“Tenemos derecho a decidir el futuro que queremos”: foro contra el Proyecto Integral Morelos en la UNAM (CDMX)

Colectivo Grieta

En el contexto de la lucha en contra de la imposición de la planta termoeléctrica en Huexca, Morelos, estudiantes, académicos y miembros de las comunidades afectadas convocaron a un foro informativo en el Foro José Revueltas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM para exponer algunas de las consecuencias que la construcción de la planta tendría para la región.

El antropólogo Gilberto López y Rivas, quien ha acompañado el proceso de resistencia de las comunidades afectadas expuso algunas de las estrategias que los pueblos de Tlaxcala, Puebla y Morelos han usado para tratar de frenar este megaproyecto que ha estado en la agenda política del poder desde los tiempos de Felipe Calderón Hinojosa. López y Rivas expuso que ese mismo martes se había interpuesto una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos en contra de la forma en la que el gobierno de AMLO pretende imponer la consulta sin dar información clara y en un ambiente de hostilidad ante las comunidades afectadas. Estableció también que la imposición de este megaproyecto en tierras de los pueblos originarios tendrá eco en otras instancias: “Si se pierde aquí, se pierde en el Tren Maya y en el Istmo de Tehuantepec”.

Dichos proyectos encabezan la agenda del gobierno entrante y, al igual que la termoeléctrica de Huexca, muestran el espacio de confrontación directa entre los megaproyectos que el gran capital pretende imponer y las formas ancestrales de organización comunitaria que representan los pueblos originarios y sobre los cuales se están imponiendo los megaproyectos. En este sentido el antropólogo hizo un llamado a levantar la voz en contra de la consulta.

Zenia Yébenes compartió la reflexión del colectivo de estudiantes y académicos críticos de la Facultad de Filosofía y Letras “¿Qué hacer aquí con esto?” en cuanto a la situación de guerra que se vive actualmente en el país y su relación con los megaproyectos. Se hizo hincapié en la forma en que la llegada de los megaproyectos venía de la mano con la extinción de un forma de vida al tiempo en que se hizo una crítica a la manera en que, en la agenda del gobierno entrante, había una lógica asistencialista que privilegia la ayuda individualizada y que insiste en insertar a las comunidades de los pueblos originarios a integrarse de lleno a las formas de producción capitalistas. Explicó que estos megaproyectos no implican “la destrucción de sólo una comunidad sino la extinción de una forma de vida”, una forma de vida que permite imaginar otras formas de organización social que el sistema imperante niega. “La gente no quiere ver porque aún está soñando, por eso hay que saber mostrar un nuevo sueño”. Yébenes relacionó este sueño, al que desde hace 25 años han mostrado las comunidades zapatistas del sureste mexicano.

Por su parte, Juan Carlos Flores Solís ex preso político por oponerse al Proyecto Integral Morelos (PIM) habló de que en varios de los pueblos del estado había un grupo amplio de gente que había puesto sus esperanzas en la candidatura de López Obrador quien, en su visita a Yecapixtla en el 2014, había declarado públicamente que se opondría tajantemente al PIM, palabras que, apenas a unos cuantos meses de su llegada a la silla del poder, parece haber olvidado. Flores Solís explicó que en la región prevalece una sensación de haber sido traicionados, sin embargo afirmó “No creemos que vayamos a perder, puede que la consulta pase pero sabemos que no puede perder el que nunca se rinde”. Cabe mencionar que Flores Solís expresó su preocupación por el ambiente de represión que se estaba viviendo en la zona y que aparecía de la mano de un incremento marcado en la presencia del crimen organizado en la zona.

Francisco García Campos, originario del municipio de Cuautla y parte de la Asamblea de los Pueblos de Morelos explicó con claridad lo que el proyecto significaba para la región: “No producimos luz pero producimos la mejor calidad de arroz, ejote, caña…”. García Campos explicó que la vasta cantidad de productos agrícolas que se producen en la región son consumidos tanto en Morelos como en la Ciudad de México. Sin embargo, esta producción depende completamente del Río Cuautla. García Campos relacionó puntualmente la defensa de esta región estratégica (por la cantidad de agua que da pie a la producción agrícola) con la memoria histórica del Plan de Ayala y la Revolución Mexicana tan fuertemente vinculada a los campesinos y a su relación con la tierra. Flores afirmó: “Tenemos derecho a decidir el futuro que queremos. No queremos que nos impongan un progreso que no logramos entender. A diario salen camiones llenos de productos para la ciudad, pero también tenemos formas de autoconsumo. Producimos plantas que son parte de nuestra cultura, de ahí vivimos, de ahí nos curamos. El gobierno tiene otro lenguaje. Según ellos necesitamos escalar a otro nivel de vida pero esto no lo entendemos cuando ellos llegan con sus trabajos de la termoeléctrica”.

García Campos explicó que el sistema de entubamiento del río pretende llevar el agua para enfriar la termoeléctrica y regresar esa agua caliente que va a matar la vida del río. “La mentira es una práctica sistemática del gobierno. Ayer estuve en uno de los foros y dijeron que es un mito que el agua se va a contaminar, que de hecho la termoeléctrica se podría instalar en la Ciudad de México y que el agua va a regresar incluso más limpia que antes. Que hay estudios que avalan que no va a haber contaminación. Pero nosotros tenemos contacto con gente de las universidades y nos han mostrado los daños a la salud que las termoeléctricas han traído en lugares de Europa donde incluso se han prohibido…”. De igual manera, denunciaron la forma en que la consulta estaba amañada, en primer lugar a cambio del ofrecimiento de tarifas más bajas de luz y, en segundo lugar, sin dar información verídica sobre hacia quién está destinada la energía que la CFE producirá en esta planta.

En contra de la versión más difundida por el gobierno de que la termoeléctrica tiene por objetivo abastecer de energía eléctrica al estado de Morelos, se denunció que la energía producida por la termoeléctrica está destinada a los grandes clusters industriales que se quieren instalar en la región. De esta manera, una vez más, se denunció que se trata de la imposición de una forma de vida sobre otra: “Vimos que hay un patrón común de avasallar y tomar las decisiones ellos. Necesitamos contrarrestar ese aislamiento y eso lo vimos en la Asamblea de los Pueblos de Morelos. Este sentir que expreso es un termómetro de la gente que no está dispuesta a ceder. Cuando Madero gana la elección y le ofrece a Zapata una hacienda, Zapata responde que él no peleaba por haciendas sino por la justicia para los campesinos. Así nosotros. No peleamos por tarifas más bajas… geográficamente éste es un punto estratégico, por eso la Revolución nace aquí. Nosotros vamos a seguir con la lucha porque sabemos esto… que ese planteamiento se hizo desde esta misma parcela en donde nosotros ahora estamos”.