pareja a su dormitorio.

En los cuartos de cuatro metros por cuatro metros viven generalmente dos parejas con sus hijos pero cuando uno de ellos se queja le aumentan una pareja más, lo que implica hacinamiento en los dormitorios porque algunos tienen hasta cuatro hijos.

Ante estas prácticas, además de la cuotas, los castigos y la falta de servicios de calidad tan básicos como el agua, la teoría de que más que en un albergue los jornaleros viven en una cárcel parece ser cierta.

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