“Sólo queremos elegir a nuestros representantes sindicales” señalan trabajadores del Boleo, BCS

Por Redacción Peninsular Digital

Santa Rosalía, Baja California Sur.- Víctor Hugo Cerecer Miranda es operador de maquinaria pesada en el área 35, planta de azufres, su jornada laboral es de 12 horas diarias; tiene 6 años en la empresa, sindicalizado, empezó a trabajar en el área de responsabilidad social y medio ambiente de la empresa.

Mario Eduardo Cañedo Reyes, es operador de mina subterránea, tiene año y medio trabajando para la empresa y antes laboró con una de las empresas subcontratadas por la misma empresa, trabaja 8 horas y media diarias, 6 días a la semana; su turno va rotando, mañana, tarde y noche. Maneja grúas, montacargas, trailers, traslado de maquinaria de la mina, dentro de un área aproximada de 10 kms a contando de la entrada de la empresa hacia el fondo.

El germen de la inconformidad y la gota que derramó el vaso

Mario

– A mí no me ha tocado ser víctima directa de estas irregularidades pero sí testigo para con los compañeros, he tenido compañeros que han tenido accidentes y se les ha hecho firmar cartas responsivas sobre los accidentes o una carta de renuncia incluso, sin fecha, para el caso de que vuelvan a tener algún otro incidente; hay gente a la que ya le tenían su carta de renuncia, hay gente a la que han amenazada y amedrentado para que firme su carta de renuncia en el mismo momento, o gente que por estar cierto tiempo con incapacidades, el sindicato los abandona para que se enfaden de que no tengan el ingreso económico, así ya cuando llegan ya están débiles y enfadados y aceptan cualquier cosa que les dan a cambio de firmar su renuncia.

Me tocó el caso de un ingeniero que estuvo con nosotros, él se lastimó la espalda y la empresa lo hizo responsable, y aún así estuvo trabajando lastimado, andaba cojeando porque no podía caminar bien, y al poco tiempo lo despidieron; me ha tocado ver a otros compañeros que han tenido accidentes que no han sido graves pero que si han tenido repercusiones y que los han amenazado para que firmen su carta de renuncia.

Víctor

-Yo empecé a ver muchas situaciones que se daban con los compañeros: tengo una misión especial para usted: láveme el carro; tengo que mover unos materiales en la casa, hágame el paro, le voy a poner unas horitas ahí, por ejemplo. Situaciones médicas que no eran bien atendidas por Fulgencio Santiago Gómez, el delegado sindical, obviamente, la palomilla te platica, manifiesta la inconformidad ante diversas situaciones, vas conociendo cada historia personal.

Estando yo en el área de monitoreo ambiental, entra una persona con nosotros, una persona muy humilde, un buen trabajador, muy buen amigo, su trabajo impecable; pero al parecer en una convivencia, en un bar por ahí, este muchacho sufrió el acoso de uno de los empleados de ahí de la gerencia, él después nos platicó. Bueno, este muchacho sale de vacaciones y resulta que el primer día que vuelve de vacaciones le mandan a hacer un doping, y sale positivo.

Yo platico con él y me dice que no puede ser eso, el caso es que fuimos a otro laboratorio y efectivamente salió negativo, indagando supimos que el doping positivo era una trampa porque lo querían correr; fue cuando yo hablo con Fulgencio el dirigente sindical y le platico todo el asunto y le digo tú ya sabes de qué se trata esto y me dice que no puedo hacer nada, es un asunto muy delicado, que hay muchas cosas en juego y no sé qué; esta plática con Fulgencio fue delante de varia gente, varios compañeros, le digo estás pidiendo credibilidad para tu sindicato y estás valiendo madre, los compañeros se pusieron muy molestos, ahí le dijimos un día se te va a caer el cantón y ahí me vas a ver a mí y ahí vamos a estar, y mira.

Pues a este muchacho lo querían echar afuera porque el bato este de nóminas ya se había destapado con él y él pues no lo había amado.

Días después Fulgencio me ofrece ser empleado de confianza, y yo por, la enfermedad de mi madre, la necesidad económica y situaciones personales acepto; pero al modo viejo que le gana el corazón a uno, la raza es la raza, salí de pleito con el gerente, con sus compadres que eran unos superintendentes y un supervisor, ya no me podían ver ahí, y pues me pusieron un cuatro para que me fuera a procesos, pero la única oportunidad que había para cambiarme de área era ser operador de maquinaria pesada, pese a toda la capacitación que yo traigo con estaciones meteorológicas, bases de datos, software y cuanta madre, me ofrecieron el puesto que correspondía a un supervisor, pero al mes y medio me traían lavando mangueras de 200 metros llenas de jale.

En el área de procesos trabajamos 12 horas diarias, cuatro días, dos turnos, día y noche, y se atraviesa un famoso quinto día, donde entran las horas extras, que supuestamente no es obligatorio, pero si no vas, es como si ganaras normal, de lunes a sábado 8 horas, si no vas ese día no te salen las demás horas.

Mario

– No tenemos servicios médicos especializados, de hecho son básicamente de primeros auxilios, del mismo personal de seguridad es la brigada de rescate, a última hora llegan a pedirnos auxilio a nosotros, a los propios trabajadores, para que nosotros manejemos la bombera de bajo perfil, la ambulancia de bajo perfil y acabamos siendo nosotros mismos los que terminamos rescatando a nuestros compañeros.

Víctor

– En el patio de azufres nos han tocado conatos de incendio donde llegan –el equipo de rescate-, y se regresan limpiecitos, mientras los trabajadores llenos de lodo, mojados donde andamos haciendo los movimientos con las bomberas, trascabos y todo para evitar que se incendien las 38 mil toneladas de azufre que se manejan en el patio.

Mario

-Para el tipo de accidentes y de lesiones que tiene la gente ahí en la mina ninguno de los servicios médicos que existen en Santa Rosalía está en capacidad de atenderlos, los servicios médicos que tenemos no son suficientes ni capaces para atender este tipo de accidentes; además hay situaciones muy riesgosas dentro de las minas y nunca hemos visto una evaluación real de los riesgos que aquí se presentan. La ventilación donde trabaja la gente no es suficiente, en algunas minas estamos por debajo de los 800 metros del nivel del mar. Me han tocado ocasiones en que la electricidad se corta y nos obligan a seguir trabajando, cuando el procedimiento te marca que si no hay ventilación te tienes que salir, y muchas veces nos han obligado a seguir laborando. Hay muchas minas muy riesgosas, está el caso del ingeniero Magallanes, un contratista, que deshizo el contrato que tenía por la situación exageradamente riesgosa de la mina que estaban trabajando, en cuanto se fueron ellos, nosotros fuimos obligados a seguirla trabajando.

Hemos visto a los valuadores de riesgo salir corriendo de las minas, nosotros como estamos trabajando ahí, nos acostumbramos y le restamos importancia a esas condiciones de riesgo; los evaluadores vienen, miran y dicen que está todo bien, pero los vemos que salen corriendo.

Víctor

– La gota que derramó el vaso fue el accidente en la mina, donde tres compañeros estuvieron a punto de quedar sepultados. Salieron dos corriendo y uno quedó fracturado, y llega el supervisor y dice que nos pongamos a trabajar, pues no, ni madres, los vamos a sacar, no pasaron ni tres minutos de que habían sacado al compañero, cuando se derrumbó la mina, si lo dejan ahí, ahí estuviera todavía, y no es la primera vez que en cuanto hay un accidente y la gente sale, ¡bum!, se desploma la mina, y todo esto por 1400 pesos, no mames, son chingaderas… o sea, no aplica, y el seguro de vida de ellos caducó a los tres días de firmado el contrato, algunos están trabajando sin seguro de vida.

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El paro

Víctor

– Pedí mi cambio a donde estoy ahora, ahí las anomalías siguieron en materia laboral y de seguridad, te la hacen mucho de pedo para unos guantes, para unos zapatos, para una máscara anti SO2, la famosa fur face. De repente una raza me habla para hacer esto y hacer lo otro, yo les doy mi apoyo pero les digo que me esperen, y hablo con alguna gente para que me oriente sobre estas cosas.

El miércoles 20 fue mi último día de turno, al salir me dieron la boleta de cambio de sindicato, y el jueves, como decimos en Cachanía ya salí del clóset, ya me uní abiertamente a los compañeros que tenían el paro a la entrada de la empresa; cuando llegué ahí el movimiento era más bien una especie de revuelta muy agresiva, y enfrente los señorones estaban ahí viéndonos, señalándonos y riéndose de nosotros.

Mario

– No había lugar de reuniones, allá en la mina platicábamos entre pura gente de confianza, hasta que decidimos el día 20 sería el día, así de voz en voz le fuimos diciendo a la gente. Al principio en la mañana nada más éramos 6 o 7, los que estábamos de descanso ese día, ya de ahí la gente que iba llegando en los camiones se bajaba y se quedaba con nosotros, cuando vieron esto ya los camiones no se paraban y se iban de paso, pero del comedor la gente se regresaba a la entrada con nosotros; más tarde cuando ya viene la gente de la mina que vieron el movimiento ahí, pues ya se paraban, hasta peleando con el chofer porque no se querían parar para que se bajaran.

Siempre buscamos el diálogo con nuestro dirigente, pero fue algo que nunca se dio, la vez que lo vimos fue ese día que nos llevaron a los empleados de confianza, entre unos 300 empleados de confianza ahí en medio de ellos estaba nuestro dirigente sindical.

Víctor

– Yo me di a la tarea de visitar y tocar puertas, de todas las tiendas, conocidos míos, mucha gente nos llevaban agua, nos llevaban hielo, nos llevaban alimento, lo que necesitemos, nos prestaron carpas, nos prestaron lonas, lo que ocupamos.

En seis años, una sola sesión sindical no hubo, yo firmé un contrato personal, nunca miré el contrato colectivo y aparte firmé una hoja donde estaba de acuerdo con el sindicato, y si no firmabas, pues no había trabajo.

El 5 de mayo y la policía

Mario

– El 5 de mayo, el Secretario del Trabajo dijo que la empresa les había dicho que los empleados de confianza que estaban ahí ese día era porque estaban inconformes con el movimiento que nosotros teníamos, pero en la mañana antes que llegaran las autoridades, los empleados se acercaron a nosotros para preguntarnos si sabíamos para qué los habían convocado; los formaron enfrente de nosotros, en una situación de mucho estrés, para ellos y para nosotros, realmente se siente feo que intenten confrontarte con tu misma gente, pero ellos no lo aceptaron, los pararon ahí, en el sol, pero nunca intentaron atacarnos ni nada. Fue hasta que llegaron las fuerzas estatales por el otro lado que nosotros no quisimos poner en riesgo a nuestros compañeros que decidimos desistir del bloqueo bajo ciertos acuerdos que no se cumplieron.

En este mismo problema, a los empleados sindicalizados los armaron de palos y de varillas para atacarnos, y la misma gente no quiso, porque éramos los mismos, porque eran también sindicalizados, y nuestra lucha es la de ellos, saben que es por ellos también que estamos luchando; fueron los pocos que por la poca experiencia, la misma necesidad los llevó a seguir con la empresa, pero nunca se pusieron en contra nuestra. Después convocaron a los empleados de confianza que ni siquiera sabían a que iban, intentando confrontarlos con nosotros, porque es la misma gente de nosotros, son los mismos compañeros de nuestro pueblo.

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¿Qué se siente que el gobierno te ponga a la policía por delante?

Víctor

-Muy decepcionado; ahí fue cuando le dije al subsecretario de gobierno, oye de que se trata esto, dijiste que no venían a desalojarnos y hace un momento el comandante me acaba de decir qué onda Vito, que está pasando, me están diciendo que la orden es desalojarlos a ustedes para que abran.

Ahí estaban nuestras familias, había niños, niñas, mujeres embarazadas, las diferentes autoridades pudieron constatar que era un movimiento 100% pacífico; ahí llegó el ministerio público porque nos demandaron por secuestro, privación de la libertad y despojo, y ahí estaban viendo como la gente entraba y salía, con bolsas de mandado y todo como si nada, no aplica eso.

Mario

-Mucha impotencia y mucho coraje, te sientes traicionado. Es una palabra muy bonita la que traían de garantizar el acceso a las instituciones federales, pero cómo garantizas el acceso, pues quitando a la gente que está ahí parada ahí en medio, y si ellos no se quieren quitar de qué manera los vas a quitar, pues con violencia; dicen, es que no venían a tocarlos, venían, a garantizar la entrada, si, es una palabra muy adornada, muy bonita, una frase que parece que no hay violencia pero claro que la hay.

El balance

Víctor

– De las gerencias que tiene la empresa ninguno está en manos de alguien de Santa Rosalía, la mayoría son de fuera, la mayoría somos los achichincles, la minoría son empleados de confianza de Santa Rosalía; tengo amigos que son empleados de confianza, que me lo han dicho, que poca madre de esta gente, pero tengo hijos y tengo unas deudas muy cabronas y me tengo que callar, perfecto, eso aprendes a diferenciar, a palpar el temor ante la zozobra económica, mis respetos para toda esa gente.

Este tipo de empresas es buena si te vas por la parte de los empleos, indiscutiblemente que sí; pero si te vas por el lado humano, el lado de salud, ambiental, no tanto. Por ejemplo, un ingeniero, chilango, de los pocos buena onda que jalan con la raza nos dijo, les van a mandar hacer análisis, para ver cuánto plomo tienen en la sangre, y sí, llegó el comunicado para hacernos estudios de glucosa, colesterol, etc., de eso ya va para tres meses y hasta la fecha no sabemos los resultados, para que los hacen si no nos dicen los resultados, está muy raro eso.

Mario

– Alguna de las personas más grandes del pueblo se han acercado y nos han dicho, con esta lucha ustedes están cambiando la historia de este pueblo, muchas generaciones van a recordar esto; en este momento no se vislumbra eso, en este momento lo que traemos es el coraje de seguir en esta lucha, el coraje de decir ya desperté y no quiero soportar más este tipo de abusos. Nosotros queremos nuestros derechos, nada más, quizá más adelante podamos ver de diferente manera la magnitud de esto.

Si ha cambiado Santa Rosalía, se ve que hay algunos empleos más, pero si vemos la magnitud de las ganancias, pues solo son migajas lo que queda en el pueblo, tenemos la esperanza de que podemos convertirla en una mejor empresa, más sustentable y más beneficiosa para todos pero de infraestructura que quede para la gente, de eso no se ha visto nada.

Víctor

– Queremos el recuento, elegir nuestros propios representantes sindicales, es lo único que estamos pidiendo.

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