“Vamos de asombro en asombro”: Europa frente al EZLN

Texto y fotos: Daliri Oropeza/ PIE DE PÁGINA

Lola Sepúlveda dirige en Madrid el Centro de Documentación sobre Zapatismo más importante de Europa; da un diagnóstico de la travesía y pone sobre la mesa los aprendizajes y retos que están por venir con la delegación aérea en entrevista. 

MADRID.- Lola Sepúlveda es coordinadora del Centro de Documentación sobre Zapatismo, que tiene su base en Madrid, Estado Español. Siempre ha tenido una mirada muy dirigida hacia México, pues tiene muy presente todo lo que México significó en la acogida de los exiliados de la guerra Civil Española. La tradición de acogida en el país le hizo tener curiosidad de conocerlo. Esa curiosidad la llevó después a solidarizarse con el zapatismo y emprender el Centro de Documentación sobre la historia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional más importante en Europa.

Lola, como la llaman sus amistades, es una figura central de las redes europeas de colaboración y solidaridad con el zapatismo de Chiapas. Es conocida por su disciplina, su generosidad y su entrega a una causa que la apasiona. Ella es, según muchas referencias, una referencia fundamental en la construcción de puentes entre ambos lados del Atlántico. Platicamos en una tasca, cerca de la estación del metro Artilleros, en Madrid.

Cuenta que la segunda vez que tuvo la posibilidad de viajar en su vida fue a México; en 1993. “Me apetecía mucho ir a Chamula porque había leído un reportaje en una revista de viajes”. Con esa brújula, llegó a San Cristóbal de las Casas a finales de octubre de aquel año y se enamoró del lugar. Al regresar a Madrid, ese diciembre vio en la televisión que el pueblo donde había caminado, estaba lleno de indígenas armados.

“En México me impactó mucho el mundo indígena. Era algo absolutamente desconocido”, asegura Lola Sepúlveda en entrevista.

“Yo me regresé (de México) con la sensación de que había cosas ocultas, como si hubiese ido a un sitio donde había puertas cerradas que yo no podía abrir. Me apetecía mucho saber qué había detrás de esas puertas –pero no tenía con qué ni cómo abrirlas– que era todo el mundo indígena. El mundo indígena es algo impenetrable”.
Lola Sepúlveda

Entonces ese mundo, detrás de las puertas cerradas, de repente se abre. Lola recuerda que esas puertas se abrieron cuando vio esa ciudad de San Cristóbal que tanto le había gustado, en su casa  por la tele, llena de esa gente que tanto me quedaron ganas de conocer. ”El impacto fue bestial”.

En un intercambio de cartas con su amigo Hugo, a quien conoció en México, él le envió un sobre lleno de recortes de periódico de La Jornada. Involuntariamente, Lola comenzó desde ese momento a sistematizar la información que surgía del zapatismo, para derivar en lo que ahora es el esfuerzo colectivo del Centro de Documentación sobre Zapatismo.

“Durante años nos estuvimos carteando a mano hasta que decidimos pasar al ordenador, pero nos la mandábamos por correo cada 15 días; nos escribíamos y él me contaba todo lo que estaba ocurriendo, me explicó México”.

Lola se da cuenta de las amplias posibilidades de aprender del zapatismo, por eso comenzó a buscar más información, a conocer gente, y ella define que así entró al mundo zapatista, primero por fascinación y luego, porque se incorporó  a la Plataforma de Solidaridad con Chiapas.

Ahora, además del Colectivo que sostiene CEDOZ, participa en la red que realizó la histórica marcha del 13 de agosto del 2021, encabezada por el Escuadrón 421 en Madrid. A 500 años de la invasión de Tenochtitlan, los zapatistas ocuparon la Plaza Colón y el Monumento al descubrimiento de América con un discurso coral.

La solidaridad con Chiapas y el CEDOZ

—¿Cómo fue la experiencia de crear el CEDOZ?

—Éramos un grupo de gente que habíamos estado vinculadas al zapatismo desde, prácticamente, el 94. Participamos primero en la Plataforma de Solidaridad con Chiapas. Después creamos un grupo que se llamó Red de Apoyo Zapatista. Ahí estuvimos muchos años y una cosa que nos llamó la atención fue que mucha gente acudía a nosotros a buscar información sobre los zapatistas. Estudiantes que estaban haciendo tesis doctorales, tesinas, hasta trabajos en diversos institutos sobre el zapatismo. Y nos venían a pedir documentación. Observamos que la gente solo citaba los textos de otros . Estaba muy bien, libros escritos por Yvon Le Bot, Vázquez Montalván, Niel Harver. Bien, pero… la forma que tenían de llegar al zapatismo era a través de la interpretación de otros.

“Nosotras, pues a pasarles comunicados, pasarles entrevistas. Es importante que se oyera la voz de los zapatistas. ¿Por qué era difícil acceder a la voz de los zapatistas a pesar de todas las webs que había? Comunicados de la CONAI, comunicados de la COCOPA, los propios comunicados del EZLN, había cosas que se estaban dando a las cuales la gente no tenía acceso”.

Ahora es mucho más fácil porque está la página de Enlace Zapatista. Antes no existía. Sí había mucha información en páginas como las del Frayba. Pero en el internet las cosas existen y cambian. Entonces, todos los documentos del principio,con el levantamiento, se iban perdiendo. Nosotros pensábamos que era una pena que llegasen al conocimiento de los zapatistas a través de terceros.

Está bien que lleguen al zapatismo incluso a través de terceros; porque eso les abría las interpretaciones, la mente, pero nosotros sentíamos que faltaba una pata. Entonces nos propusimos organizar un archivo que ponga a disposición de la gente estas historias de manera organizada. Además, ya habíamos ido recopilando muchos documentos a lo largo del tiempo, en papel pero también cosas en internet .

Fui de las primeras acá en Madrid en tener internet en el 95. Cuando no era lo que es ahora. Teníamos listas, y estábamos en muchas listas que además tenían sus sedes en lugares de Estado Unidos. Esas proporcionaban artículos de La Jornada y otros medios, entonces teníamos muchas cosas documentadas de primera mano.

Dijimos: vamos a hacer un centro de documentación en internet. Por varias razones. Era mucho más fácil y barato que tener un local. Aparte, si tú tienes un local con todos los documentos, solamente la gente que va a esos sitios tiene acceso. Mientras que una página Web en la que pones esos documentos, cualquiera puede llegar.

Así nació el centro de documentación. Para poner a disposición textos, documentos súper interesantes, que se pierden con el paso del tiempo pero que siguen siendo muy interesantes.

—¿En qué contexto estaba Europa y qué provocó el levantamiento zapatista?

— Europa estaba en un momento bastante duro. Se había caído el Muro de Berlín, y con él se destaparon muchas vergüenzas, que sí sabíamos, pero estaban ahí tapaditas. Se cayeron muchas esperanzas, en que las cosas podían cambiar, parecía que no había alternativa. Que: ‘veis, esto es lo que hay. Cualquier otra cosa es peor. Peor que el capitalismo. Y esto es lo que hay’. La gente sentía una cosa muy extraña cuando cae el muro: por una parte una alegría muy grande por lo que significaba la caída; de apertura, de que la gente oprimida dejara de estarlo. Por otra parte, la conciencia de que eso era una victoria del capitalismo y que iba en contra de nosotros. Era una sensación que era muy dura y muy contradictoria. Un momento en el que no hay esperanza de luchas.

Aquí, además, en el Estado Español, estábamos en la bendita transición. En la que todo es estupendo, todo es bonito, todo es maravilloso. Después de los 40 años de la dictadura de Franco.

Y eso supuso el desencanto de mucha gente. Porque el periodo de la transición, el fin de todo el franquismo, no se dio como nosotros lo habíamos soñado. Para empezar: Franco muere en la cama, nadie termina con él. Las estructuras que hay cambian para no cambiar. De hecho las estamos sufriendo todavía a estas alturas ¿no? Eso supone algo muy duro.

Cuando el Partido Comunista de España acepta la bandera que tenemos ahora y acepta la monarquía, eso supone un mazazo a toda la historia de lucha antifranquista. No solamente de lucha de la guerra civil, no solamente de lucha de los maques, la guerrilla que hubo después de la Guerra Civil sino tanta gente luchando contra el franquismo en el Partido Comunista y de repente, acepta la bandera roja. Acepta la monarquía.

Hay un momento de ebullición muy grande con el SOE gobernando. Cuando el SOE se plantea entrar a la OTAN. Es algo que para la izquierda española siempre había sido el Coco, había sido algo imposible. Entonces se monta. Creamos un gran movimiento anti OTAN, muy fuerte, muy potente, muy interesante por todo el país que obliga al gobierno de Felipe González a hacer un referéndum. Creíamos que íbamos a ganar. Estábamos convencidos. Pero lo perdemos.

Y entramos a la OTAN. Y ya nunca más se ha cuestionado nada. Eso fue una derrota tremenda para el movimiento social. Eso fue el ambiente, sientes que poco puedes hacer porque está, como dijo Franco: atado y bien atado de alguna manera.

“De repente, aparecen los zapatistas. Con un lenguaje nuevo, con un lenguaje distinto, con una forma diferente de hacer las cosas, con algo que nos sorprendía. Lo que llamo ‘los asombros’. Vamos de asombro en asombro”.

Es una gente que para empezar hace lo que dice y dice lo que hace. No dice: voy hacer, y luego hace en lo oscurito. Lo hace. Tiene un tipo de democracia muy radical, basada en la gente. Que primero va a ir a consultar a las comunidades, antes que cualquier negociación. Saben que tienen potestad para dialogar, [mas] para llegar a acuerdos, primero tienen que aprobarlos la gente.

Todas esas cosas nos sorprendían. Porque claro, nosotros aquí estábamos acostumbrados a los partidos políticos de izquierdas. Con un centralismo democrático absoluto, con decisiones iban de arriba-abajo.

Encontrarte con la posibilidad de que las decisiones pudieran ir de abajo-arriba… ¡Eso era asombroso! Te digo, de asombro en asombro fuimos. Ahí empezamos a ver otra cosa.

Yo creo que por eso se enganchó muchísima gente con el zapatismo. Porque encontramos ese sentido, esas posibilidades de luchar de otra forma, un sentido de la lucha diferente, distinta. Y una razón, sí podemos cambiar las cosas. Fue tremendo. Fue un impacto asombroso.

La memoria y los aprendizajes de la travesía

—¿Por qué es importante la memoria sobre el Zapatismo?

—Somos lo que hemos sido. Cualquiera de nosotros llega al punto donde está porque tiene detrás una historia, llena de elecciones y renuncias. Y esa es también de los zapatistas. No llegaron a las Juntas del Buen Gobierno así porque alguien de repente se despierta y dice hagamos nuestro gobierno.

Llegan a las Juntas de un Buen Gobierno porque tienen una experiencia de gobierno a través de las comunidades y a través de los municipios autónomos que en un momento determinado les hace ver que funciona el agruparse en junta.

Es muy importante conocer la historia de los zapatistas porque explica mucho de su relación o no relación con el gobierno y con los partidos políticos. Hay toda una historia detrás de traiciones a los zapatistas, de las cuales damos cuenta y hay que conocer. No es que a los pueblos zapatistas no les gusten los partidos políticos, tienen una experiencia acumulada, a lo largo de los años, de traiciones de los partidos.

Han llegado a tener nuevos municipios autónomos, nuevos caracoles por toda una historia de lucha que viene de muy atrás; nada es gratuito, nada aparece de la noche a la mañana. Y ahora están en Europa. Todo es porque hay un trabajo y merece la pena rescatarlo. Nos puede dar pautas a los demás. No para imitarlos. Para saberlo: tú aquí no puedes pretender cambiar el mundo de la noche a la mañana, tienes que hacer un trabajo para que se logre.

Y los zapatistas han cambiado su mundo, pero detrás de eso hay un trabajo enorme, espectacular, un trabajo tremendo, tremendo de muchísimos años, de muchísimos años y ese trabajo merece ser conocido, y por eso, documentado.

—¿Qué trae a los zapatistas a Europa?

—Yo creo que los trae varias cosas. Primero una necesidad de compartir lo que saben y lo han dicho: ‘no todo el mundo puede ir para allá’. Hay algún comunicado en el que dicen: ‘cuando alguien de Europa viene y nos cuenta las cosas que se hacen allí, nosotros no solamente vemos al que nos lo está contando, sino a todos los compañeros que están detrás. También esa necesidad de conocer a toda esa gente que no puede ir hasta Chiapas a visitarles. Una necesidad de conocer y de que les conozcan. Creo que también para ellos es muy importante conocer esa otra realidad que hay fuera.

Recuerdo que dijeron que venían. Fue en el 2003, si no me equivoco, un 12 de enero. Hubo una gran marcha en San Cristóbal que fueron muchos zapatistas. En la noche hablaron. Y uno de los comandantes, hizo un discurso que a mí me llamó muchísimo, la atención, decía: “porque los gobiernos piensan que porque somos indígenas, somos ignorantes y no sabemos nada. Pero es que sabemos cosas, que además nos han enseñado la gente que ha venido acá. Sabemos hasta donde está Japón, porque han venido compañeros y nos han contado cómo es Japón.

Eso me llamó muchísimo la atención porque vi esa capacidad de los zapatistas de aprender, de conocer nuevas realidades que están ahí. Y yo creo que ahora, esta Travesía, es un paso más en ese conocer. Quieren encontrarse con toda esa gente que saben que está acá resistiendo. “Bueno pues habéis estado viniendo durante tantísimos años acá, ahora os devolvemos la flor prometida”, la que aquellos decían “Os vamos a llevar la flor que os habíamos prometido, vamos a ir nosotros a visitaros y además vamos a conoceros”.

“A mí esto me parece maravilloso. Es entre tierno y revolucionario. Esa posibilidad de que gente que no ha podido ir a Chiapas, les conozca y que ellos conozcan a los que no han podido ir a Chiapas”.

—¿Qué caminos se han abierto con esta travesía?

—Con esta travesía, todos los caminos están todavía por abrirse.

En Europa, se han abierto: un mayor conocimiento entre nosotros, dentro de que somos un desastre, o sea, de que tenemos unas reuniones europeas de 300 personas, en las que no conseguimos llegar a acuerdos. Hemos conseguido que nos conozcamos y se ha movido mucho.

La idea de reunirse con los zapatistas y de recibirlos. El hecho de que no sea solamente gente la que les está esperando. Hemos estado trabajando siempre y apoyando al zapatismo, pero también hay otra gente que está apoyando.

Eso es como muy importante porque al final, bueno yo te hablo por la experiencia de Madrid, al final en Madrid hay montones de organizaciones, grupos, colectivos, que trabajan en sus cosas. Nosotros éramos un grupito más y seguimos siendo un grupito más.

Pero ante el hecho de que vengan los zapatistas nos ha servido para juntarnos y para conocernos porque estábamos muy dispersos. De cara a la visita de los zapatistas se están sentando las bases para seguir esa colaboración para que estemos juntos.

No se trata de que todos trabajemos todo. Se trata de que todos apoyemos a la gente que está trabajando, que tengamos esa relación entre nosotros, de confianza. Eso me parece que esta gira lo ha conseguido desde antes de empezar. Solamente preparándonos, me parece muy, muy importante.

“Cuando nos avisaron que vendrían yo pensé: están locos. Ya lo he pensado tantas veces que tampoco me sorprendió, vamos, si hay alguien que pueda hacer locuras son ellos. Aquí en Madrid eso ha sido muy potente esa posibilidad de conocernos en el trabajo, en un trabajo real eso ha sido muy importante”.

— ¿Qué experiencias rescatas respecto a la organización de la recepción del Escuadrón 421 en fechas distintas este proceso? Además llegan más zapatistas.

—Rescato que ninguna de las dos cosas se hubieran podido hacer sin el trabajo previo que hemos estado haciendo para recibirles. Lo de la marcha del 13 de agosto si lo sabíamos desde el primer comunicado del EZLN. Dijimos ¡Ay madre mía con el calor que hace el 13 de agosto que hace en Madrid!. Pues no solamente el 13 de agosto hace mucho calor en Madrid sino que al Escuadrón le tocó una ola de calor.

No esperábamos recibir al Escuadrón antes. Pero fue, en estos dos momentos, sobre todo en el 13 porque fue más trabajo, la prueba de fuego del trabajo de la gente. Llegaron al Teatro del Barrio y a Lavapies.

Después de Vigo, cuando nos dijeron: viene el Escuadrón, pues fue toda la locura de buscar un sitio donde hacerlo; cómo organizábamos el acto. Lo del 13 de agosto fue mucho más, venía gente de fuera de Madrid, había que recibirles, había que acompañarles.

Nos parecía importante que estábamos toda Europa aquí, después de tanto tiempo de vernos las caras a través de un plástico, de una pantalla, pues encontrarnos, había que dar espacios para que nos encontráramos.

Todo eso no se hubiera podido hacer sin ese trabajo previo. Hemos demostrado que se puede trabajar y que se pueden hacer cosas todos juntos. Ha sido eso como la prueba de fuego; exitosa, yo creo.

Todos los compañeros, las compañeras se dejaron la piel durante días en el trabajo continuo y diario para que eso saliera. Poniendo todo su empeño, todo su amor, todo su cariño por los zapatistas ¿no? grupos diversos de muchas cosas, de muchas geografías, eso ha sido fantástico.

Nos conocemos y nos reconocemos en el zapatismo, o sea, ese conocernos y reconocernos es fundamental, ha sido fundamental.

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