‘Raptan’ basureros ejido en Zapopan

Violeta Meléndez

EVIDENCIA. Los arroyos que vienen de los tiraderos presentan tonalidad oscura y despiden un desagradable olor a basura. (Foto: Jorge Alberto Mendoza)
EVIDENCIA. Los arroyos que vienen de los tiraderos presentan tonalidad oscura y despiden un desagradable olor a basura. (Foto: Jorge Alberto Mendoza)

No solamente se han contaminado sus presas y arroyos con lixiviados, sino que la operación de los tiraderos de basura metropolitana Picachos y Hasar’s han quitado a la comunidad rural de El Pedregal de Milpillas el acceso a un terreno ejidal de 235 hectáreas cuyos propietarios nunca han podido trabajar en 15 años; está atrapado entre los dos vertederos y propiedades privadas.

Se trata del ejido Milpillas, del cual el gobierno federal otorgó 5 hectáreas a 48 personas para su aprovechamiento ganadero o agrícola, pero al no tener ningún tipo de acceso por la inmensidad de los tiraderos, algunos de sus propietarios ni siquiera conocen su terreno.

“No hay acceso, desde que hubo la dotación de la tierra no ha habido acceso; pedimos y pedimos y nos hacen caso a nadie, pedimos a esta administración para ver qué conseguimos. La gente está desesperada, son 48 familias que no aprovechan nada, es como si no los tuvieran porque no pueden ni entrar”, dijo a NTR Pedro Torres Campos, dueño de 5 hectáreas y ex presidente del ejido.

“En su momento pedimos un acceso por la basura y nos lo negaron, no puede invadir uno si no lo ordena el gobierno. Nosotros le tiramos a tomar la tierra para siembra, queremos trabajarla, sería lo único, por la basura no podríamos poner ni cabañas como hay aquí”, añadió en referencia al ejido San Juan Bautista, que sí tiene accesos viales que se desprenden de los caminos a los basureros.

Torres Campos, quien junto con los otros 47 dueños vive en Pedregal de Milpillas (Kilómetro 13 de Carretera a Colotlán, en Zapopan), asegura que 10 de los antiguos derechohabientes del ejido ya fallecieron por su avanzada edad, y nunca pudieron aprovecharlo. Ahora heredaron ese territorio a sus hijos, pero tampoco han podido apropiarse de su espacio.

A decir del ejidatario, el terreno completo está tierras arriba de los dos tiraderos, por lo que no se vería afectado por los lixiviados cuando llegan a derramarse, ya que los arroyos llegarían primero a su ejido y después pasarían por los contaminantes tiraderos.

“Imagínese que nosotros aquí tenemos 235 hectáreas para trabajar, aquí tenemos fuentes de trabajo, pero no las podemos usar porque no hay acceso a la tierra, nos tenemos que ir para Guadalajara y lo malo que hay mucha gente mayor”, contó, en referencia a los mil 500 habitantes de Milpillas.

Quien respalda la queja es Rosa López, también es dueña de 5 hectáreas del ejido Milpillas luego de la muerte de su padre, el ejidatario original. Pero a pesar del paso de los años y las labores de los comisariados ejidales, la señora ni siquiera conoce físicamente los terrenos que le tocaron.
Polución en el agua

Para los derechohabientes del ejido San Juan Bautista, tener acceso a sus tierras gracias al camino de los dos basureros no ha sido del todo positivo, pues ellos cuentan con una presa en la que solían sembrar peces para autoconsumo y tenían arroyos en los que se bañaban para divertirse, pero todos quedaron inutilizados tras la contaminación por lixiviados del que han sido objeto.

“Ahí se llama Los Colomos, ahí nos metíamos a bañar cuando éramos chiquitos y allá (en la presa) los señores iban a pescar tilapias y carpas, sacaban unos pescadotes, pero ya todo eso se acabó, tienen muchos años que no hay peces porque se han ido muriendo, los que sí han sobrevivido no se los quieren comer por desconfianza”, dijo Sonia Uribe Rodríguez en el ejido de San Juan Bautista.

En un recorrido que hizo este medio por el ejido y los arroyos que vienen desde la zona de Picachos y Hasar’s, se encontró que además de su tonalidad oscura despiden un desagradable olor a basura, producto de su paso por los dos tiraderos.
Incumple Zapopan

A casi un mes de que el Ayuntamiento de Zapopan inaugurara en El Pedregal Milpillas un pozo de agua para abasto de la población y ese mismo día lo clausurara por la mala calidad del líquido, que presentaba alta concentración de hierro, el gobierno municipal sigue sin resolver el problema y sin dotar del recurso a los habitantes de esa colonia rural.

El alcalde Pablo Lemus Navarro aseguró el 20 de julio que tras constatar que el agua del pozo no era apta para consumo humano mandó comprar filtros para que en 15 días ya pudieran surtir a la comunidad, lo cual no ha ocurrido de acuerdo a testimonios de los habitantes de Milpillas.

“Ahorita nada más nos están surtiendo de Copala, de 8 a 14 horas los puros miércoles, nomás nos alcanza para lavar los trastes, pero ya no nos alcanza para bañarnos, eso y lavar la ropa ya es cuando nos surten con pipas de agua que nosotros compramos porque el gobierno casi no nos manda”, contó a NTR Bertha Alicia Rodríguez Pérez.

“Primero comprábamos la pipa a 200 pesos, después subió a 350 y ahorita está en 400 pesos, el ayuntamiento ya es raro que nos ayude”, añadió Sonia Uribe Rodríguez, de esa misma comunidad.

Para Bertha Alicia fue una decepción que el 19 de julio acudiera personal del gobierno de Zapopan, como el director de Obras Públicas, David Zamora Bueno, a inaugurar en su delegación el pozo de agua en presencia de vecinos y medios de comunicación, a sabiendas de que el recurso contaba con elevados niveles de hierro que están fuera de la norma, como dio a conocer este medio.

Consecuencia de dicho hallazgo no autorizaron la operación del pozo cuya agua tenía coloración café, producto de la concentración de dicho metal. De ser consumida esta agua, el hierro comienza a acumularse en los tejidos y deviene en padecimientos graves y diversos que van desde ataques cardiacos hasta diabetes.

“Fueron a abrir el pozo y estábamos todos bien gustosos, pero nada de agua. Todavía siguen sin darnos el servicio, ya deberían llegar a un acuerdo sobre eso porque ya es casi un mes y no vemos respuesta”, agregó la mujer.

Mientras el ayuntamiento sigue sin operar dicho pozo, ellas y la comunidad de Milpillas racionan su consumo de agua para las actividades diarias porque es escasa y además les cuesta cada pipa que compran entre todos y se la distribuyen.

Anteriormente el agua no era problema para esta comunidad porque se abastecían del arroyo Milpillas y otros más pequeños, pero ahora estos cauces están contaminados por las descargas de lixiviados en que incurren los basureros que tienen montañas arriba de su comunidad, Picachos y Hasar’s.
Dato:

Los tiraderos Picachos y Hasar’s se instalaron en el kilómetro 15 de Carretera a Colotlán a finales de 1999 y principios de 2000; un año después se le otorgó a 48 personas el ejido Milpillas, cuyo acceso ha sido obstruido por ambos vertederos debido a su voraz crecimiento.

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