CRÓNICA DE UN GRITO PARA ENCONTRARTE, NORMA DIANEY GARCÍA (Estado de México)

Texto y fotografías: Brenda Martínez Carrera / Revista Baladí

“¿Quién osa salir a marchar en pleno confinamiento por la pandemia de COVID-19, en un domingo, con el cielo despejado y el clima templado?”,  probablemente se preguntarían los automovilistas y espectadores que paseaban por el tianguis cuando un contingentepartió de avenida de Las Torres y esquina con calle Quetzalli, en la colonia Orfebres, Chimalhuacán, Estado de México. Encabezado por Lourdes Arizmendi y la Red de Mujeres del Oriente del Estado de México que Luchan, junto con familiares de otras víctimas de desaparición, escoltadas por algunas patrullas mientras que el  “Coyote” sobrevolaba la zona.

“¿Dónde estás?”, gritaba Lourdes Arizmendi, cansada de hacerlo desde hace ya  tres años. Una mujer aguerrida con una voz tan potente que sus palabras te atraviesan el alma. Sus ojos delatan el insomnio, el deterioro de su salud y el rompimiento de los lazos familiares, las caminatas eternas desde que desapareció su hija, Norma Dianey García.

Dianey tenía 24 años cuando salió a trabajar al Coppel ubicado en laCalzada Ignacio Zaragoza el 15 de enero del 2018. Se comunicó con su mamá para avisarle que llegaría pronto a cenar, sin embargo, eso nunca ocurrió.

“¡Norma, escucha tu madre está en la lucha!”, exclamaban las mujeresesperando que esta consigna, se escuche hasta donde ella esté.

La primera parada fue frente a la Unidad Especializada Contra la Violencia Intrafamiliar y de Género (UEPAVIG). Aquí fue donde Lulú, como le dicen sus amigas, descubrió que las autoridades realizaron omisiones en el caso de la desaparición de su hija.

“Salimos a gritar a las calles porque queremos que todas nuestras mujeres puedan ir a su trabajo, salir a la tienda y que no tengamos miedo de que algo les suceda”, vociferaban las manifestantes sobre avenida de Los Patos.

El corazón se estremece porque Lourdes no era la única madre o abuela que perdió a sus seres queridos, por eso ni siquiera el COVID-19 detuvo a las colectivas que se dieron cita para acompañar a los familiares como Colectiva Nos Queremos Vivas Neza, Colectivo Cultural Chimalhuacán, Sueña Dignidad. No es que no les preocupe enfermar pero ellas saben que las mujeres corremos peligro cada instante.

Aunado a esa sensación está el olor y la desolación de la última parada de la marcha: Las Cruces en el Canal Río de la Compañía, entre los límites de Nezahualcóyotl y Chimalhuacán, donde las autoridades se echan la bolita porque nadie se quiere hacer responsable. Un canal de aguas negras en el que los cuerpos de algunas mujeres han sido encontrados.