Denuncian que el IMSS no reconoce al covid-19 como riesgo de trabajo


Imagen tomada de: www.proceso.com.mx

Gloria Leticia Díaz / Proceso

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El contagio por covid-19 por cumplir con su labor que corresponde como parte del personal médico del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), no está siendo considerado como riesgo de trabajo, situación que merma en un 40% el salario de los galenos infectados.

Así lo denuncia Y. una de los 89 médicos del IMSS que se encuentran incapacitados por haber resultado positivos a la prueba del coronavirus, que en su caso fue adquirido en el Hospital General de Zona número 32.

En entrevista con apro, la cirujana atribuye el contagio a negligencia de autoridades hospitalarias y del personal del nosocomio, por no tomar las medidas de protección adecuadas para la atención de la pandemia.

Aislada en su casa después de haber sido notificada como covid-19 positiva, Y. cuenta que pese a la alta incidencia de contagio que tiene el virus, se le obligó a acudir a su hospital para tramitar su incapacidad, así como realizar otro trámite “mucho más engorroso”, para que su padecimiento sea clasificado como producto del riesgo de trabajo a que se vio sometida.

“De entrada el IMSS te paga la incapacidad como enfermedad general, lo que significa que no te pagan el 40% del salario; tengo que reunir la aprobación de unas siete personas, para determinar que fue riesgo de trabajo, tanto en el hospital con en la clínica familiar; eso implica que para que me paguen lo que por derecho me corresponde, tengo que deambular por el hospital y la clínica, poniendo en riesgo a mucha gente, lo que me parece absurdo”, abunda Y.

La médica cuenta cómo se contagió y describe la falta de medidas de protección que “desde siempre” han imperado en el IMSS y que pueden desencadenar en mayores contagios a de los que están siendo reportados.


Imagen tomada de: www.proceso.com.mx

De 37 años, cinco de ellos adscrita al HGZ 32 en el turno nocturno, Y acudió al área de urgencias a revisar a dos pacientes graves a quienes tendría que intervenir de manera urgente, el 21 de marzo.

En el espacio de 10 por 15 metros del área de urgencias, “donde suele haber hasta 50 pacientes”, dos pacientes estaban aislados en un área improvisada, a una distancia de unos cinco o siete metros de los enfermos que ella estaba auscultando, “con todas las medidas de seguridad, llevaba guantes, gorro, cubrebocas N95, bata quirúrgica, y a esos pacientes que estaban aislados, todavía no se les diagnosticaba covid-19, uno de ellos murió más tarde”.

Apunta que, si bien ella había tomado las medidas de protección necesarias, reconoce que el área de urgencias del hospital en el que trabaja, “los urgenciólogos revisan a todos los pacientes, todo mundo manipula los expedientes, a mí me tocó trabajar en esa área, hacer papeleo, usar su computadora; después me enteré que los médicos que atendieron a los pacientes con covid-19 no tomaron las medidas de seguridad necesarias”.


Hospital General de Zona número 32 del IMSS. Foto: Google Maps

Una semana después, Y empezó a sentir molestias en los glóbulos oculares y dolores de cabeza, que atribuyó en un principio al cansancio por su horario de trabajo, pero al agudizarse los síntomas y sentir molestias en faringe, considero que era fuera de lo normal, por lo que al llegar al hospital se dirigió al área de urgencias y pidió ser revisada.

“El médico que me revisó no llevaba guantes ni cubrebocas, yo le advertí que no podía revisarse sin medidas de protección, pero me dijo que no pasaba nada; de entrada, descartó que tuviera síntomas de covid-19, a lo que le exigí una prueba, al principio se resistió pero logré que se me aplicara la prueba, y yo misma realicé el papeleo y subí la información a la plataforma, lo que me dio tranquilidad”, agrega la cirujana.

El 2 de abril, vía telefónica le comunicaron a Y que había resultado positiva su prueba, y fue citada al día siguiente al hospital para tramitar su incapacidad.

“Me pareció absurdo que me pidieran que acudiera mi centro de trabajo, me hicieron deambular por todo el hospital, y aunque yo iba con guantes y cubrebocas N95, estaba poniendo en riesgo a mucha gente, el subdirector que recibió mis documentos no estaba protegido, se lo hice ver y me dijo que él ya estaba viejito y que no le iba a pasar nada”, abunda.

Y dice que no ha concluido sus trámites para que su enfermedad se considere riesgo de trabajo, porque “la literatura médica dice que es un virus altamente contagioso, y creo que por responsabilidad médica, no debo exponer a más personas, sin embargo, lo absurdo es que se me siga pidiendo acudir a mi hospital y a mi clínica familiar para que me paguen lo que me corresponde, cuando la tecnología te permitiría realizar esos trámites a distancia”.

La especialista cuenta que una vez que su hospital fue declarado como receptor de enfermos por covid-19, al menos dos semanas antes de contraer ella el virus, decidió aislarse de su madre y su hija, así como tomar medidas de seguridad extremas como no ingresar directamente a su domicilio con la ropa ni el calzado de trabajo, así como ducharse de manera inmediata.

“Con todas esas medidas de seguridad me infecté, y al pensarlo veo que no podía ser de otra manera cuando ves el descuido del personal médico, de ropería, de camillería de enfermería, que no llevan equipo de seguridad, porque la institución no proporciona el equipo adecuado, pero además nunca lo ha hecho, lo que estamos haciendo es improvisar y comprar nuestro propio equipo de seguridad, por ejemplo una mascarilla N95 que antes te costaba 30 pesos, ahora la consigues entre 130 y 190 pesos”, advierte Y.

Entre la falta de equipo de protección proporcionado por el IMSS y una práctica negligente, insiste, es que está contagiada, en tanto en su entorno, habría otros diez médicos, entre ellos quien la auscultó, con síntomas de ser portadores de covid-19.

La especialista sostiene que, a pesar de su molestia con el Seguro Social por no clasificar su padecimiento como riesgo de trabajo, está tranquila por haber tomado medidas preventivas que evitaron que su familia estuviera contagiada.

“La separación de mi madre y mi hija ha sido muy dura, pero creo que fue la mejor decisión que pude haber tomado, al igual que haber exigido que se me aplicara la prueba del covid-19, sólo pienso en las consecuencias que hubiera tenido quedarme callada, hubiera esparcido el virus por todos lados, a mis pacientes, a mi familia, por eso me sigue pareciendo injusto que no esté reconociendo como riesgo de trabajo el contagio al que hemos estado expuestos los médicos del IMSS, por realizar nuestro trabajo”, lamenta Y.

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