Error, desviar presupuesto del INAH al Tren Maya: Cortés de Brasdefer

Judith Amador Tello / Revista Proceso

Ciudad de México (Proceso).- Aunque el proyecto de presupuesto para el Sector Cultura de 2024 pareciera beneficiar ampliamente al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) –con un incremento del 61.20% con respecto a 2023–, el arqueólogo Fernando Cortés de Brasdefer considera un error destinarlo al Tren Maya y no a solucionar los problemas que la institución arrastra desde hace años.

Como se informó en este espacio hace unos días, el incremento va directo para la adquisición de terrenos con monumentos arqueológicos, situados a lo largo de la ruta del tren, y a infraestructura relacionada con el megaproyecto, uno de los prioritarios del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (https://www.proceso.com.mx/cultura/2023/10/17/el-presupuesto-para-2024-en-cultura-enganoso-316882.html).

Al instituto se le aprobaron 4,966.71 millones de pesos, y con el incremento quedará en 8,006.56 millones.

Con una trayectoria de más de cuatro décadas como investigador del INAH, descubridor de los sitios Chakanbakán, Ichakabal, Bahía de Chetumal y Mahahual, Cortés de Brasdefer intervino hace una semana en la mesa de análisis “Adiciones y propuestas al presupuesto 2024 en Cultura. Ramo 48” –convocado por la Cámara de Diputados–, para exponer la situación precaria que afecta al instituto desde hace varios años (no sólo en esta administración), y los impactos del proyecto ferroviario.

El licenciado en arqueología y doctor en antropología por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) expresó, en primera instancia, que su opinión “es libre”, y recordó que ha sido censurado “por el hecho de pensar y decir las cosas como son y no mentir”.

Se debe recordar que el también autor de la “Enciclopedia de arqueología y monumentos de Quintana Roo” y “Kohunlich, ciudad del sol” fue coaccionado con el levantamiento de un acta administrativa y hasta amenazas de cese, por parte de autoridades del instituto, luego de que trascendiera a los medios el documento “La tragedia cultural del siglo XXI. El Tren Militar”, que el investigador escribió y compartió en un chat privado entre sus colegas (Proceso, 2428 y 2430).

Y en su intervención en la Cámara se sostuvo en lo dicho sobre los daños al patrimonio prehispánico causados por la obra:

“La construcción del Tren Maya en el sureste de México, dejó miles de monumentos arqueológicos a ambos lados de la ruta que quedaron desprotegidos y a merced de 35 millones de turistas que podrían transitar en esos 1,554 kilómetros de trayectoria”.

Explicó que, en forma paralela a la creación, se venían explorando nuevas zonas arqueológicas, algunas abiertas al público, así como creando infraestructura –que ha demandado profundas minas de materiales de construcción– como terminales, paraderos, accesos a las vías férreas, talleres, bodegas, además hoteles y aeropuertos como el de Tulum. Y se han mejorado y construido museos (Museo de Sitio de Dzibilchaltún o el Arqueológico del Puuc, por ejemplo).

Todo ello evidencia la inmensa cantidad de personal que se requerirá para participar en las necesidades de “este boom”, entre ellos custodios e investigadores. Ya han trabajado cientos de arqueólogos, antropólogos, restauradores y especialistas de otras disciplinas, así como pasantes y estudiantes, algunos tal vez podrán seguir trabajando con contratos como eventuales, “pero después, obviamente, serán despedidos”.

Entonces demandó que se contemple la basificación de estos trabajadores, de acuerdo con las normas del RAEPCEO (Reglamento de Admisión, Evaluación, Promoción y de Concursos y Exámenes de Oposición del personal académico) del INAH:

“Considero que antes de voltear al sureste para enfrentar esta inmensa ola de contrataciones para la atención de los servicios turísticos, las autoridades del INAH deben resolver primero lo que no se ha logrado en casa hasta ahora. Por ejemplo: existe una amplia cantidad de plazas vacantes en varias especialidades, que es necesario liberar lo más pronto posible, se requiere la creación de plazas en restauración, historia, etnología, arqueología, custodia, mantenimiento y todas las disciplinas antropológicas”.

Contradicciones

La lista de las urgencias derivadas del rezago en el instituto siguió: Es urgente atender los requerimientos de docencia e infraestructura en las escuelas del INAH, tales como ampliación, contratación de maestros, basificación, adquisición de equipos de punta para sus investigadores. Dar apoyo económico a proyectos de investigación sustantivos, afectadas por los recortes que vienen dándose desde hace algunos años. El INAH debe contar con edificios propios para no rentar y aplicar esos recursos a sus inmuebles.

Advirtió que los Centros-INAH, como el de Quintana Roo al cual está adscrito, han carecido de apoyo para mejorar su infraestructura. Ahora los del sureste tendrán que priorizar las necesidades derivadas del tren, y sin los recursos económicos “van a colapsar”. Ya de suyo, dijo, los vehículos que utilizan (rentados) están en muy malas condiciones y no se les proporciona el combustible para ir a atender los terrenos donde hay monumentos arqueológicos.

En contraste con lo que sucede con las zonas arqueológicas del Tren Maya, el arqueólogo habló de la urgencia de intervenir monumentos históricos que así lo requieran, e igual sus obras murales y arte sacro (esculturas, pintura de caballete, entre otras).

En este sentido, durante la mesa de análisis realizada en el Auditorio Norte de la Cámara de Diputados en el Palacio Legislativo de San Lázaro, que contó con las intervenciones del antropólogo e historiador Bolfy Cottom, especialista en legislación cultural, y Eduardo Cruz Vázquez, fundador del Grupo de Reflexión en Economía y Cultura (Grecu), el especialista en derechos culturales Carlos Villaseñor lamentó que el incremento presupuestal al INAH se destine específicamente a la adquisición de suelo arqueológico, que si bien es una demanda histórica, resta atención a otras áreas del instituto.

Entonces mencionó justamente museos y monumentos históricos. Puso el ejemplo de la Catedral Metropolitana que –como explicó recientemente el ingeniero geotécnico Efraín Ovando de la UNAM a Proceso– sigue hundiéndose y “no hay forma de darle seguimiento” al problema porque los equipos de medición están obsoletos (https://www.proceso.com.mx/cultura/2023/9/17/catedral-el-hundimiento-no-se-detiene-314994.html).

Para Cortés de Brasdefer uno de los temas relevantes en la problemática y rezagos del INAH son las prestaciones socioeconómicas, que han dado pie a “encarnizadas luchas de las comisiones de la base trabajadora, que se ha topado con un muro de resistencia sólo por la negativa de las autoridades, cuando se trata de un asunto de justicia social”.

Entre los embates que ha sufrido el INAH en los recientes años se pueden recordar el 75% de recorte presupuestal que afectó principalmente a los trabajadores contratados por los capítulos 2000 y 3000, y que pusieron en el límite sus funciones sustantivas, como la investigación científica, el manejo de zonas arqueológicas (fuera de las del Tren Maya), educación superior a través de sus escuelas como la ENAH y la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete”, dedicada a la recuperación, protección, conservación y restauración del patrimonio arqueológico, histórico y paleontológico.

En entrevista con Proceso, a propósito del levantamiento del acta administrativa contra el arqueólogo Cortés de Brasdefer, el titular del INAH Diego Prieto admitió las difíciles condiciones en las que han laborado algunos de los arqueólogos (la mayoría de ellos sin base):

“Hay compañeros que están trabajando de sol a sol, en riesgo por situaciones de golpe de calor, con dificultades a veces para la hidratación, porque están distantes de las zonas de hidratación, con el problema de estar en el contexto de selva”.

Hace un par de años, Prieto declaró a la prensa que el instituto es “la gallina de los huevos de jade” pues aportaba a la Federación, a través de la entrada a museos y zonas arqueológicas, 2,500 millones de dólares, aunque sólo costaba 250 mdd, lo cual sorprendió por haberse dado en el contexto del recorte presupuestal del 75% y las protestas de académicos, investigadores, trabajadores operativos, eventuales, profesores y estudiantes, miembros todos de la comunidad del INAH.

Cortés de Brasdefer concluyó su intervención en San Lázaro con una advertencia:

“Sería un grave error dejar atrás la solución de los problemas económicos que arrastra por años todo el país, para atender únicamente el sureste con tanta opulencia, y específicamente con el Tren Maya”.

https://www.proceso.com.mx/cultura/2023/10/21/error-desviar-presupuesto-del-inah-al-tren-maya-cortes-de-brasdefer-317118.html