«Tuvimos que meditarlo mucho tiempo, en horas de la noche» (Estado de México)

Ramsés Mercado /  Miguel Alvarado  /  Viceversa Noticias

Todavía no empuñan las armas, todavía, no hay recorridos por las calles oscuras, todavía no hay nada, excepto los muertos que se van encontrando en los campos y en las calles. Ahora, las flores que han salido son moradas y cubren el campo, los terrenos, van por las orillas de los estanques y delimitan la orilla de los caminos. Esta es la zona norte de Toluca, la más olvidada y por eso la más insegura. Para las autoridades no existen quienes habitan en Huichochitlán, Linares, Cuexcontitlán, Autopan o San Cayetano. Solamente se les voltea a ver en épocas electorales porque ahí se definen los comicios. Para quienes viven en la ciudad, este norte no existe o se figura como un laberinto de calles de tierra, enlodadas, de casas a medio construir y de pobres que trabajan en las fábricas y en el campo.

No en balde, la zona norte de Toluca, intenta cada año separarse del municipio. No quiere pertenecer a la capital. Esta zona norte es la casa de las naciones otomís y matlatzincas, su hogar ancestral. Aquí, atravesando la mitad del territorio, por debajo de las flores, pasa el oleoducto de Pemex que los huachicoleros exprimen desde hace 15 años, y los apellidos Miranda y Nava se escuchan cada vez que alguien le da a la llave, le abre a la manguera y rellena los tambos en las narices de la Guardia Nacional, los soldados y sus inútiles helicópteros que de cuando en cuando sobrevuelan la zona. Hasta los reporteros saben el lugar exacto en donde se realizan las extracciones. El principal es un hoyo rodeado de flores que está sobre el camino de postes amarillos que marca la ruta del combustible. Ahí corren los niños y se asoman los chavos, que fuman y beben cuando nadie los ve.

También se sabe que quienes participan en ese negocio son los policías municipales.

Sin querer, ahora el profesor Ítalo Raúl Díaz, quien da clases en la secundaria 1006 Sentimientos de la Nación, deberá tener muy en cuenta todo esto, lo mismo que las comunidades de la zona norte a las que la delincuencia les ha arrebatado a los suyos. Hace cuatro días, la niña Alondra, de apenas 17 años, tomó un taxi y después apareció muerta, asesinada. Eso, y también el caso de un joven de 14 años, apuñalado hasta la muerte cuando intentó defender a su novia, a quien después de todo violaron e hirieron obligó a las comunidades a defenderse. Ya saben que ningún gobierno volteará a verlos, que no existen para el gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador, y que para Toluca y el Estado de México representan el estorbo de quienes habitan tierras para fraccionar y construir desarrollos inmobiliarios, y de quienes atestiguan el saqueo silencioso pero explosivo del combustible. El huachicoleo ya no existe, por lo menos en los dichos de la Federación, que no cambiará su versión para ayudar a unos cuantos. Los habitantes han comenzado a entender lo que significa que la vida de cada uno de ellos sea igual a nada, menor al valor de la bicicleta que hoy los ha llevado a reunirse en un terreno rodeado de flores, de esas flores moradas que salen debido a la temporada de lluvias.

Así, poco a poco, esta mañana fueron llegando a la reunión. Se trata de la Primera Asamblea Comunal, que fue convocada por los maestros de la región. Como las flores que lo rodean, quienes asisten se mantienen erguidos y callados. Los profesores que han convocado a la reunión y dirigirán este intento por organizarse para detener la ola de crímenes que azota a este norte desprotegido y pobre, olvidado. Así que dos de ellos, entre los que se encuentra Ítalo Raúl Díaz, se han encaramado a un promontorio de rocas desde el cual se ven las manchas moradas de esos pétalos que cada año son menos, y se dirigen a sus vecinos.

La verdad es que antes de que hablen, sólo se escuchan los pájaros, el canto sordo de una mañana que no puede más de lluvia. Solo eso, y el rumor del viento pasando por las yerbas.

La Asamblea es muy importante porque se trata de organizarse para pelear contra la delincuencia. Se trata de organizarse en grupos de autodefensa porque las autoridades hace mucho, mucho, mucho que están rebasadas, que han perdido además todo sentido del deber.

– Los protagonistas principales de esta Asamblea son ustedes -dice entonces uno de los profesores- porque los maestros no podemos suplir, no podemos hacer lo que la propia comunidad debe hacer.

Y después dice que ellos, como los profesores que son, se sienten parte de esa comunidad y que no puede ser de otra manera porque pasan con los hijos de los habitantes mañanas y tardes, los ven crecer, los ven formar sus familias y ven cómo siguen viviendo, cuál es el camino que han elegido, convertirse en padres de familia. Aprenden a quererlos.

– Y cuando nos enteramos de un evento tan monstruoso como lo es privar de la vida a un joven de 14 años y violar a una joven, apuñalarla, sentimos indignación, temor, rabia que no nos permite darle la espalda a un problema como ese. No importa que no hayan sido alumnos de nuestra escuela. Se trata de jóvenes que son el porvenir de nuestras comunidades- dice el profesor, acercando el micrófono a la boca hasta que está seguro de que todos habrán de escucharle.

Y sigue, pero las preguntas que hace se las hace a él mismo, que de pronto se da cuenta, cada vez más, de lo que están haciendo en ese campo tan verde y tan morado.

¿Qué clase de maestros seríamos si asumiéramos la actitud de yo no vi, ni sé nada? ¿Qué clase de maestros seríamos si le diéramos la espalda a una atrocidad de esta magnitud cuando sabemos que no es la primera vez? ¿Qué sería de las comunidades si como maestros cerráramos los ojos frente a esto?

Lo que hace el profesor lo han hecho por años los profesores normalistas de Guerrero, por ejemplo, que han tenido que organizar a sus comunidades cada vez que una minera llega a asentarse ahí. Las preguntas que el profesor lanza en la zona norte de Toluca son las mismas que todos los días responde el normalismo rural de todo México.

Y sí, es verdad. Para ellos no ha sido fácil tomar una decisión de esa naturaleza porque saben que la delincuencia, desde este momento, ya los tiene en la mira, y no será fácil, nunca, poner el pellejo por delante. Eso también lo dirá una de las asistentes cuando le toca hablar, y deja claro que habrá infiltrados en este grupo.

Pero de esto, del peligro en el que ya se pusieron, ellos están conscientes.

-Tuvimos que meditarlo mucho tiempo, en horas de la noche y pensar si tomábamos una decisión de esta naturaleza. Pero llegamos a la conclusión de que era necesario, porque si bien nuestra misión tiene que ver con los jóvenes y con su proceso educativo, nuestra tarea no se puede limitar, en estas circunstancias, a quedarnos dentro del salón de clase, dentro de nuestra escuela. Tenemos que salir de ella, y tratar de que ustedes mismos se conviertan en educadores de sus hijos, y ahora, en esta Asamblea Comunal, también en protectores de nuestra comunidad- dice el profesor al micrófono.

Quienes lo escuchan lo hacen en silencio, respetuosos de lo que el maestro les transmite. La mañana se ha ido abriendo poco a poco y ahora ya no es tan gris. De todas formas, hay un viento que hiela y por eso la mayoría tiene las manos frías, el corazón palpitante. No tienen que decirles que el gobierno y su aparato de seguridad no sirve para nada, que las patrullas llegan cuando ya todo ha terminado, que se quedan un rato en las esquinas y que después, como si nada, se van. Y así ha sido siempre, una y otra vez.

-Por eso es necesaria la Asamblea Comunal, porque desde aquí desde este pequeño rincón de Toluca, olvidados siempre, tenemos que mandar una señal de alerta. Pero no es solamente un mensaje para la autoridad, porque los depredadores y los delincuentes también saben que se está llevando a cabo esta reunión. Y saben que hay indignación. También para ellos es un mensaje. Pero necesitamos reforzarlo. Esta Asamblea es el principio de un esfuerzo permanente para proteger a nuestras comunidades y a nuestros hijos, a los estudiantes. Tenemos que hacerlo, y demandar a las autoridades que cumplan con la parte que les corresponde- señala el maestro.

Nadie sabe con certeza cuántos ejecutados, secuestrados, mujeres asesinadas, violadas y levantadas hay en lo que va del año. Aquí, en los pueblos de Autopan, Huichochitlán, Cuexcontitlán, Linares y San Cayetano, entre otros, los muertos por violencia ya no pueden contarse.

“De julio a octubre de este año, los medios de comunicación han documentado más de 9 personas asesinadas, que han sido abandonadas entre las milpas y calles de terracería, de comunidades como San Diego Linares, San Cristóbal Huichochitlán, San Diego de los Padres, San Pablo Autopan y San Mateo Otzacatipan. Entre las víctimas se encuentran 3 mujeres”, dice la reportera local Alma Ríos para La Jornada Edoméx.

– Son personas que han sido ejecutadas, lamentablemente, en otro lugar y los tiran, déjenme decirlo, se oye mal, en el municipio, sobre todo en el norte”, dijo el director de Seguridad Pública de Toluca, Francisco García Burgos a la reportera, quien también refiere que el alcalde de Toluca, Juan Rodolfo Sánchez, un morenista de extracción panista, cree que estas ejecuciones son raras y excepcionales y que su administración no sabe de la presencia de cártel alguno. Que tiren cuerpos es una práctica que se ha vuelto común en la zona, pero los funcionarios evadieron la pregunta de fondo, la de la ausencia de autoridad en esa región.

Pero si las autoridades no saben, otros sí. La presencia de huachicoles en la región forma parte de la ecuación que el crimen organizado establece para dominar las zonas, en arreglo con autoridades locales, fuerzas de seguridad pública y armadas, y a veces con empresas privadas interesadas en terrenos, en la extracción o en los recursos naturales. Así, primero llegan los huachicoleros, después aparecen soldados y policías y por último se instalan empresas o fraccionadoras. Estas últimas han planeado la construcción de casas y departamentos de bajo interés social en la zona norte para 10 mil nuevos habitantes. La llegada de estos “nuevos toluqueños” ya es un hecho, como puede verse en los desarrollos de Cuexcontitlán y San Diego Linares, en tierras que pertenecían a funcionarios como la priista Martha Hilda González Calderón, ex alcaldesa de la ciudad. De acuerdo al Plan Estatal de Desarrollo 2017-2023, el municipio de Toluca crece a raíz de dos por ciento anual.

-Hay que hacer recorridos en caravana, con sus autos, con sus bicis, con lo que tengan a la mano- les dice el profesor Ítalo a quienes lo miran callados, preocupados, ignorados, y que ya saben que para protegerse deben elegir bien entre ellos para que esta autodefensa se estructure de la mejor manera.

Después, un familiar del chico asesinado, da su testimonio: “era hijo de un primo, aún no sabemos quiénes eran los responsables, pero me pongo a pensar que tengo una hija de 14 años, de la misma edad de Memo, mi familiar asesinado, y que tengo alumnos de esa misma edad, que salen de la escuela confiados que llegarán a casa, y resulta que estamos en riesgo. Nací aquí, conozco a la gente del pueblo, pero ahora también sé que hay gente capaz de hacernos daño. Coincido en que pudiera haber alguien entre nosotros conectado con quien hizo esto. Alcemos la voz, no es el primer caso, esto se ha venido haciendo cada vez más grande”, dice una maestra de la zona.

Así que la delincuencia ya lo sabe, porque la rabia y la indignación están presentes. Hay que aprender a convocarse entre todos. “Si no lo hacemos hoy, mañana puede ser demasiado tarde”, dice el maestro Ítalo.

Las autodefensas fallidas

Este intento no es el único que se ha organizado en Toluca, aunque parece que tiene las razones más estructuradas. En 2018, vecinos de las colonias Morelos, Federal y Granjas, entre otras, trataron de organizar patrullajes armados en las calles de esas zonas, de nivel medio alto, ante los constantes asaltos que sufrían. La intención no pasó de eso, pero dio muestras del hartazgo ciudadano, que está dispuesto a armarse y defenderse por sí mismo, y eso incluye a profesionistas y empleados de gobierno. Otros intentos de autodefensa han sido propuestos en pueblos como San Lorenzo Tlapaltitlán, también al norte de Toluca. Algunos patrullajes nocturnos de vecinos pudieron hacerse durante muy poco tiempo, en 2016, antes de que la iniciativa se abandonara.

Armar una autodefensa no es fácil. ¿Quién entrena? ¿Quién provee las armas? ¿Qué dice la legislación mexiquense al respecto? No es lo mismo el Estado de México que, por ejemplo, Michoacán o Guerrero, pero es verdad que los cuerpos de seguridad en Toluca y en el resto del estado están corrompidos y que deben refundarse.

El 15 de febrero de 2013, el activista Luis Enrique Granillo se paró frente a los reporteros, en el centro de Tejupilco, el 15 de febrero de 2013, y soltó lo que traía dentro, que no era más que un reclamo airado contra las autoridades que abandonaron al sur, en el mejor de los casos, en las manos de los cárteles del narcotráfico. Ahí, rodeado también por algunos de sus compañeros del Frente Popular Campesino Revolucionario Francisco Villa, anunciaba la creación de autodefensas que operarían en dos municipios del sur mexiquense: Amatepec y Tlatlaya.

Granillo era un joven alto, moreno e impetuoso, y como muchos otros que han intentado transformar y oponerse a la realidad narca de ese sur, en donde las autoridades de los tres niveles de gobierno están coludidas con los cárteles, no midió las consecuencias de lo que hacía, porque en esa reunión con reporteros anunciaba la creación de grupos de autodefensa, que operarían en Amatepec y Tlatlaya prácticamente sin medidas de seguridad y desarmados aún, al menos hasta donde puede suponerse porque horas después este hombre fue levantado cuando apoyaba en Tejupilco a otros que estaban organizándose, y aunque una llamada telefónica, dos días después, anunció a sus compañeros que estaba vivo pero que se iría de la Tierra Caliente, nadie más lo ha visto hasta la fecha.

La desaparición forzada, según la Convención Internacional para la Protección de todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas, es “el arresto, la detención, el secuestro o cualquier otra forma de privación de libertad que sean obra de agentes del Estado o por personas o grupos de personas que actúan con la autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o del ocultamiento de la suerte o el paradero de la persona desaparecida, sustrayéndola a la protección de la ley”. En el sur, las autoridades están coludidas con el crimen organizado, que en esa región representa la Familia Michoacana, a cuyos integrantes se les conoce como “la gente”, “el sindicato” o “la empresa”.

Granillo no fue el único levantado en ese momento. Junto con él también desapareció Tirso Madronio Pérez Antonio, quien era parte del Consejo Nacional Revolucionario. Otros dos desaparecidos en la región, el mismo día 15 de febrero, fueron Santiago y Honorio Benítez.

Granillo era amigo del periodista Nevith Condés Jaramillo, asesinado el 24 de agosto de 2019 de cien puñaladas, y a quien le cortaron, también, la lengua. Y los dos impulsaban, de alguna manera, la creación del estado de Tierra Caliente o Calentano, un antiguo proyecto que involucra a por lo menos 37 municipios de los estados de Guerrero, Michoacán y el Estado de México.

Ese estado de Tierra Caliente sería una región arrancada del corazón de la tierra narca, y cuya creación, al menos en la intención, estaba encaminada a recuperar la seguridad de esa zona, también conocida como Triángulo de la Brecha. Ya en 2012, en reuniones del Frente Revolucionario Francisco Villa, en 2012, se hablaba de la creación de policías comunitarias en algunos municipios sureños. Lo anterior fue narrado al portal web Reporteros en Movimiento por el activista Guillermo González, el promotor de la idea separatista, quien después debió pedir asilo en Canadá, huyendo de órdenes de aprehensión promovidas por el gobierno de Arturo Montiel, cuando la idea se esparcía por la región. Luego, el actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador promovió el perdón y el activista podría regresar.

El mensaje que deja la desaparición de Granillo es el que ha circulado por años en cualquier lugar donde exista insurrección o una organización que pretenda resistir: esto les pasa a los que lo intenten.

“El tejido social está roto. La gente ya no puede salir libremente a sus comunidades, tiene que regresar temprano a dormir y no pueden realizar una sola protesta porque inmediatamente son trepados a las camionetas y son manguereados, en el mejor de los casos. […] El día de hoy estamos aquí para dar la cara. No tenemos miedo, que lo sepa la policía, que lo sepa el ejército, que lo sepa el gobierno, que lo sepan los delincuentes. El sur se cansó de ellos. El día de hoy hasta aquí llegaron”, fueron las palabras finales del impulsor de las fallidas autodefensas.

http://viceversanoticias.com/2021/10/09/tuvimos-que-meditarlo-mucho-tiempo-en-horas-de-la-noche/