“La música tradicional es resistencia y memoria”: los Tlacuaches del Sur en el Rincón Zapatista (CDMX)

Colectivo Grieta

En el mes de celebración del 36 aniversario del nacimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el pasado 9 de Noviembre, se presentó el video documental “Concierto Musiquero” en el que se registró el concierto realizado en el CIDECI, el pasado 15 de abril de 2018. Ademas se invitó al grupo musical los Tlacuaches del Sur, quienes incorporan y recuperan los ritmos y sones tradicionales de distintos lugares de México.

El día del evento, los miembros de Tlacuaches del Sur, contaron su historia y hablaron de lo que representa la recuperación de música tradicional para ellos.

El grupo inició en un taller musical que se organizó a partir de una materia optativa en la ENAH (Escuela Nacional de Antropología e Historia). El taller se llama “Taller de Practicas Instrumentales Mexicanas”. Este espacio ya tiene 4 años trabajando donde estudiantes, profesores y trabajadores, de distintas edades se reúnen para aprender a tocar instrumentos y música tradicional mexicana. Cuentan cómo han tocado sones de arpa grande de Michoacán y Guerrero, sones jarochos, sones huastecos y también música de Mariachi. El esfuerzo está en aprender a tocar música tradicional del país, ésa que se pasa de generación en generación pero que está amenazada de muerte por los distintos procesos en los que el capital asedia a los pueblos y la cultura tradicional.

Contaron que ese es el caso del Son Planeco y el Son Calentano, que, platican, es música que “tristemente, a partir de la violencia y de la migración” está en peligro de desaparecer. Ahora hay muchos menos músicos que se se dedican a ello.

Una de las integrantes del grupo comentó que la materia se ha vuelto muy importante en la escuela porque en la ENAH se dedican a estudiar el quehacer de los seres humanos dentro de la cultura, y el taller y la recuperación de la música tradicional, así como el trabajo de campo y de investigación, los ha acercado a conocer a los actores sociales que hacen posibles estos géneros musicales.

“La música son historias. La música te cuenta la vida de las personas” dice una compañera, al reflexionar sobre la importancia de la recuperación de la música tradicional. “La música es información que la gente da de la vida de los pueblos. A partir de una canción puedes conocer la vida, cómo se piensa. Puedes conocer la geografía, las aves y el bosque. A veces, la música tradicional forma parte de la resistencia porque habla de lugares que ya no existen, porque entran proyectos mineros o hidroeléctricas y destruyen los lugares. La música es resistencia.”

Y también es memoria. Una compañera dijo: “Yo le daría más un sentido de memoria y resistencia: si bien nosotros no formamos parte de los grupos que nacieron con la música que tocamos; es música que está desapareciendo y entonces tocar en un lugar en donde hay resistencia política es importante.”

Las compañeras del grupo también hablaron sobre cómo han aprendido muchas cosas a lo largo de su participación en el taller: no sólo han aprendido a tocar instrumentos (ya que ninguno de ellos es profesional de la música), sino también han aprendido y están aprendiendo a organizarse y a trabajar en colectivo. Una compañera dijo: “Ninguno de nosotros somos músicos: pero algo muy valioso de la música tradicional es que es muy accesible. La música tradicional es muy así, hay muchas formas de participar: tocando o bailando.” Y alguien más complementó: “La música también es una forma de organizarnos. Nos dimos cuenta cuando hicimos los fandangos que, si nos ponemos de acuerdo, podemos realizar cosas en común, un trabajo colectivo.”

También dijeron: “Pienso que la música es otra forma de seguir arañando y pegándole al muro. Si uno se pone a escuchar las letras de la música tradicional, pues al final hablan de otras maneras de existir: del campo, de la relación con la naturaleza, de las relaciones humanas. La música también nos abre una ventana a la diversidad cultural, por eso nos da mucho gusto poder estar aquí. Además, la música también es una forma de sensibilizar a la gente. Es una vía para contar lo que está pasando en el mundo. Y puede ser un vehículo para platicar de las resistencias y las luchas dignas que existen.”

Ya para cerrar la plática, otra compañera recordó las palabras de Víctor Jara: “Yo no canto por cantar ni por tener buena voz, canto porque la guitarra tiene sentido y valor.” Y afirmó que eso era algo importante y que no se le debería olvidar a los colectivos que hacen música.