Paramédicos de la Cruz Roja afrontan el reto de salvar vidas hacia el pico de la pandemia en Oaxaca

Noticias / Nadia Altamirano / Fotos: Emilio Morales


La contingencia aminoró el número de personal voluntario de la Cruz Roja.

Ese virus invisible en el que Juana no terminaba de creer comenzó a tomar forma de tragedia cuando su esposo inició con síntomas sospechosos de COVID-19 hace diez días.

Cada vez le faltaba más la respiración, fue el indicador que la hizo pensar en trasladarlo en ambulancia a un hospital, pero en el 911 nunca le contestaron.

Juana pidió ayuda a todas las personas que se le vinieron a la mente y cuando una ambulancia de la Cruz Roja se encaminaba a cumplir con el servicio, sus familiares llamaron para cancelar el traslado.

Una ambulancia particular fue más rápida y “eficiente”.

A cambio de 12 mil pesos aceptaron trasladar a Juana y a su esposo en una misma ambulancia, sin especificar si contaban con cápsula de aislamiento.

Desesperación

“La gente cree que al contratar un servicio particular el traslado va a ser más eficiente”, admite el coordinador de Socorros de la Delegación de la Cruz Roja en Oaxaca, Moisés Santiago Robles, con una mezcla de decepción y alivio.

Cada que la ambulancia COVID de la Cruz Roja sale de su estacionamiento en la calle de Armenta y López, en el centro de la ciudad, implica una faena que puede durar de 3 a 4 horas, desde la preparación de paramédicos a la desinfección de la unidad.

Con el riesgo de que la proliferación de contagios que fortalecen la curva epidémica de la que tanto se habla, pero poco se entiende, Moisés es realista, cada que los 35 voluntarios salen a cubrir un servicio de rutina deben llevar equipo de protección personal extra a utilizar si de inmediato detectan que quien tuvo un accidente de tránsito tiene posibles síntomas de COVID-19.

Que usen lentes de protección y guantes de manera rutinaria, representa una ventaja, pero protegerse contra la COVID-19 implica todo un ritual para colocarse un traje, botas y bata que junto con una mascarilla y careta reduzca riesgos.

Calor y ansiedad

La primera vez que Lenny García usó la vestimenta que exige el tratamiento de pacientes sospechosos de COVID-19, sintió calor y ansiedad.

Durante dos horas no podía quitarse nada sin terminar el servicio y retirarse el equipo en medio de medidas de desinfección antes del baño.

“Si pierdes el control y no controlas la respiración te dan ganas de quitarte la mascarilla (N95) que te molesta en el tabique nasal hasta dejarte una marca que parece una lesión”. Lenny García, paramédica de Cruz Roja Oaxaca

Esos mismos cuidados que tiene en servicio los replica al llegar a casa donde su mamá Rocío la espera para rociarla con un líquido desinfectante.

Lelly deja sus zapatos en la entrada y debe volverse a bañar.

Para no poner en riesgo a su familia o viajar 20 kilómetros de su casa a la Cruz Roja, Lenny y otras dos compañeras, de las pocas mujeres voluntarias en la Cruz Roja, ya consideran rentar un cuarto porque los días que vienen serán más pesados.

Las llamadas diarias que reciben en cada guardia es el indicador de que en Oaxaca los contagios entre las personas van en aumento.

De dos llamados que recibían por día la semana pasada, en esta van de 12 a 15, pero sólo cuando la vida del paciente está en riesgo se realiza el traslado.

El primer traslado de un paciente sospechoso que realizó la Cruz Roja en Oaxaca fue el 12 de abril, con un hombre adulto con sospechas de COVID-19 que canalizaron al Hospital Regional de Alta Especialidad, en San Bartolo Coyotepec.

A ese mismo nosocomio el lunes por la madrugada llevaron a una señora de 78 años que vive en la agencia municipal de Pueblo Nuevo, a quien casi no se le sentía el pulso.

El martes por la noche se enteraron de el caso de otra mujer que falleció mientras sus familiares buscaban un espacio en un hospital COVID-19.

 

Creencias equivocadas

“Las personas han empezado a venir a la Cruz Roja creyendo que aquí les podemos atender, pero no tenemos la infraestructura para ese tipo de pacientes, sólo para trauma y choque”, aclara.

Otra de las falsas creencias entre la gente es la de pensar “que si llegan en ambulancia en el hospital lo van a recibir más rápido, pero nos ha tocado esperar hasta dos horas y media porque ahí también tienen personas esperando”.

Moisés es realista: “Por más disposición que tengamos, por día en la Cruz Roja podríamos brindar tres o cuatro servicios de urgencias a posibles pacientes de COVID-19 que ameriten hospitalización”, ya que someter a servicios continuos al mismo equipo implicaría un desgaste que el calor y la deshidratación provoca en cada voluntario.

El luto que empieza a multiplicarse entre las familias hace que se desvanezca el escepticismo que acompaña la llegada de un nuevo coronavirus (SARS-CoV 2) a un estado donde la mayoría de la población no deja de moverse para realizar actividades no prioritarias.

Al rescate:
700 cápsulas para traslados de pacientes de COVID-19 adquirió la Cruz Roja
3 cápsulas fueron enviadas a Oaxaca que atienden:
– Zona metropolitana
– Tehuantepec
– Está por definirse en dónde utilizarán la tercera

Los traslados de urgencia no tienen costo.
– 3 mil a 6 mil pesos, cuota de recuperación de traslados programados desde un hospital
– 6 y 14 mil cuesta el servicio de ambulancia particular en la zona metropolitana

http://www.nvinoticias.com/nota/146979/paramedicos-de-la-cruz-roja-afrontan-el-reto-de-salvar-vidas-hacia-el-pico-de-la