No hay rastro de ambientalista, ausente desde mayo en Sinaloa

Javier Valdéz Cárdenas, Sinaloa.

El biólogo y ambientalista Alejandro Nolasco está desaparecido desde hace casi mes y medio, mientras las autoridades parecen lentas y sin rumbo en las investigaciones que permitan dar con su paradero y castigar a los responsables, afirmó su hija Alejandra.

“Me parece que está un poco lenta la investigación o no han querido moverle más. Las primeras veces que puse mi denuncia en los medios les dije (a los plagiarios) ‘devuélvanme a mi papá: les doy todo, lo que quieran, pero regrésenlo, no habrá represalias. Yo sólo quiero a mi papá’, esa es mi súplica, que me den una respuesta”, dijo.

Alejandra Nolasco vive junto con su madre en la Ciudad de México, pero es oriunda del municipio de Guasave. Su padre, biólogo marino que explota una granja de ostiones e impulsa la siembra de callos de hacha en esa región sinaloense, ha sido promotor del ecoturismo y ha gestionado recursos para que los pescadores tengan sus empresas y les otorguen valor agregado a sus productos.

Las versiones

Su padre desapareció el 6 de mayo pasado en la comunidad La Pitahaya. Hay diferentes versiones, pero una de ellas es constante: unos cuatro hombres armados lo interceptaron y lo obligaron a subir a una camioneta blanca, tipo Tahoe, y desde entonces no se ha sabido nada. Otra versión indica que el lunes siguiente, 9 de mayo, fue visto afuera de un banco en Guasave, pero no ha sido posible conseguir grabaciones de las cámaras de video del lugar.

Alejandra llora, busca y suplica. Ya habló con el gobernador Mario López Valdez; con el titular de la Procuraduría General de Justicia del Estado, Marco Antonio Higuera Gómez, y con el subprocurador Martín Robles. También buscó ayuda con Óscar Loza Ochoa, presidente de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos de Sinaloa, e inició comunicación con Mirna Nereida Medina, lideresa de Las Rastreadoras, organización de mujeres que buscan por su cuenta a sus familiares desaparecidos en el norte de Sinaloa.

Y todo es lento. Y todo lleva a lo mismo: nada.

Recordó que a los pocos días de su desaparición, un hombre cuya voz no identificó le llamó para avisarle que a su padre lo subieron a una panga y se lo llevaron entre manglares. Actualmente, le explicó, está en una casa en la costa con otras personas, a las que aparentemente también tienen cautivas.

http://www.jornada.unam.mx/2016/06/20/estados/030n3est