Precarización laboral, el precio del “boom” económico del Bajío

Sector automotriz, el que ha impulsado el crecimiento de la región, principalmente (Foto: Reuters)

Aguascalientes tiene un crecimiento tres veces mayor que el nacional

Laura Quintero/ Economía Hoy

En los últimos años la región del Bajío se ha posicionado como la zona de mayor crecimiento económico del país, del 2010 al 2016 Aguascalientes obtuvo un crecimiento anual promedio de 6.1%, a este le siguió Querétaro con 5.1% y Guanajuato con un 5.0%, mientras que la economía nacional apenas creció por encima del 2%. Sin embargo, especialistas advierten que el crecimiento dispar y concentrado en entidades que han priorizado su industrialización y que están vinculadas con el sector manufacturero y de exportación han conseguido este crecimiento a costa de la precarización y el empobrecimiento laboral.

José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y Crecimiento Económico (IDIC), explicó que después de la crisis del 2009 los estados que tenían menor precariedad como Nuevo León y Aguascalientes se precarizaron para sobrellevarla, pero “una vez que pasó la crisis la precariedad se elevó aún más, la recuperación económica no lo revirtió, al contrario lo hizo con una informalidad que si bien retrocedió alcanzó niveles de 2005”, aseguró el especialista.

En los últimos diez años Aguascalientes tuvo un crecimiento del 80% en la parte industrial mientras que Querétaro creció 70%. No obstante, el crecimiento no se vio reflejado en los salarios, ya que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), elaborado por el Inegi, Aguascalientes tiene la posición número 13 en salario promedio, a pesar de liderar en crecimiento económico, al respecto el especialista detalló: “los estados en donde se ha tenido éxito en función de las exportaciones, que es Aguascalientes y Querétaro, principalmente, se obtuvo con base a precarización salarial, el modelo de apertura generó crecimiento en esos estados, son estados muy competitivos pero los buenos salarios han ido en retroceso”.

De acuerdo con el Índice de Tendencia Laboral de la Pobreza del Coneval 28 entidades han tenido un incremento en el empobrecimiento de sus trabajadores en los últimos 10 años, es decir, son cada vez más los trabajadores que no puede adquirir la canasta alimentaria con el ingreso de su trabajo.

José Luis de la Cruz indicó que después de la crisis económica que se vivió a nivel global en el 2009 la desocupación regresó a sus tasas originales pero los salarios no se recuperaron, al contrario, siguieron en detrimento y la informalidad tampoco se redujo en la mayoría de los estados.

De la Cruz detalló que en el caso de Querétaro tuvo un incremento en precariedad, en desocupación pero logró reducir la informalidad, “lo que hay que preguntarse es en dónde quedó el crecimiento económico si hubo reacción de malos salarios, en el caso Aguascalientes hubo más precarización pero logró reducir la informalidad”.

Por su parte, Miguel Reyes, director del Observatorio de Salarios de la IBERO Puebla, explicó que hay un patrón que le ha sucedido a todas las entidades cuyo desarrollo está vinculado al comercio exterior y al TLCAN; son los corredores industriales de Querétaro, Puebla-Tlaxcala, Aguascalientes, Guanajuato, tienen un alto dinamismo que sí generan empleos pero son precarios, de baja remuneración y sin seguridad social, los salarios se establecen sin vinculación a la productividad.

Sector automotriz, el ‘motor’ del crecimiento

Los estados que conforman el Bajío han sido considerados la joya de la corona automotriz en México, ya que el 60% de las plantas industriales de la región pertenecen a este sector, en donde además están instaladas grandes armadoras como General Motors, Nissan y Renault, Mazda, Foton, Honda y Toyota.

Derivado de su actividad económica del 2007 al 2016 las exportaciones de Querétaro crecieron más del 200% y las de Aguascalientes el 77%, “pero lo hicieron con mayor precarización laboral. En términos macroeconómicos estas entidades reflejan una gran economía, pero cuando lo vemos por tamaño de la población hay niveles muy bajos”, aseguró José Luis de la Cruz.

“En términos de la distribución de lo que se produce no les toca a los asalariados nada, hay empresas que tienen crecimiento extraordinarios pero que no tienen un contrapeso en los salarios. Tienes corredores industriales que tienen un auge, son muy grandes y que han crecido por su vinculación con el comercio exterior”, explicó Miguel Reyes.

El problema, más allá del salario mínimo

De acuerdo con datos del Coneval entre 2010 y 2016 se pasó de 59 millones 600,000 personas con ingreso menor a la línea de bienestar a 66 millones 53,000, esto indica que hay un incremento de precarización. Además, de acuerdo con cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de un total de 52 millones 400,000 personas ocupadas únicamente 531,000 tienen ingresos que superan los 10 salarios mínimos (26,500 pesos mensuales), lo que representa el 1% de la población ocupada.

“El problema no tiene que ver sólo con el salario mínimo, si no con el mercado laboral donde lo que abunda es la precarización y la informalidad. Ha habido una pérdida de los buenos salarios y lo que ha crecido son los bajos salarios”, aseguró De la Cruz.

Por ejemplo, en el caso de Querétaro sólo el 0.72% de la población ocupada gana más de 10 salarios mínimos, y a pesar de que tiene una economía en la que predomina la manufactura de exportación “es evidente que hay un problema estructural, los estados que más crecen tampoco están creando el mejor empleo, el problema va más allá del salario mínimo y lo que se requiere es revertir la precarización salarial”, afirmó.

De acuerdo con un reporte de HR Raitings, de 2009 a 2017 la población ocupada en México con más de tres salarios mínimos se redujo en más de 3.1 millones. Al cierre del año pasado el mercado laboral mexicano continuó expandiéndose, pero la proporción de personas que perciben más de tres salarios mínimos y hasta cinco disminuyó en los últimos 12 años, al pasar de cerca del 20% en 2005 a 16.2% en 2017. Es decir, sólo el 16% de los ocupados percibe entre 5,763 y 9,605 pesos mensuales.

 

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