No al aeropuerto, ni Santa Lucía, ni Texcoco, la lucha es por la vida (Estado de México)

Colectivo Grieta, 28 de junio de 2018.

El sábado 15 de junio vecinos del pueblo de Santo Domingo Axoloapan, en el Estado de México, se encontraron con integrantes de los 12 pueblos originarios de Tecámac y con especialistas de diversas áreas; compartieron su pensamiento con respecto al megaproyecto que impulsa el gobierno federal de construir en la base militar de Santa Lucía el nuevo aeropuerto internacional “Felipe Ángeles” (AISL).

Al inicio del foro la organización de los 12 pueblos originarios habló y dijo que aún no los miran a pesar de ser un grito colectivo, señalaron que hay oídos sordos de los que se encuentran en el poder simulando transformaciones. Se presentaron como “una red de comités ciudadanos de vigilancia, comités de panteones y vecinos organizados de los 12 pueblos originarios de Tecámac”.

Hablaron sobre el grito colectivo de rechazo al AISL que mostraron el 30 de mayo durante un foro realizado en el municipio de Zumpango donde miembros de la Secretaría de la Defensa Nacional expusieron el proyecto del AISL. Los originarios invitaron a la gente a acercarse a mirar de frente y horizontalmente a los pueblos. Reconocieron que, sin embargo, no sería fácil ya que acarrean sobre sus hombros 500 años de colonialismo y explotación a los pueblos indígenas.

Los pueblos buscan formas de convivencia entre la comunidad y la naturaleza, exploran la posibilidad, junto a otras experiencias organizativas, de germinar un mundo “como dijeran en el sur: un mundo en donde quepan todos los mundos”.

Los pueblos originarios de Tecámac reconocen en las asambleas de sus pueblos a sus máximas autoridades: “desconocemos y rechazamos enérgicamente la suplantación de la toma de decisiones de los pueblos por las formas verticales y asimétricas de todos los partidos políticos, rechazamos mesianismos o falsos profetas, no buscamos dirigir, buscamos que se respete nuestro derecho colectivo a determinar la forma y el modo en el que queremos vivir”.

Como pueblos territorializados en la zona conurbada de la Ciudad de México señalaron que el crecimiento de la mancha urbana, a través de proyectos inmobiliarios y manufactureros, ha sido el rostro con el que se les ha impuesto el discurso de progreso y desarrollo. Esto ha significado no sólo la reducción y destrucción de su territorio con el despojo de sus bienes comunes, tierra y agua principalmente, sino también han sido afectados en sus formas comunitarias de pensar y vivir. Son pueblos que a pesar de estar siendo asfixiados y reducidos con el proceso de urbanización salvaje, se niegan a desaparecer ante el AISL.

Mirarse en el espejo de los pueblos

Durante el foro realizado en la plaza comunitaria, una de las especialistas invitadas, mencionó cómo bajo el discurso del desarrollo y el progreso, los de arriba quieren hacer creer a los pueblos que los megaproyectos traerán beneficio para los pueblos pero esto, en la experiencia de otros pueblos originarios, no es así.

Puso como ejemplo la lucha del pueblo de Xoco, ubicado en la alcaldía Benito Juárez en la Ciudad de México. Los habitantes de Xoco actualmente enfrentan las afectaciones provocadas por el desarrollo inmobiliario desmedido que se ha realizado con la complicidad de las autoridades locales de la CDMX. Estos desarrollos han impactado negativamente a los vecinos del pueblo.

La lucha del pueblo originario de Xoco, y las afectaciones que actualmente discuten los pueblos originarios de Tecámac, tienen varios puntos en común: el desprecio de las autoridades locales y federales a los pueblos originarios al ignorarlos y no tomarlos en cuenta; la usurpación de las autoridades oficiales en la toma de decisiones al no tomar en cuenta a las asambleas de los pueblos; poner en riesgo el derecho humano colectivo al agua, ya que los megaproyectos y los desarrollos inmobiliarios implican la sobreexplotación de los mantos freáticos; el desplazamiento forzado de personas al aumentar el impuesto predial por el desarrollo de las inmobiliarias; deterioro del tejido social de las comunidades y vulneración del sentido de pertenencia e identidad de los pueblos, entre otras afectaciones.

El modelo de la hacienda de la cuarta transformación para los pueblos originarios

Uno de los académicos invitados al foro, habló sobre cómo el ordenamiento del territorio de los pueblos de Tecámac ha estado influenciado por la exhacienda de Santa Lucía, siempre en pos del despojo de las tierras a los originarios.

La actual base aérea militar donde se propone construir el nuevo AISL esta en terrenos que fueron antes una hacienda que pertenecía a los jesuitas, que al ser expulsados de la Nueva España por el rey Carlos III, fue vendida a particulares.

En el siglo XIX la hacienda estuvo varios años en conflicto con los pueblos de Tecámac, con la intervención de las autoridades políticas, la hacienda cedía caballerías a los terrenos de los pueblos. A cambio, los pueblos tenían que dividir estos terrenos. En la práctica, se realizaba la expropiación de terrenos para ser fraccionados y que se pudieran seguir vendiendo.

En la actualidad esto no ha cambiado mucho, el gobierno federal ha declarado que, de no ser vendidas las hectáreas necesarias para el AISL, se podrían expropiar estas tierras. A decir de uno de los participantes, se pretende que la historia, el territorio y desarrollo de los pueblos de la región gire alrededor del nuevo AISL en terrenos de la exhacienda. Este proceso de destrucción/despoblamiento y reconstrucción/reordenamiento hacia los pueblos pretende despojar del territorio a los pueblos originarios y dominar los recursos naturales, la tierra y el agua en pos de un megaproyecto aeroportuario en donde ninguno de los asistentes mencionó cual sería el beneficio para sus comunidades.

Los de arriba sólo se escuchan entre ellos

Durante el foro, se propuso que los pueblos originarios metieran un amparo, y llevaban preparado un documento. Una abogada especialista en derecho indígena invitada al foro aceptó revisarlo. Los pueblos preparan ahora una defensa legal para evitar la construcción del AISL. La licenciada les recordó que las estrategias legales son una herramienta más para la defensa de la tierra y el territorio, pero lo fundamental era mantenerse organizados.

También se habló sobre cómo un juez ordenó la suspensión de las obras de AISL hasta que no se tenga una Manifestación de Impacto Ambiental adecuada. Este amparo es promovido -a decir de uno de los participantes- por otros colectivos de empresarios interesados en otros negocios como es el que regrese el aeropuerto a Texcoco, o por empresarios que aún no están incluidos en el negocio del capital.

Los pueblos originarios también se deslindaron de otros grupos que se oponen al AISL. Señalaron a un grupo de simpatizantes de Aarón Urbina Bedolla, militante priísta que por más de 20 años mantuvo el control político de Tecámac quien a tratado de utilizar la lucha de los pueblos originarios de Tecámac al dar a entender que ellos son quienes convocan a los foros y asambleas que se han realizado en los pueblos. En el foro se habló sobre cómo este grupo solo pretende golpear políticamente la administración de López Obrador.

Una valoración que se hizo en el foro es que el hecho de que estén suspendidas las obras de construcción del AISL, no se debe a que los pueblos de Tecámac alzaran la voz, no hay oído para los pueblos. Más bien ocurre lo contrario, la clase política y empresarial alza la voz y las obras se suspenden. Los de arriba sólo se escuchan entre ellos. Los pueblos señalaron que no quieren aeropuerto ni en Texcoco ni en Santa Lucía. Están por la defensa de la tierra y la cuenca de México.