Críticas contra el Tren Maya, por el planeta y empleos

Diario de Yucatán
El Tren Maya ofrece un viaje al desarrollo, pero también despierta críticas entre expertos y pueblos originarios por el temor a una mayor explotación medioambiental y laboral, afirma EFE.

El Tren Maya, cuya construcción empezó en junio de 2020, recorrerá a partir de 2023 casi 1,554 km en Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.

El gobierno estima una inversión total de más de 6,294 millones de dólares para la obra, de los que este año se ejecutarán 41,852 millones de pesos (más de 2,092 millones de dólares), y la creación de 80,000 empleos con la construcción de los primeros cinco tramos (de siete).

A este estimado, se añadirían 715,000 nuevos empleos de aquí a 2030 en los 16 municipios que tendrán una estación de ferrocarril y otros 150,000 empleos asociados en la economía rural, para totalizar casi un millón, según un estudio del Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat).

Esta entidad de la ONU igual anticipó un alza de 28% de la población originaria ocupada con respecto a 2015, al estimar que 46 de cada 100 personas empleadas serán de comunidades indígenas.

“Para el gobierno es progreso, es desarrollo y eso significa más trabajos y más urbanización. Para nosotros, como mayas, eso implica que otra vez nos ven como mano de obra barata, implica especulación de la tierra y, por lo tanto, despojo”, expresa Alberto Velázquez, de la asociación civil Indignación.

Velázquez cuestiona la calidad de los trabajos que tendrán los pobladores originarios: “Van a ser los que limpien los hoteles, los restaurantes, meseros. Van a ser básicamente, como dicen los compañeros, la gente que va a limpiar la mierd… de los turistas”, afirmó el antropólogo de origen maya.

El Tren Maya ha despertado la oposición de un sector de los pueblos originarios mexicanos, como el reciente pronunciamiento del Congreso Nacional Indígena y el Concejo Indígena de Gobierno al anunciar un “combate contra los megaproyectos” del presidente Andrés Manuel López Obrador.

“Las palabras mentirosas de López Obrador y su llamada Cuarta Transformación (de México) pretenden crear un muro que oculte la guerra que se arrecia contra los pueblos y la vida de la madre tierra, queriendo aislarnos y presentarnos como los opositores al progreso”, denunciaron.

Aunque el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), creado por López Obrador, avaló la consulta pública, asociaciones civiles han conseguido recursos legales contra nuevas obras en tramos de Campeche y Yucatán por argumentar que las manifestaciones de impacto no estaban listas.

“Hubo bastantes deficiencias. ¿En qué sentido? Para empezar, el proceso de consulta para nada ha sido acordado con los pueblos, fue unilateralmente el gobierno diciendo en qué fecha, en qué lugares, en qué tiempos, en qué modo”, aseguró el integrante de Indignación, que obtuvo uno de los amparos.

La obra del Tren Maya también ha despertado críticas porque las Fuerzas Armadas construirán los tramos 6 y 7, además de crear una empresa para operar tres tramos que irán de Tulum, Quintana Roo, a Palenque, en Chiapas.

A nivel geopolítico esto es “extremadamente preocupante”, expuso el investigador Sergio Prieto, del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur).

“Parece un intento desesperado por seguir adelante, por seguir avanzando en un proyecto que debería estar mucho más pensado y más consensuado con las poblaciones de la región”, indicó el experto en megaproyectos, migración y territorio.

El académico observó que la presencia del Ejército podría intimidar a los pueblos originarios que se oponen a la obra.

También señaló que se enmarca en el contexto de la movilización de la Guardia Nacional, un cuerpo policial-militar creado por López Obrador, para la detención de centroamericanos.

“Hay una relación entre la multiplicación de estos grandes megaproyectos y las políticas de detención y control de migrantes en la frontera sur”, señaló Prieto, quien considera que el tren “extiende las fronteras de influencia de México”.

Pero Rogelio Jiménez Pons, director general del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), institución encargada del proyecto, defiende la participación de los militares por su eficiencia en la ejecución de obras, la soberanía y la seguridad nacional.

“Lo que el Presidente quiere es darle una parte también, hay una zona que es muy caliente, que es la que está pegada a la frontera con Guatemala, en esa zona hay mucho narco, hay mucho tráfico de personas, de ganado, de armas”, indicó.

De un vistazo
Crecimiento poblacional

Según Fonatur, con la llegada del Tren Maya, en 2030 habrá 17.3 millones de habitantes en el sureste de México, casi 13 de cada 100 personas del país, una tasa de crecimiento anual del 2% adicional a la esperada.
Expulsión y desplazamiento

Para el investigador Sergio Prieto, se expulsará y desplazará a comunidades de la zona, y las suplirán núcleos de empresarios y personas que buscan empleo.

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