¿Por qué están en huelga 70.000 trabajadores y trabajadoras de las maquilas mexicanas? (Tamaulipas)


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En la ciudad de Matamoros, al norte de México, 70.000 trabajadores y trabajadoras de las maquilas entraron en huelga por salario. Es un hecho histórico, por su magnitud, y su lucha se extendió con asambleas y cuestionamientos a la burocracia, afectando la producción en Estados Unidos.

La ciudad de Matamoros, al norte de México y en la frontera con Estados Unidos, alberga más de 100 empresas maquiladoras (como se conocen a las industrias de ensamblaje y producción en base a mano de obra barata que producen para Estados Unidos, Canadá y Asia).

Con solo 600.000 habitantes, más de 150.000 son trabajadores y trabajadoras de las maquilas en forma directa o indirecta. Durante años sufrieron todo tipo de atropellos, en condiciones de trabajo precarizadas y sin posibilidad de organizarse. Su trabajo está íntimamente ligado con la producción de las principales multinacionales que dependen de las maquilas para abaratar sus costos y maximizar sus ganancias. Es por esto que la huelga que explotó hace más de una semana, tras años de tensa calma, preocupa a los industriales estadounidenses, al gobierno de López Obrador (AMLO) y a la propia burocracia sindical mexicana.

A continuación algunas claves para entender el conflicto:

1. Los setenta mil trabajadoras y trabajadores que fueron a la huelga en Matamoros, Tamaulipas, reclaman el pago del bono correspondiente y un aumento de sueldos luego de que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador subiera el salario mínimo en la frontera a 9.27 dólares diarios.

2. El 100% de aumento del salario mínimo en la frontera norte establecido por el gobierno no sólo no cubre el costo de la canasta alimenticia recomendada, que asciende a más de 264.84 pesos mexicanos –13.94 dólares diarios en promedio, sin considerar que en la región fronteriza el costo de vida es más elevado–, sino que tampoco incluye el costo de transporte, ni de vivienda ni de vestido.

3. Este aumento ha traído repercusiones negativas, como la eliminación de bonos adicionales al salario con que se compensaba el alto costo de la vida en esa región. A su vez, la patronal no realiza ajustes proporcionales al salario de los trabajadores que ganan por arriba del mínimo, quienes prácticamente ganan lo mismo que antes. Previo a los paros hubo algunos despidos injustificados a obreros sólo por preguntar qué pasaba con el bono y el aumento.

4. El descontento se extendió entre las obreras y los obreros de la maquila. Ante la negativa de movilización por parte de Juan Villafuerte Morales, dirigente del Sindicato de Jornaleros, Obreros Industriales y de la Industria Maquiladora, los trabajadores lo desconocieron y decidieron iniciar paro de labores.

5. El sábado 12 de enero trabajadores de 9 maquilas se fueron al paro. Para el lunes 14, ya eran 45 y entrando en la segunda semana de huelga, este 21 de enero, completaban más de 55 las fábricas paralizadas. La movilización a pesar de la negativa de sus dirigentes es característica de las luchas de los últimos años en las maquilas del norte, sin embargo la huelga actual, por sus características y amplitud, es un hecho histórico. Esto aumenta la confianza en las propias fuerzas de los trabajadores de base y les prepara para pelear por direcciones independientes de la burocracia sindical (una burocracia asociada al narco, en uno de los Estados más violentos del país). El rechazo a los dirigentes sindicales se expresa también en la demanda de la reducción de la cuota sindical, pues dicen que no hacen mucho por los trabajadores.

6. Tamaulipas es uno de los estados donde la militarización y la guerra contra el narcotráfico han impuesto un clima de violencia contra la clase trabajadora y los sectores populares. La violencia continúa, dando como resultado que la primera matanza registrada en el nuevo gobierno de AMLO fue precisamente en este Estado, de la cual aún no se tienen cifras exactas.

7. Su demanda inicial fue de aumento al 100% para todos. Después la redujeron al 20%, a cambio de que se mantengan los bonos adicionales que los patrones ahora se niegan a pagar. Exigen que se reconozcan paros laborales como legítimos, que se paguen los días de paros laborales, que no haya represalias contra los trabajadores que participan del paro, petición de incremento no inferior al 20% del tabulador del sector, esto independientemente del nuevo salario mínimo de 176.22 pesos (9.27 dólares). Que se haga efectiva la cantidad de 88.36 pesos (4.65 dólares) como bono, lo que corresponde a un bono anual de 32,251.40 pesos (1,698.33 dólares).

Los paros y las movilizaciones presionaron a que el delegado sindical tuviera que generar un pliego petitorio con estas demandas que no habían sido retomadas por el sindicato.

8. Además de los delegados sindicales, y ante el descontento que estos han generado entre la base, los trabajadores votaron propios representantes desde las fábricas para que participen de la mesa de diálogo –que surgió ante la extensión de la lucha obrera– y se garantice que la voz de la base trabajadora sea escuchada. En algunos de los casos los obreros han votado directamente a sus compañeros de línea o turno.

9. Ante los intentos de intimidación, hostigamiento y presión por parte de la patronal, e incluso de fuerzas armadas –los trabajadores han denunciado presencia de policía federal y militares para intimidar– los trabajadores continúan firmes en las guardias hasta no se cumplan sus demandas.
Cuentan con la solidaridad de las familias y vecinos de la zona quienes han apoyado con víveres y distintas muestras de solidaridad para fortalecer las guardias. Incluso muestras tan sencillas de apoyo por parte de los automovilistas que pasan por las guardias, tocan las bocinas de los automóviles y saludan el enorme ejemplo de los trabajadores maquileros.

10. Mientras tanto, el gobernador Francisco Cabeza de Vaca, del Partido Acción Nacional (la derecha vinculada con la Iglesia católica) declaró que es “respetuoso de los acuerdos y propuestas que llevan el sector empresarial y sindical para dar solución a la revisión salarial de los contratos colectivos”. Es evidente su alineación con la patronal, beneficiada con la precarización laboral y los bajos salarios que imperan en México.

11. El lunes 21 de enero los y las trabajadoras realizaron una jornada de movilización llamada “Día sin obreros”, y marcharon hasta la plaza principal donde pidieron la presencia del Alcalde Mario López, de Morena (partido del presidente López Obrador), a quien exigieron dar respuesta a los reclamos obreros. En una auténtica maniobra para lavarse las manos, Mario López respondió que no tiene ninguna competencia.

12. A menos de dos meses del gobierno de López Obrador, este paro demuestra que la clase trabajadora en México está harta de la degradación de sus condiciones de vida y que está dispuesta a pelear por una vida mejor, a pesar de la burocracia sindical, de los partidos del congreso, y de la militarización. La lucha de los obreros y obreras de las maquilas no solo requiere de la solidaridad a ambos lados de la frontera, sino que puede inspirar a la clase obrera mexicana a ponerse de pie por sus demandas.

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