Ocho años de protestas para exigir un hospital digno en Guanajuato

El Hospital de Subzona 10 del IMSS en Guanajuato. Foto: especial

Verónica Espinoza/Proceso

GUANAJUATO, Gto., (apro).- Durante los últimos ocho años, el derechohabiente del Instituto Mexicano del Seguro Social Miguel (IMSS) Ángel Chacón Chavira ha desfilado por oficinas de prácticamente todos los niveles de gobierno; se ha plantado en varias plazas públicas –incluyendo el Zócalo de la Ciudad de México-; ha entregado oficios a funcionarios, gobernadores, diputados; ha tramitado amparos y demandas por una sola petición: mejores instalaciones para la atención médica en esta ciudad.

Difícilmente las actuales sedes de la Unidad de medicina familiar 50 y del Hospital general de subzona 10 cumplirían los lineamientos normativos de calidad y confort para el estimado de 70 mil derechohabientes, casi la mitad de la población del municipio.

Para esos 70 mil, la posibilidad de hospitalización se reduce a 20 camas e inmuebles en condiciones inadecuadas y rebasados en su capacidad.

Un dictamen de la Coordinación estatal de Protección civil -elaborado en respuesta a una de las muy insistentes gestiones de Chacón Chavira, en lo individual y como parte del Frente Cívico Guanajuatense fechado el 21 de abril de 2014 recomienda la reubicación del Hospital de subzona 10 “a un inmueble adecuado que garantice la seguridad de las personas y dé cumplimiento a la normatividad…así como a la vinculante a la protección civil”.

Este dictamen, firmado por el titular de la Coordinación estatal, Luis Antonio Güéreca Pérez, reveló que en la visita de inspección efectuada por el personal de esta instancia se detectaron factores de peligro y riesgo en el inmueble “debido a su diseño arquitectónico, estado de conservación y mantenimiento, distribución física de áreas y espacios insuficientes, falta de equipamiento, rutas de evacuación y salidas de emergencia adecuadas…”.

Además, refiere el documento, “el dictamen estructural del inmueble manifiesta algunas deficiencias que no han sido atendidas”, entre las que figuran instalaciones eléctricas deterioradas, espacios reducidos para el personal que labora en el lugar, la carencia de rutas de evacuación tanto para el personal como para los pacientes, la falta de equipos contra incendios suficientes ni los tipos de extinguidores adecuados, detectores de humo y calor insuficientes, falta de ventilación y señalética adecuadas, además de un programa de protección civil no actualizado.

En esa inspección, el personal de la Coordinación estatal de Protección civil también se encontró con que el tanque de combustible de la planta de emergencia “carece de una guarnición de contención en caso de derrame”, así como con un recipiente de gas L.P. con capacidad para 5 mil litros con fecha de fabricación de noviembre del 2011, “sin acreditar dictamen tanto del recipiente como de las instalaciones por la unidad verificadora”.

En este edificio, ubicado en el Centro histórico de la ciudad, la saturación del servicio por los 70 mil derechohabientes es notoria.

Atención deficiente. Foto: especial

En un documento del gobierno municipal de Guanajuato, elaborado a partir de un todavía inalcanzable proyecto para la construcción de una nueva sede para la Unidad de medicina familiar y el Hospital de subzona, se evidencia que “en números generales, se tiene una saturación del servicio que supera el 120% de uso de las instalaciones…y una ocupación del área de urgencias del 400%”, además de un promedio de ocupación hospitalaria del casi el 120%.

El hospital carece de servicios de hemodiálisis, medicina física y de rehabilitación, neumología, cirugía plástica y reconstructiva, tomografía axial computarizada y unidad de cuidados intensivos; las salas de espera son compartidas entre las áreas de hospitalización, urgencias y consulta externa, por lo que también están rebasadas.

“Esto obliga a trasladar a los pacientes a las ciudades de Silao o León, o la subrogación de los servicios”, señala el expediente del proyecto de una obra cuyo aplazamiento ya es de años y así seguirá al menos hasta el 2019 pues, aunque desde hace meses se cuenta con el predio donado por el gobierno municipal para su anunciada construcción, los enormes daños ocasionados por temblores registrados en la Ciudad de México, Chiapas, Morelos y Oaxaca obligaron al IMSS a reorientar el presupuesto destinado a nuevas instalaciones para recuperar varias clínicas que fueron destruidas por estos sismos.

“Es probable que (la construcción de la nueva Unidad de medicina familiar) arranque a fines de este año o se etiquete en cartera para el 2019, aunque también hay cambio de administración…teniendo ésta funcionando iniciaría la construcción del hospital”, se informó en la delegación estatal del IMSS en respuesta a Apro.

El proyecto del nuevo hospital de subzona prevé 90 camas, pero por ahora, aunque ya hay terreno, no hay fecha para que esté en servicio.

Una respuesta similar recibió en diciembre del 2011 Miguel Ángel Chacón, cuando le escribió al entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa para exponerle las condiciones en que operan ambas unidades de atención médica del IMSS.

Desde un Módulo de atención inmediata de la Coordinación delegacional de atención y orientación al derechohabiente, Chacón recibió un oficio firmado por el entonces delegado, Moisés Andrade Quezada, en el cual le informaba que, ya para ese año 2011 “la jefatura de servicios médicos contempló dentro de la cartera de inversión delegacional la construcción de un hospital general de subzona que sustituya al hospital no. 10, estando en espera de contar con la autorización de recursos y en la búsqueda de terrenos para tal fin”.

En ese entonces, la Unidad de medicina familiar 50 tenía como sede un antiguo edificio del Centro Histórico, una casa de varios niveles adaptada en lo posible, pero que a la larga representó más problemas por sus angostas escaleras, la imposibilidad de colocar o habilitar rampas para personas discapacitadas o de la tercera edad, la humedad, la falta de salidas de emergencia y el deterioro del viejo inmueble en general.

Así, la UMF 50 fue trasladada a un inmueble en comodato con la Compañía Minera El Rosario, ubicado en la zona de Cata, en uno de los accesos a la carretera Panorámica de la ciudad.
El sitio había sido utilizado como centro médico para los trabajadores mineros en esa zona en la que opera la compañía, pero se ha visto igualmente rebasado al recibir a los derechohabientes del IMSS, que a la fecha continúan siendo atendidos en ese inmueble.

Según lo previsto, la construcción de la Unidad de medicina familiar 50 con 10 consultorios tendría un costo de 62 millones de pesos, mientras que el Hospital de subzona 10 (con 90 camas) requeriría de poco más de 700 millones de pesos.

“No me regalan nada”.

En noviembre del 2016, en una de las tantas cartas y oficios enviados a funcionarios –ésta al gobernador Miguel Márquez Márquez- Miguel Ángel Chacón se preguntaba cómo sacarían a 20 enfermos hospitalizados, a sus acompañantes, al personal médico y trabajadores de un área de hospital que no cuenta con una salida de emergencia.

“He recibido indiferencia y una falta de sensibilidad social y humana, lo mismo que los derechohabientes que tienen que seguir, como yo, aguantando las condiciones de estos hospitales”, dijo Chacón a Apro. “Me he plantado en todos lados; durante el Festival Internacional Cervantino, para que nada más manden a los asesores del gobernador a hacer promesas para que me quite, y sigue sin pasar nada”, señaló.

“Ante la indiferencia de los servidores públicos ya informados de esta situación de riesgo –dice en uno de los escritos remitidos al gobernador- estoy tomando las providencias para hacer llegar mediante este escrito y la documentación correspondiente que sirva para presentar mi denuncia…ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos”.

Daniel Karam, José Antonio González Anaya y su sucesor, el actual candidato a gobernador de la Ciudad de México Mikel Arriola, también recibieron sendos escritos de Chacón Chavira.

Al actual alcalde de Guanajuato, Edgar Castro, Miguel Ángel Chacón le expresó su desacuerdo “con que se me siga engañando como a los miles de afiliados, con promesas que no se cumplen”.

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