Voces del II Encuentro de Mujeres: zapotecas de San Pablo Cuatro Venados en defensa de su territorio (Oaxaca)

 

“Condenamos la agresión y destrucción ocurridos la madrugada del 31 de mayo en las localidades de Rebollero y Rio Minas, pertenecientes a la comunidad binizza de San Pablo Cuatro Venados en el municipio de Zachila, Oaxaca, a manos de un grupo armado, que con violencia destruyeron la casa de decenas de familias.
“Un numeroso grupo de personas llegó a la localidad disparando armas de grueso calibre y acompañados de maquinaria pesada, tras muchos disparos derribaron las casas, obligando a salir y refugiarse en el monte a las y los compañer@s, entre los que se encontraban menores de edad.
“Derribaron 24 viviendas, quemaron maíz y otros granos almacenados como semillas para la siembra, quemaron las pertenencias personales de la comunidad como ropa y zapatos. Además, se robaron ganado, plantas generadoras de energía y bombas de agua.
“Reiteramos que nuestra madre tierra no está en venta al gran capital ni a nadie, nuestra existencia no se negocia y por lo tanto tampoco la resistencia de nuestros pueblos” Comunicado del CNI-CIG y el EZLN ante la violencia desatada contra los pueblos originarios, junio de 2019.

Colectivo Grieta, 31 de julio, 2019

Entre la muchas voces que se hicieron oír en el Segundo Encuentro Nacional de Mujeres del Congreso Nacional Indígena-Concejo Indígena de Gobierno realizado en San Juan Volador, Pajapan, Veracruz, están las de la mujeres de San Pablo Cuatro Venados, municipio de Zaachila, Oaxaca. Este grupo de compañeras binizza (zapotecas) fue nombrado por su propia comunidad para llevar su palabra y denunciar frente a todas las mujeres las agresiones de las que han sido víctimas por defender la tierra y la vida en su territorio. Las compañeras hicieron que se oyera su palabra clara y decidida en las distintas mesas de trabajo y discusión para tratar de compartir su experiencia organizativa y entender que su lucha contra de la minera Canadiense Arco Resources Corp, que busca extraer el oro del sus montañas, no es una lucha aislada sino que se inserta en un contexto mucho más amplio de lucha por la vida frente a los proyectos de muerte que el capitalismo pretende imponer.

En entrevista, estas compañeras de la ranchería Rebolledo explicaron que esta lucha les ha valido el desconocimiento de las autoridades agrarias y municipales de su propia comunidad, así como de los vecinos de Cuilapam de Guerrero, a quienes denuncian por haber negociado un antiguo conflicto agrario en favor de intereses externos. “Nos expulsaron de la asamblea por rebelarnos, ha sido mucha discriminación y abuso de autoridad hacia nosotros”, narra una compañera.

Señalan que detrás de esto hay intereses de empresas mineras que tienen el apoyo de los gobiernos estatales y municipales, y explican cómo desde el poder se han generado estos conflictos para enfrentar a los pobladores de la zona y poder irrumpir en su territorio. De la misma forma expusieron cómo las autoridades, tanto de San Pablo como de Cuilápam, han llevado a cabo una campaña de desprestigio en su contra, acusándolos de forma por demás absurda de “invadir” tierras en las que han vivido sus padres, abuelos y tatarabuelos: “Nosotros tenemos nuestras actas de nacimiento, somos descendientes de comuneros (…) entonces no entendemos cómo nuestro mismo comisariado puede llamarnos invasores frente a nuestro pueblo, y para luego querer desalojarnos”, explica otra compañera y agrega: “mi esposo también ya fue comisariado en 2002, 2003. Pero ahorita, con eso de que él se rebela en contra de lo que está haciendo nuestra autoridad, ya no tiene derecho de ir al pueblo: ‘Usted sálgase, usted ya no venga acá a la asamblea’, dice que lo increpan.

El tan anunciado e ilegal desalojo llegó con el grave ataque que los pobladores de Rebollero sufrieron el 31 de mayo de 2019 –luego de un primer intento de desalojo en abril de 2018–, cuando más de quinientas personas irrumpieron violentamente en el poblado de Rebollero y Río Minas disparando armas de grueso calibre. Los atacantes, provenientes de Cuilápam, permanecieron ahí todo el día disparando, incendiando, robando y arrasando con las retroexcavadores hogares, herramientas, semillas, animales, enseres domésticos, ropa y todas las demás pertenencias reunidas durante años de trabajo. “Yo no sé si le echaron lumbre, pero todo lo hicieron un revoltijo con la máquina: las tortilleras, los toros, los borregos, las gallinas, las vacas… Teníamos un panel solar con el que cargábamos los celulares. ¡Todo se lo cargaron! Se lo llevaron”.
Por su parte, los medios de comunicación estatales –como documentó Ñani Pinto en Avispa Midia– se hicieron eco de la versión de los agresores y publicaron que “comuneros de Cuilápam de Guerrero habían desalojado a presuntos paracaidistas y usurpadores de tierras”.
Como resultado de este ataque, decenas de familias tuvieron que refugiarse en la montaña donde se mantienen hasta estos momento viviendo en el monte, “bajo lonas (…) estamos cuidando nuestras tierras”, porque –dicen convencidas– “no se las vamos a dejar”.
Las compañeras de San Pablo Cuatro Venados alertan también que la empresa minera canadiense ya está limpiando los terrenos donde pretende instalarse. “Cuando alguien baja a la plaza bien bonito que platican, que el empresario ya fue al pueblo (…) que dijo el ingeniero que no se preocupen, que van a componer el camino (…) Por eso queremos que todo esto se difunda”. Por otra parte, vinculan las agresiones de parte de una parte de los pobladores de Cuilápam de Guerrero al interés que existe entre los pobladores este municipio por lotificar y vender las tierras comunales. “Mire, pues yo como lo entiendo es que ese ataque en particular para que nosotros salgamos de ahí es porque Cuilapám tiene […] interés en lotificar nuestro cerro. Porque hay muchos letreros en ese pueblo de Cuilapám […]. Quieren vender la tierra los de Cuilapám y nosotros no. Por eso quieren que nos salimos de ahí”.

Respecto a las afectaciones a la naturaleza que en la zona causará la extracción de mineral, las mujeres de San Pablo Cuatro Venados comentan que están conscientes de la destrucción que esta mina va a traer a sus tierras, como “todo lo que está abajo lo quieren echar para arriba” y cómo el agua que ellos se han esmerado en mantener limpia se va a contaminar, no sólo para ellos, sino incluso para quienes ahora quieren vender sus tierras. A pesar de la actitud de quienes quieren lotificar y vender, las compañeras ponen sus esperanzas en la organización de los pueblos de la región: “hay muchos pueblos vecinos, pero no sabemos si se unen a la lucha”, mientras otra compañera agrega que “la gente de Santa Inés del Monte está platicando que van a apoyar para que se cierre la mina”. Otra mujer cuenta: “Luego les platico a las personas de San Miguel Peras, que está más arriba en la serranía y dicen que sí están de acuerdo de cerrar. Parece que San Pedro Ixtlahuaca también está de acuerdo. Con los que no hemos platicado es con Jalapa del Valle y San Andrés Ixtlahuaca”.

La fuerza de seguir luchando

En palabras de las entrevistadas, asistir al Segundo Encuentro Nacional de Mujeres del Congreso Nacional Indígena-Concejo Indígena de Gobierno es para ellas un aliciente para continuar con su resistencia: “mi comunidad me nombró para participar y entendí pues que es un momento de lucha, de lucha dura, ¿no? Porque no es nada fácil. Y que es una lucha fuerte porque no es de ahorita arreglarlo. Nada más aquí es un aviso para difundir esta información y para seguir ora sí que fuertes en nuestros hogares y en nuestra comunidad. Y no dejar nuestra comunidad porque es el único patrimonio que tenemos. Eso es lo que voy a informarle a mis compañeros (…), que pues no dejamos de luchar”.
Otra más reflexiona: “lo que aprendí y lo que oí es un alivio (…) recibimos fortaleza y pláticas. Y nos desahogamos, porque traemos un resentimiento, como una pena que nos está quemando por dentro, que queremos saber quién nos apoya. Que nos dice está bien o no está bien lo que estás haciendo”, dice una compañera. Otra más reflexiona:
Finalmente, otra compañera concluye: “luchas por tus hijos, por tus hijas, por tus nietos, por lo niños que vienen. Porque es tu pueblo, ahí naciste, ahí creciste. Entonces con todo esto que vienen y nos atacan, y destruyen nuestras casas. Y uno dice: ´ya destruyeron nuestras casas, entonces hay que irse, a donde haya paz´. Pero ahora con este encuentro digo no, no nos vamos a ir y vamos a seguir adelante hasta donde Dios diga […] Entonces gracias a todas las compañeras que están aquí, nosotras aprendimos que nuestro pueblo y nuestra tierra lo vamos a defender. Es la fuerza de seguir luchando”.

Mujeres reunidas en el Segundo Encuentro Nacional de Mujeres del CNI-CIG. Foto: Colectivo Grieta.