ASEDIO EN LOS VALLES CENTRALES. RESISTENCIA AL LIBRAMIENTO SUR DE OAXACA

Ojarasca 294, Octubre 2021 / Cristina Alonso, Mariana Benítez, María Fernanda Herce, Blanca Hernández, Adriana Uscanga y Valeria Vázquez.

Los Valles Centrales de Oaxaca bajo asedio. El paisaje agrícola que hoy se ve en la región de los Valles Centrales de Oaxaca (VCO) es resultado del trabajo que durante miles de años han llevado a cabo pueblos y comunidades agrícolas. A través de prácticas campesinas que datan de más de 3 mil 500 años, en estos fértiles valles se han cultivado, seleccionado y reproducido variedades locales de maíz, frijol, calabaza, chile y hortalizas que contribuyen de forma fundamental a la alimentación de la zona y a lo largo del país. Este paisaje campesino es en parte un reflejo de la cultura de la región, donde la diversidad de prácticas ha permitido que se generen corredores de vegetación por los que las especies de plantas y animales pueden transitar y establecerse. Asociados estrechamente al trabajo campesino podemos encontrar platillos, textiles y celebraciones, entre otras cosas, que requieren y reproducen variedades locales de cultivos que dan forma a la gastronomía y a la cultura regional.

En las últimas décadas y en particular en los últimos 15 años, la diversidad biológica y cultural de los VCO se ha visto amenazada por el acaparamiento de tierras y agua, la urbanización desregulada y la especulación, y la imposición de proyectos industriales, mineros y agroindustriales. Esto se ha traducido en violencia, daños irreversibles al medio ambiente y ruptura del tejido social. Ante ello han surgido movimientos de resistencia que hacen frente a las constantes amenazas al agua, la tierra, las semillas nativas y la biodiversidad.

El proyecto del Libramiento Sur de Oaxaca. Este proyecto consiste en una carretera de 67.5 kilómetros de largo y 60 metros de ancho que conecta las carreteras que van de la ciudad de Oaxaca a Puebla con las que van a Tehuantepec y a Pochutla. El trazo propuesto en 2010 atravesaba algunas de las tierras más fértiles de los VCO, por lo que los pueblos afectados se organizaron y formaron el Consejo de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Territorio, que entonces logró que el proyecto se cancelara. En 2020 el proyecto se reactivó y su Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) fue aceptada sin consulta pública ambiental, a pesar de tener numerosos errores y omisiones. La evaluación y publicación de la MIA, así como el inicio de las gestiones asociadas al derecho de vía, han ocurrido de forma opaca y alevosa en el contexto de emergencia asociada a la pandemia de Covid-19.

Para el proyecto del 2020, el trazo original se modificó, pero aún atraviesa tierras agrícolas, de pastizal y diferentes tipos de vegetación indispensables para la reproducción de la diversidad biológica y cultural de los VCO, así como para garantizar el acceso a la tierra y al territorio, a la autodeterminación y a otros derechos de los pueblos campesinos e indígenas. Actualmente continúa la resistencia al proyecto, tanto que hubo áreas donde los conflictos sociales no permitieron hacer los muestreos de evaluación de biodiversidad.

Los promotores del libramiento argumentan que beneficiará a la región y traerá desarrollo. Sin embargo, la obra en realidad se relaciona con varias concesiones mineras otorgadas desde 2006 y es parte de un proyecto regional extractivista que necesita transportar eficientemente productos mineros e industriales a puntos estratégicos de salida de mercancías.

El proyecto viola diversos derechos individuales y colectivos contemplados en la Constitución Política y acuerdos internacionales. Por una parte, aunque en la MIA sólo tres de los municipios afectados se consideran como indígenas, más de la mitad de los municipios por los que pasaría el libramiento (18) se autoadscriben como zapotecos, mixtecos, mixes, entre otros, y el resto incluye a comunidades equiparables. 1 Por tanto, la falta de consulta pública atenta contra los derechos colectivos de la libre determinación, la autonomía y el derecho al territorio y al desarrollo propio.

Asimismo, el libramiento atenta contra el derecho a un ambiente sano. Los proponentes argumentan que no tendrá efectos significativos sobre la diversidad biológica y cultural de los VCO, ya que atraviesa mayormente ambientes descritos como perturbados, como tierras de cultivo y pastizales. Sin embargo, este argumento ignora que este tipo de vegetación y la agricultura campesina pueden alojar y favorecer la conservación de las especies locales de plantas y animales.2 Los cambios que sufriría el paisaje por la construcción del proyecto comprometen dinámicas ecológicas clave, como la polinización, el control de plagas y el mantenimiento de suelo y agua de buena calidad. De hecho, recientemente habitantes de la agencia Reyes Mantecón en San Bartolo Coyotepec han advertido que la obra afectaría directamente el manantial que los abastece, así como otros proyectos comunitarios para la captación de agua de lluvia.

Finalmente, la obra impactaría la importante producción agrícola regional puesto que éste contempla la transformación de cerca de 240 hectáreas de uso agrícola. Además de implicar pérdidas económicas y afectar a las formas de vida campesinas, pone en riesgo a las variedades locales de cultivos que ahí se producen, como las razas de maíz bolita, mushito, negrito, que por ley ahora deberían de ser protegidas, y también a las técnicas tradicionales con las que se manejan. Todo ello vulnera fuertemente el derecho a la alimentación adecuada y a la soberanía alimentaria.

Biodiversidad, cultura y resistencia vivas. Los VCO alojan una enorme riqueza biológica y cultural que, aunque está conectada con la profunda historia de la región, no es algo del pasado que pueda apreciarse y mantenerse en museos, restaurantes y postales, sino que se ha generado y se reproduce constantemente gracias al trabajo y conocimiento campesino e indígena. Reconocer y respetar los procesos sociales, políticos y biológicos que han dado lugar a esta riqueza es indispensable para que los pueblos de los VCO puedan ejercer su derecho a la soberanía alimentaria y para que en conjunto, como humanidad, podamos hacer frente a las crisis climáticas, económicas o sanitarias que estén por venir.3

Los pueblos y comunidades de los VCO tienen claro que el proyecto del libramiento se inserta en el contexto de despojo y asedio que hemos referido y que, más aún, es estratégico para articular proyectos extractivistas e industriales en la región. Algunas autoridades comunitarias y pobladores de Reyes Mantecón, San Pedro Ixtlahuaca, Zaachila y otros pueblos asociados al Consejo de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Territorio han expresado públicamente que el libramiento tendría impactos fuertes e irreversibles en la biodiversidad, el acceso a la tierra y el agua y que violenta la vida y la cultura que los pueblos indígenas y campesinos reproducen en sus territorios. Al igual que la riqueza de los Valles Centrales, la resistencia y la organización para defenderla están vivas.4.

1. De acuerdo con la Constitución mexicana, las comunidades equiparables a los pueblos indígenas gozan de los mismos derechos que éstos. Son semejantes en su modo de ser y estar, en particular el modo de apropiarse de los recursos naturales para su subsistencia, por ejemplo las comunidades campesinas y pescadoras.

2. https://bioteca.biodiversidad.gob.mx/janium/Documentos/ 13029.pdf

3. https://viacampesina.org/wp-content/uploads/2020/04/ UNDROP-Book-of-Illustrations-l-ES-l-Web.pdf

4. http://lancis.ecologia.unam.mx/2021-06-14-libramientosur- oaxaca/

https://ojarasca.jornada.com.mx/2021/08/13/asedio-en-los-valles-centrales-9557.html