Trabajo de hormigas (San Luis Potosí)

Panorámica del Río Axtla en el municipio de Axtla de Terrazas.

Marie-Pia Rieublanc / Pie de Página

En la Huasteca Potosina, un grupo de personas convencidas de la importancia de defender su agua y su salud ante la amenaza del fracking se organiza para proteger la región de las ambiciones petroleras del gobierno federal. Gracias a su trabajo de presión y prevención, nueve municipios se declararon libres de fracking y 200 comunidades tienen actas de asamblea que prohíben esta actividad en sus territorios

AXTLA, SAN LUÍS POTOSÍ. – Axtla no está en la ruta de las maravillas naturales que los turistas suelen seguir para descubrir la Huasteca Potosina. Aquí no hay pozas ni cascadas. Pero hay una mansión extravagante pintada de rosa, azul y naranja que nada tiene que envidiar a la obra surrealista que Edward James construyó en el municipio vecino de Xilitla: el “Castillo de la Salud”. Brotado de la imaginación del cacique y herbolario local Don Beto Ramón, apreciado por el pueblo hasta su muerte en 2004, es el reino de la medicina tradicional y natural, donde decenas de personas llegan cada día para pedir consultas y comprar remedios. Desde la más alta de sus torres se puede leer “La Naturaleza Fuente de Salud, La Naturaleza Fuente de Vida” en un letrero detrás del cual resplandece el bosque mesófilo que alberga gran parte de las plantas curativas usadas en el laboratorio.

Al recorrer estos verdes montes vemos que son también fuentes de café y de una multitud de frutas como naranjas, plátanos, zapotes, chotes buenos para los riñones y lichis ricos para el paladar. En el ejido de Coamila, caminamos con el campesino nahua Fernando Hernández hacia su predio lleno de cítricos. Debajo de un montón de ramas y hojas, nos enseña con su machete la fuente de su angustia: un tubo instalado por Petróleos Mexicanos (Pemex) hace veinte años, durante una fase de exploración de hidrocarburos que duró seis meses en toda la Huasteca Potosina. La región está llena de estos puntos de perforación, unos realizados hace dos décadas, otros hace cinco años, después de la Reforma Energética que abrió el mercado petrolero en México a empresas privadas nacionales y extranjeras.

La invasión en marcha

Estas tierras son fértiles y mañana serán de mis hijos, por eso no quiero que se haga fracking aquí, porque está el riesgo de que contamine el agua y la tierra”, dice Fernando, y mira sus árboles frutales. No es paranoia. Este territorio tiene la mala suerte de ubicarse en la provincia petrolera Tampico-Misantla, una de las áreas “con las mejores condiciones para propiciar proyectos comerciales de aceite y gas no convencional”, según el Plan Quinquenal de Licitaciones para la Exploración y Extracción de Hidrocarburos 2015-2019 de la Secretaria Nacional de Energía (Sener).

Los hidrocarburos “no convencionales” son los que se esconden en formaciones rocosas muy profundas y sólo pueden extraerse mediante la técnica de la fracturación hidráulica, o fracking en inglés.”Ésta consiste en perforar pozos de hasta cuatro kilómetros de profundidad e inyectar a las rocas subterráneas entre 9 y 29 millones de litros de agua por pozo, según la Alianza Mexicana contra el Fracking. Estos son mezclados con productos tóxicos, para liberar los hidrocarburos. Por no existir métodos de tratamiento de las aguas residuales, se suele regresarlas al subsuelo, con el riesgo de contaminar mantos acuíferos.”

Según cálculos del colectivo de cartografía Geocomunes, los bloques de licitación para la exploración y extracción de recursos “no convencionales” ubicados en la Huasteca Potosina abarcan 389,769 hectáreas en 18 municipios, donde viven principalmente comunidades indígenas nahuas y tének. Desde 2015, Pemex tiene una asignación en el municipio de Ébano, ubicado entre la Huasteca Potosina y la Veracruzana. El pasado 3 de agosto, la amenaza se hizo más palpable cuando la Comisión Nacional de Hidrocarburos anunció que la asignación de Pemex había sido compartida con las empresas D&S Petroleum y DS Servicios Petroleros, pertenecientes a grupo mexicano Diavaz. Significaba la puesta en marcha del proyecto.

Fernando sabe que no solo Ébano está en la mira de las petroleras, ya que a finales de julio, agentes de Pemex y de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) entraron al terreno de un ejidatario de San Pedro, en el municipio de San Antonio –al norte de Axtla–, para realizar supuestas exploraciones sísmicas. “Afortunadamente, ya tenemos un acta de asamblea en nuestro ejido de Coamila que nos protege del fracking y con eso nos vamos a poder defender.”

La autoconsulta contra la mala fe

Coamila es uno de los 20 ejidos de Axtla dotados de actas de asamblea que prohíben el fracking. Van 200 actas levantados en toda la Huasteca Potosina, y faltarían 197 para proteger los 20 municipios que cuenta la región. “Cualquier exploración o explotación del subsuelo que implique atentar contra nuestros derechos fundamentales (…) será motivo de rechazo absoluto de nuestra comunidad entera, y no cuenta, ni contará, con nuestro consentimiento”, expone la primera cláusula de cada acta. El documento luego especifica que se rechaza “la técnica de la fractura hidráulica (también llamada fracking) para la extracción de gas y petróleo, por ser una actividad totalmente destructiva para nuestro medio ambiente.”

Estas actas de asamblea requieren un proceso de autoconsulta de largo aliento que llevan las comunidades organizadas de la región, en virtud de su derecho a la autodeterminación como pueblos indígenas. Las comunidades esperan que sirvan para protegerse de cualquier intento de compra de conciencia o de terreno por empresas extractivas, y para amparase si algún proyecto se activa en su territorio. “Autoconsultarse es su derecho porque el estado ha estado actuando de mala fé desde la Reforma Energética del 2013, negándose a consultar a las comunidades sobre los proyectos de extracción de hidrocarburos en sus territorios y todos los megaproyectos asociados”, defiende Rogel del Rosal, asesor de la Coordinadora de Organizaciones Campesinas e Indígenas de la Huasteca Potosina (COCIHP) y miembro de la Alianza Mexicana contra el Fracking.

Entre dichos megaproyectos está la carretera aprobada entre los municipios de Ciudad Valles y Tamazunchale, que según la COCIP podría servir para que las petroleras transporten maquinaria y pipas de agua. Están también dos nuevas termoeléctricas en Tamazunchale, donde ya existe una, y un gasoducto que transportaría gas de este mismo municipio hacia la juguera Citrofrut ubicada en Huehuetlán. Este último proyecto, a cargo de la empresa Enercitro, fue suspendido oficialmente en julio 2016 gracias a un amparo interpuesto por los ejidos de Chimalaco (municipio de Axtla) y Chalchitéptl (municipio de Matlapa). Sin embargo aparentemente se fue reactivado en mayo pasado. La empresa instaló nuevas señaléticas en un predio privado del ejido Rancho Nuevo en Axtla por donde pasa la obra, para marcar su territorio. Abajo de una calavera que alerta del peligro que representa la obra, aparece un número al cual se puede llamar en caso de emergencia, pero manda a buzón, y los vecinos aseguran que no han sido informados sobre los riesgos.

Municipios liberados

A Rogel, lo habíamos conocido durante nuestro primer reportaje en la Huasteca en agosto 2017. En ese entonces, dos municipios de la Huasteca Potosina se habían declarado libres de fracking. “Ahora van nueve: Xilitla, San Antonio, Ebano, Tamuín, Ciudad Valles, Tanlajás, Tancanhuitz, Tanquián y Tamazunchale”, enumera Rogel durante nuestra segunda visita en agosto 2018. Está multiplicando las reuniones para convencer al ayuntamiento de Axtla de firmar a su vez una declaratorio de municipio libre. “Este año fue prolífico porque el Plan Quinquenal está por llegar a su fin y se teme que muchos proyectos se aprueben antes de 2019, entonces las comunidades se organizaron para presionar con más fuerza a los presidentes municipales”, explica. Estas declaratorias prohíben el cambio de uso de suelo por parte de los municipios para proyectos de extracción de hidrocarburos, especialmente mediante el fracking.

Pero este fructífero trabajo de lobbying se tuvo que empezar de cero a partir del 1 de octubre, fecha en la que tomaron protesta los nuevos presidentes municipales electos. Los 18 nuevos alcaldes de los municipios afectados por el fracking en la Huasteca Potosina fueron presionados para pronunciarse en contra de este método durante su campaña, por lo que los defensores de la región esperan poder fácilmente obtener de ellos nuevas declaratorias. “No será complicado recuperar las nueve declaratorias y seguiremos buscando que los 18 municipios afectados se comprometan”, confía Rogel.

Fuera de los ayuntamientos, los defensores de la Huasteca desarrollan su trabajo de prevención con la población. Están en las calles y los plantones. El 25 de agosto, convocaron al “Cuarto encuentro regional de pueblos, ciudades y organizaciones en defensa del territorio, el agua y la vida” en la comunidad de Chimalaco, Axtla, donde acudieron unas 5 mil personas, tanto de las comunidades de la huasteca como del gremio científico, de esferas políticas y de otros estados como Tamaulipas, Veracruz y Chiapas. Allí rechazaron públicamente el fracking en la región y llamaron a su prohibición en todo el país. Después de cuatro años de estar organizando este evento de sensibilización, el primero de los cuales solo contó con 25 participantes, las hormigas sienten que ya tienen una base popular sólida.

Semillas de conciencia

También se hace fundamental el trabajo de concientización en las escuelas, a través de profesores involucrados en la lucha. Cuando llegamos sin avisar a la telesecundaria Carlos Longitud Barros del ejido de Temalacaco, en Axtla, tuvimos la sorpresa de ver que la profesora Virginia Pozos estaba hablando del tema a sus estudiantes. “Les digo a mis alumnos que lean sobre el fracking, que se informen sobre los daños que provoca, pero también que relacionen los hechos actuales con la historia de este sexenio, en el que el presidente ha vendido el país y nuestras riquezas, afectando a las comunidades.”

El tema no es nada abstracto en Temalacaco, donde a unos metros de la escuela, en un predio privado ubicado en la carretera hacia Tamazunchale, está un pozo de perforación. No fue realizado por Pemex, sino por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en 2014, bajo el pretexto de buscar agua para instalar un sistema de abastecimiento comunitario. “Al final, no encontraron agua sino petróleo, construyeron un sistema de agua a partir de un pozo que ya existía para decir que hicieron algo, y se fueron”, recuerda Julio César Argüelles Medina, director de la escuela. “No han regresado aún pero ya que saben que hay petróleo; aquí corremos el riesgo de que se haga fracking, y eso no sólo va a desplazar a la familia que vive al lado del pozo sino que nos va a afectar a todos.” Gracias al trabajo de autoconsulta comunitaria en curso, Temalacaco ya cuenta con su acta anti-fracking y se encuentra menos vulnerable ante las ambiciones petroleras.

Los defensores de la Huasteca saben que han ganado muchas batallas, pero aún no la guerra. Saben que los últimos meses del sexenio de Enrique Peña Nieto son cruciales, ya que el gobierno actual se ha dotado de herramientas poderosas para legalizar el despojo. El pasado 6 de junio, un decreto presidencial levantó vedas en 99 cuencas del país, incluso en la región hidrológica Pánuco, donde se ubican los ríos de la Huasteca Potosina, abriendo la posibilidad de que sus aguas sean concesionadas por empresas extractivas. Ya las comunidades de la región se ampararon contra el decreto que afecta el Pánuco, pero aunque el actual mandatario se va de los Pinos sin que hayan empezado los trabajos de fracking en la región, el 1 de diciembre no será el momento de bajar las armas.

El reto de amlo

El 5 de octubre, durante la visita de agradecimiento del presidente electo Andrés Manuel López Obrador en la ciudad de San Luís Potosí, una comisión representando a la COCIHP acudió al Congreso estatal para entregarle en mano propia una carta de compromiso anti-fracking que aceptó firmar. “Como sujetos de derecho público, y con base en el artículo 8º constitucional, le requerimos en sus atribuciones presentes y futuras: la cancelación de contratos y rondas de licitaciones de bloques petroleros que lesionan los derechos humanos y colectivo, la vida misma, los ecosistemas y la biodiversidad de la Huasteca”, dice la carta. Contiene otras exigencias como “la cancelación de cualquier exploración y explotación de gas y petróleo en yacimientos convencionales y no convencionales, en los que se aplica la devastadora técnica de extracción denominada fractura hidráulica”, “decretar la prohibición del fracking como se ha establecido en otros países desarrollados a fin de garantizar los derechos humanos de la población” y la cancelación de “megaproyectos asociados a la exploración y explotación de hidrocarburos en la región de la Huasteca.”

Sobre este ultimo punto, AMLO anunció durante dicha visita que la carretera Ciudad Valles-Tamazunchale sí se hará. Y si bien ha declarado que no habrá fracking bajo su administración el 1 de agosto en conferencia de prensa y reiteró su promesa este 5 de octubre, sigue negándose a echar abajo la reforma energética de 2013 y está decidido a impulsar la producción petrolera para que ésta llegue a al menos 2.6 millones de barriles por día al final de su sexenio. “El gobierno dice que no va a haber fracking pero no podemos confiar en ellos, porque no valoran la tierra, el agua y el aire”, lamenta Leopoldo Martínez Tomás, miembro de la Sociedad de Pueblos Indígenas AC de Axtla. “Nosotros no podemos permitir que violenten más nuestros derechos porque la naturaleza es parte de la vida y el agua es un bien común.”

El gran reto para este productor nahua es lograr la prohibición del fracking en todo el país. Por ello, no sólo se encarga de recorrer los ejidos de Axtla para levantar actas de asamblea, sino que también recolecta firmas en apoyo a la Iniciativa Ciudadana de Ley de Aguas impulsada por la coalición nacional “Agua para Todos, Agua para la Vida”. Este documento, cuya ambición es reemplazar la actual Ley de Aguas Nacionales, prevé la prohibición del fracking a nivel federal, entre otras medidas destinadas a privilegiar el uso del agua para el consumo humano en lugar de las empresas extractivas.

Otro desafío importante para Leopoldo y las organizaciones de la Huasteca Potosina es conformar un Consejo Regional y hacer valer ante la próxima administración su propio plan de desarrollo.

“Declaramos nuestra autonomía y libre determinación como un derecho absoluto para reconformar nuestra representación y formas de gobierno que mejor respondan para impulsar el desarrollo con base en nuestra identidad cultural y como sujetos de derecho”, acordaron los participantes en el encuentro del 25 de agosto en Axtla. Allí fijaron las grandes lineas de su plan de desarrollo regional que busca “fortalecer las capacidades comunitarias para el buen vivir y superar las políticas asistencialistas que las debilitan” y reactivar actividades agropecuarias y agroforestales orientadas a la soberanía alimentaria, impulsando las cooperativas de café y la apicultura por ejemplo. Además le apuestan al turismo sustentable y comunitario, la creación de un Fondo para el Desarrollo de Comunidades y Pueblos Originarios y un Centro de Estudios Superiores para el Buen Vivir que fomenta la formación pública y gratuita con “identidad cultural”, entre otras propuestas.

Este documento está en proceso de elaboración y proyecta fortalecer las actividades agropecuarias y forestales, impulsando las cooperativas de café por ejemplo, además de apostarle al turismo sostenible y una educación respetuosa de las diversas lenguas y culturas indígenas locales.

En su visita de campaña a la Huasteca Potosina en mayo pasado, AMLO había prometido volver. Los defensores y las defensoras de la región lo esperan con ese gran reto: mostrar si su mandato se caracterizará por el respeto de los pueblos indígenas, sus usos y costumbres y su autonomía, como lo prometió en su “Proyecto alternativo de nación”.

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