Álvaro Sebastián, después de 19 años como preso político, “lo que queda es continuar la lucha”(Oaxaca)

Avispa Midia.

Santiago Navarro,

Han pasado 19 años ya, su cabello se ha pintado de blanco y el tiempo le ha hecho surcos a su piel, pero parece un veintenero queriendo tomar por asalto al cielo. Le conoce las entrañas a la miseria, más de una vez los suelos de su tierra besaron sus pasos por no tener para comprar un par de huaraches. El es el profesor Álvaro Sebastián Ramírez de la Sierra Sur de Oaxaca, México. Estuvo en el encierro 19 años por haber sido acusado de haber participado en una acción armada realizada por un grupo guerrillero en la Costa Oaxaqueña. Fue liberado el día 7 de julio de este año 2017. Hoy, no le alcanzan las palabras para describir lo que siente tras haber sido liberado. Es una mezcla de alegría, de coraje, de silenció, pero sobre todo, de mucho animo.

“He logrado salir de la cárcel mediante un trámite con el que se solicitó la “Libertad Anticipada”, contemplada en el Código Penal Federal como uno de los “beneficios” a los que se puede acceder al haber cumplido con dos terceras partes de la sentencia”, dijo en un comunicado emitido el día 10 de julio de este año 2017.

Fue el día 15 de diciembre del año 1997 cuando fue sorprendido y capturado por un grupo especial de la Policía Judicial del Estado de Oaxaca, en un operativo coordinado por el director de esta corporación en ese año, José Trinidad Rodríguez Ballesteros. “Desde que me detuvieron fui torturado. Me aplicaron agua mineral con chile en la nariz, toques eléctricos en las partes mas vulnerables del cuerpo, principalmente en los testículos. Varias veces me pusieron una bolsa de plástico en la cabeza, culatazos, patadas y puñetazos en los pulmones, en el estomago, en la cara, en los músculos de los brazos y piernas, día y noche estuve parado sin flexionar las piernas, no me permitían sentarme en el piso o dejarme caer para acostarme un rato, los golpes no paraban”, relata Sebastián.

Por medio de tortura, el ex profesor de la Sección 22, perteneciente a la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), fue obligado a firmar y a poner su huellas en papeles en blanco y se le obligo a que aceptará a haber pertenecido al Ejercito Popular Revolucionario (EPR). “Mis secuestradores me dijeron que si yo aceptaba el grado de mayor en el EPR, entonces respetarían mis derechos de acuerdo a los convenios e Ginebra de 1949, porque yo era un prisionero de guerra, así me darían de comer, agua para tomar, me dejarían descansar y me darían buenos tratos”, agrega Sebastián.

“En total, todas las condenas en mi contra sumaban más de 100 años. Ellos utilizaron como pretexto para mi detención los acontecimientos en Huatulco y también para detener a centenas de paisanos de la región Loxicha”, dice el indígena.

Sebastián fue profesor de una de las regiones más pobres de México, la región Loxicha, donde aun hay gente que sobrevive con menos de 20 pesos al día. Haya o no haya participado en la acción armada del cual fue acusado, lo que si es seguro, dice el expreso político, “hace 20 años las condiciones de pobreza eran deplorables y había necesidad de organizarse”. Oaxaca era el 3er estado más pobre de México en ese momento. Hoy cuando el profesor ha salido de prisión, la situación es mucho peor. Según el Informe Anual Sobre la Situación de Pobreza y Rezago Social de las Entidades, Municipios y Demarcaciones Territoriales para el Ejercicio Fiscal 2017, elaborado por la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), Oaxaca es el Estado más pobre de este país.

“Si en ese momento era necesario organizarse, ¿qué es lo que nos queda hoy?, púes continuar”, señala el profesor.

Además hoy las cosas son más descaradas, “he pasado 19 años en prisión y las cosas siguen iguales o peor. Ahora hay que sumarle los asesinatos y desapariciones por todas partes de México. Esta el ejemplo de los estudiantes de Ayotzinapan o las personas que fueron asesinadas en Nochixtlán. No podemos hablar de Justicia, en este país no existe esa palabra. Yo estoy libre, no porque el Estado hizo justicia, estoy libre por todos los compañeros y compañeras que se solidarizaron con mi caso, y que no me olvidaron, estoy libre por su lucha”, señala el indígena zapoteco.

“Yo no niego ser un luchador social. Yo trabaje como profesor y conocí en carne propia la miseria, la pobreza extrema. Lo que hice fue organizarme con mi pueblo. Pero la organización fue mucho más allá de la Sierra Sur, llegó a la Costa, al Istmo, a los Valles centrales de Oaxaca y por eso es que el Estado buscó un pretexto para mi detención. Yo ya había asimilado que en algún momento me detendrían o me matarían por el trabajo que estaba realizando”, señala Sebastián.

La prisión una escuela

“Estoy consciente de mi encarcelamiento. Lo que hizo el Estado fue encarcelar a un luchador social que solo estaba luchando por su pueblo, sus paisanos indígenas”, dice el expreso político mientras le arranca a su memoria algunos recuerdos de cuando fue profesor. “ Como profesor sentí en carne propia las necesidades de los niños y sus familiares. Los niños llegaban a la escuela con hambre, desnutridos, sin huaraches. La gente me buscó entonces para ayudarlos a organizarlos, yo renuncie a muchas cosas y comencé a organizar diversos pueblos, todo eso fue la primera escuela para mi”.

Cuando llega el momento de tocar el punto de la prisión, Sebastián comenta que por lo menos 50% de los presos no cometieron el delito del cual se les acusa y hay muchos chivos expiatorios, y por tanto, se suicidan, se enferman. “Aquí pues yo adopte la cárcel como mi segunda escuela, la única forma de sobrevivir es aprender a dominarla. ¿Cómo? Púes leyendo, trabajando, cuidando mi propia salud. Yo hacia mucho ejercicio, participaba de cualquier juego que se armaba. Basketball, fut bol, Boely Boll, cualquier deporte. Siempre pensé que yo estaba fuera, y por tanto tenía que prepárame. Nunca perdí las esperanzas”.

La prisión, en vez de quebrar a este luchador social, lo hizo más fuerte y con una visión más amplia. Ha leído de todo y esta informado del acontecer político, económico y social del país y hasta de cuestiones internacionales. Tiene deseos de escribir su experiencia. Comenta que lleva por lo menos 100 cuartillas escritas. “Hace 20 años, antes de estar preso, mi visión era más corta, pero hoy me siento más preparado, porque tuve la oportunidad de leer y escribir. Aunque en los últimos años las autoridades penitenciarias me restringieron los libros y otras cosas. Fue el apoyo solidario por el que siempre estuve informado. Me enviaban cartas y libros. Pero en especial, hubo dos compañeras que nunca dejaron de escribirme sobre la situación que se vive en el país. Estas compañeras hasta se turnaron para escribirme. Nunca me faltaron sus cartas, y esto, es una gran riqueza estando en la prisión. Estoy muy agradecido”, comparte Sebastián para Avispa Midia.

20 años son toda una vida, despendiendo desde el punto de donde se vea, desde donde se viva o se muera la existencia. Mientras cae la lluvia de un atardecer más para cualquier ciudadano de Oaxaca, para el indígena zapoteco, es una lluvia que no solo huele a tierra mojada, que huele a café y que se acompaña con sus propias sonrisas y las de sus familiares. Aunque encerraron su cuerpo, es una persona que siempre se consideró libre. “Mi libertad no es egoísta, estoy fuera y quiero estar un momento con mi familia y disfrutarla. Pero pronto me voy a preparar para sumarme a la iniciativa que ha lanzado el Congreso Nacional Indígena (CNI). Las condiciones de México, tanto en el campo como en la ciudad, son de destrucción y de muerte. La pobreza y la destrucción no solo es para los pueblos indígenas, la pesadilla es para todos y es el momento de sumarse a esta lucha”, agrega Sebastián.

Álvaro Sebastián conoció la iniciativa lanzada por el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en el año de 1996 con la 6ª Declaración de la Selva Lacandona y desde la prisión se sumó a esta iniciativa compartiéndola con los demás presos. Desde ese momento, adherentes a esta declaración se sumaron para exigir su liberación. El expreso político se ha mostrado agradecido con su familia, amigos, compañeras y compañeros que los han acompañado. Por lo cual dedicó un agradecimiento a todos y a todas, pero en especial, al EZLN, al CNI y a un conjunto de organizaciones de México y el Mundo.

A continuación el mensaje de Álvaro Sebastían

Mientras tanto, Álvaro Sebastián ha comenzado a mentalizar como y cuando se va a sumar a la iniciativa del Congreso Nacional indígena, quien nombró un Concejo Indígena de Gobierno (CIG) que recorrerá el país para llamar a la reconstrucción de los pueblos, de los barrios y las comunidades que ha sufrido el despojo, la destrucción y la muerte provocada por el sistema capitalista. También en esta propuesta se ha nombrado a una vocera del Concejo que contendrá en las elecciones del año 2018. Aunque no competirá con ningún partido porque no buscarán ningún votos, bucarán reconstruir el tejido de los pueblos originarios y las comunidades en el campo y la ciudad.

“Cuando me aprendieron había 60 ricos en el país, hoy son casi una decena, eso quiere decir que el país lo controlan unas diez personas y junto con ellos están los narcoestados. La iniciativa del CNI es urgente y es una necesidad. El capitalismo esta destruyendo todo y se están llevando hasta el aire con los proyectos eólicos en el Istmo. No solo van por los minerales, van por el agua, nuestros alimentos y por la vida, solo nos están dejando destrucción y muerte”, señala el indígena de la región Loxicha.

“La lucha continúa, es una nueva etapa la que viene para mi, la lucha civil y pacifica que ha emprendido el CNI es importante y porque aun hay presos en todo el país y en el mundo, aun nos falta liberar al compañero Loxicha Zacarías García López. Esto es un nuevo comienzo para mi, y lo que sigue, es la lucha. Casi llego a los 60 años, pero me siento como de 20, tengo mucha energía y muchos ánimos ”, afirmó el indígena zapoteco.

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